"Pista"

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Jamás en la vida pensé que diría esto, pero el amor es una mierda, le había confesado a la chica que más quería todo lo que sentía por ella, ¿y qué hizo? Agarro todo, lo partió en millones de pedazos, le disparó, lo pisoteo lo escupió, lo quemo, todo al mismo tiempo. Lo que sentía eran unas malditas ganas de golpear la pared y si fuera posible partirla y luego continuar con lo que se me encontrase en el camino, estaba furioso, pero también dolido, nunca en la vida me había sentido así, y lo odiaba, hubiese sido preferible que me disparara, a que me hiciese sentir así. Y lo peor no terminaba ahí, lo que más rabia me daba era que el estúpido de Lewis se había metido en todo y se había quedado con ella― ¡Mierda! ―le hubiese tirado un puñetazo, pero eso solo hubiese lastimado a Ritania.

No lo entendía, no entendía nada, yo no había hecho nada malo, no había perdido la memoria, ella sí. Ni siquiera me había dejado explicarle, yo sabía quién era y no sería capaz de hacer lo que ella dijo, podría apostar mi vida en ello. Ahora no quería que me acercara, ni que le dirigiera la palabra, ¿cómo rayos se supone que sería todo entonces? ¿Me ignoraría y viceversa? ¿Se cambiaría de colegio? ¿Se convertiría en la novia de ese sonrisa perfecta? Todo esto debía de ser una pesadilla, seguramente era eso, o sino un completísimo error.

― ¿Hola? ―conteste el teléfono cuando hubo interrumpido mis cavilaciones.

―Dante ―la voz de Gaby estaba al otro lado de la línea―, tenemos que hablar urgente, Ritania no está en casa, hace días que no contesta el teléfono...

― ¿Donde estas? ―lo que faltaba, que hubiese huido por mi culpa, no había tiempo y debía remediar lo que había hecho, o mejor, lo que no había hecho.

― ¡Ven a casa de Ritania, apresúrate, su madre está desconsolada!

― ¿Su mamá está ahí? ―me aclaré la garganta y continué― Allá voy.

Cuando entre a la casa había un extraño ambiente, por el aspecto pareciera que no se hubiese limpiado desde que tuvo lugar la fiesta, hace dos días.

―Dante ―la madre de Ritania vino a mí tan rápido que no tuve oportunidad de saludarla como era debido, ya que ella al verme me envolvió en un abrazo desesperado, como si se tratase de una persona más de la familia y hallara consuelo en esa acción.

―Buenos dias, cuentenme, ¿cómo es eso de que Ritania no contesta? ¿Desde hace que tiempo ocurrió? ¿Cuándo se dieron cuenta de que no estaba en casa? ― hable lo más tranquilo que pude, lo mejor sería intentar mantener la calma, aunque la realidad fuese la "desesperación" apoderándose de mí.

―La noche de su cumpleaños no la vimos después de las doce, suponíamos que estaba contigo o con Eliot, conversando o algo por el estilo ya que también desaparecieron ―respondió Alexa nerviosa mientras mordía sus uñas.

―Intentamos llamarla al día siguiente en la tarde, pero no contestaba el celular y nadie respondía al teléfono de la casa, decidimos no molestarla y esperar a que ella nos llamara ya que creímos que estaba en una especie de cita con alguno de los dos. Luego esta mañana nos llamó la señora Vernabell preguntando por Ritania, nosotras no sabíamos nada así que nos preocupamos y vinimos para acá, la casa estaba tal y como la habíamos dejado ese día, su teléfono está apagado en su habitación, no encontramos nada de ella, como si hubiese desaparecido.

― ¿Ya llamaron a la policía?

―Dijeron que tenían que pasar setenta y dos horas para presentar un caso de desaparición, ya que posiblemente se trataba de una fuga por capricho adolescente ―Gaby estaba totalmente seria, nunca la había visto así, tratándose de su mejor amiga la comprendía―. No sabíamos a quién llamar, preguntamos al grupo de Whatsapp del curso, nadie sabe nada de ella y como tú no estás en él, te llame, Eliot tampoco contesta, su ama de llaves dice que se fue de viaje, no sabemos a quién mas preguntar ―todo esto me parecía raro, la última vez que había visto a Ritania fue en su habitación, y ella estaba con Lewis...

― ¿A dónde viajó Lewis?

―Su ama de llaves no sabe, dice que el día en que hicimos la fiesta estaba con sus maletas en el coche, tampoco sabe cuándo regresará.

―El día del cumpleaños yo hable con Ritania, las cosas se complicaron porque tuvo una crisis, de pronto decía cosas irracionales, me echó de la casa, intente convencerla de ir al médico pero no me dejo, Lewis entró en la habitación y yo me fui, fue la última vez que la vi.

― ¿Qué hacías en su habitación? ―su madre me miró con expresión diferente, inquisitivamente.

―Le estaba dando su regalo, un relicario, además le hice una... una confesión de amor ―sentía que mi rostro enrojeció ante tal confidencia, pero teníamos que ser claros para no crear confusiones...

― ¿Tú crees que escapó con ese tal Eliot?

―Conociendo a Ritania como es, no la creo capaz, pero ese día ella no estaba bien, no sabría decirle... Aunque ahora que lo menciona, siento que ya he visto a Lewis antes en alguna parte, no estoy muy seguro pero su cara se me hace conocida, y no puedo negar que por alguna razón no me cae muy bien que digamos.

― ¿Estás seguro? ¿Y no sabes dónde puede estar? Como están las cosas, él y tú son los principales sospechosos, fueron los últimos que tuvieron contacto con ella.

―Mis más sinceros respetos señora, pero yo jamás le haría el mínimo daño a Ritania, sino ya le hubiera partido la cara a ese...

―No es momento de alterarse ―interrumpió.

―No, no sé donde estará, hay que rogar porque esté sana y salva donde quiera que se encuentre. De todos modos iré a investigar si le parece, si esperamos a que la policía haga algo podría ser demasiado tarde...

―Está bien, de todos modos te rogaría que tuvieses el celular encendido para cualquier cosa.

―No hay problema, Gaby, Alexa, sigan preguntando en todos los medios que tengan, Facebook, Instagram, Twitter, lo que sea, y si ven algo sospechoso o incluso, sospechan de alguien, haganmelo saber y anótenlo, puede ser de ayuda, me voy, no hay tiempo que perder ―ambas asintieron con decisión y pusieron manos a la obra, la señora Vernabell se dispuso a hacer refrigerios.

―Dante ―me hablo esta última antes que atravesara la puerta― tráela a salvo ―un silencio lleno la sala, ella lo había dicho como si todo estuviese en mis manos y supiera que hacer, solo hice un leve asentimiento y salí.

¿Por dónde comenzaría? No tenía ni la más mínima idea, lo que hice primero; fue ir a casa, pensaría mucho mejor encerrado en mi habitación, pegue la puerta con llave, cerré las cortinas y medite más a fondo. Sabía que había visto a Lewis antes, no sabía donde pero lo había visto, estaba el noventa y nueve por ciento seguro. Luego, Ritania había estado con él cuando yo me había ido, y por la información de la ama de llaves, sus maletas estaban en el auto ¿Por qué viajar en periodos de clases? Todo se me hacia tan obvio pero a la vez sin sentido. Tome asiento y me puse a hacer garabatos en la primer hoja que encontré, solo necesitaba saber un dato, nada más, a partir de ello todo sería más fácil...

Le di vuelta a la hoja que garabateaba, como si fuese un truco de magia todo concordó, en mis manos tenía nada más ni menos que una de las hojas del diario de Ritania que había encontrado el día en que me había mudado a este vecindario, la había guardado porque tenía miedo que ella se enojara si la devolvía. Fueron sus manuscritos los que hicieron que pudiera recordar todo. Salí corriendo de casa, tropezar con algún mueble era lo de menos en ese momento, tomé el teléfono y marque mientras encendía el motor del coche.

―Se donde puede estar, tiene que llamar a la policía. ¡Ritania está en peligro! ―me adelantaré, que vayan al laberinto que está en el colegio ―sin darle oportunidad de que respondieran colgué. ¡Mierda! Ya sabía de dónde conocía a Lewis, eso era malo, muy malo, si algo le pasaba a ella, el maldito me las pagaría, ya me había alejado de ella una vez, no permitiría que lo hiciera otra vez―. Por favor Dios, que este bien, solo te pido eso ―eleve una plegaria al cielo para que me escuche.

EfervescenciaWhere stories live. Discover now