1. EL SUEÑO

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Tras la muerte del Sapo, Bárbara Guaimaran logró huir de la justicia con la ayuda de todas esas personas que ella creyó que la odiaban.
En su corazón nacía tímidamente una esperanza. La posibilidad de volver a empezar.
Pero ella decidió marcharse. Irse lejos de esas tierras que tanto le habían dado, en la que fue tan feliz, pero que a la vez, tanto le habían quitado, en la que más sufrió y lloró.
El día de su partida, se despidió de su hija Marisela,
- Vas a volver?- preguntó Marisela mirándola a los ojos
- No, nunca regresaré. Mi tiempo se ha cumplido y debo marcharme- respondió Bárbara con una cálida sonrisa
- Me escribirás?-
-No- acarició el rostro de la joven
- Entonces como sabré que estás bien?- preguntó Marisela con los ojos aguados
- Todas las mañanas, cuando el sol comienza a asomar, mira el horizonte, yo estaré allí. Y si me necesitas hablar, yo siempre estaré aquí - posó su mano en el pecho de su hija- en tu corazón. Si lo sabes escuchar, entenderás mis mensajes-
Marisela rompió en llanto y la abrazo con todas sus fuerzas
- Te amo mamá-
- yo también te amo hija- Bárbara dejó caer unas lágrimas.
El tiempo corría rápido.
Bárbara sonrió con ternura.
Tomó su bolso y subió al bongo.
No quiso mirar atrás.
Prefería irse con el recuerdo de aquel "Te amo" que Santos le había regalado la noche anterior.

Prefería irse con el recuerdo de aquel "Te amo" que Santos le había regalado la noche anterior

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Sintió como la tristeza la inundaba, se abrazó a si misma y cerró los ojos.
De repente oyó un grito
- Bárbara!!!-
Ella abrió los ojos y lo volvió a oír
- Bárbara!!-

Esa voz. Era él.
Santos corría por la playa siguiendo al barco
- Bárbara!!! - volvió a gritar.
Ella sintió un inmenso deseo de bajar y correr a sus brazos. Pero no podía hacerlo. La decisión estaba tomada. Ella debía irse.
- Bárbara!!!- más que un llamado sonó a una súplica.
Bárbara vio de reojo como Santos se dejaba caer de rodillas en la arena, mientras alzaba los brazos, seguía gritando, pero ya no lo oía.
Cerró los ojos. Ese ya era su pasado.
Pasó varias horas navegando por el río, hasta que llegó a la misión.
El hombre que navegaba el bote la ayudó a bajar su equipaje. Ella le dio algo de dinero y le hizo jurar por su família que jamás diría donde la dejó. El hombre se lo prometió con la mano en el corazón.
Ella se sentó en la orilla y vio como el bongo se alejaba.
Se abrazó a sus piernas flexionadas y se permitió llorar.
- papá- sollozaba
-Vieja... indio... Asdrusabal... si estuvieran aquí...-
Una ola de recuerdos la abrumó. Lloró hasta quedarse dormida.
Mientras tanto en el Arauca, Santos sentía que el corazón iba a salirse de su pecho.
Comenzó a llorar, no sabía si era de tristeza o de bronca, pero necesitaba llorar. Se quedó en esa playa hasta entrada la noche. Miró por ultima vez el río y se marchó para Altamira.
En la hacienda Marisela lloraba en los brazos de Cecilia.
- tía... por qué?- hipeaba
Santos entró a paso lento.
-Santos!!- Marisela corrió hacia él. La abrazo y cerró los ojos. Estaba muy revuelto por dentro. No podía articular palabra.

- Marisela por qué no subes a recostarte? Yo te subo un té en un rato- Dijo Cecilia.
-Está bien- dijo la joven. Se alejó un poco de Santos y lo miró con ternura
- te espero arriba-
Él sólo asintió con la cabeza.
Cuando ambas mujeres se habían ido. Se metió al despacho. Cerró la puerta, su respiración se aceleró y tomó lo primero que encontró y lo estalló contra la pared.
- Qué me pasa?- dijo entre dientes.
Rodeó el escritorio y se dejó caer en la silla
- No te mentí, sí te amo Bárbara- pensaba en voz alta
-Pero Marisela es mi sol, mi luz, mi salvación. Por eso también la amo-
Respiró hondo
- la amo?- fijo su mirada en la puerta y fruncio el ceño.
-realmente lo que siento por Marisela es amor? O es algo más? Algo distinto y yo me estoy confundiendo?- se llevó las manos a la cara.
-Ah.... Dios mío. Qué me pasa?- suspiró.

Doña Bárbara 2 : Nueva OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora