Deseos

2.1K 270 102
                                    


Cuarenta y ocho horas habían pasado y todavía podía sentir la calidez de ese beso inesperado. El resto de ese día no pudo dejar de pensar en eso. Había dejado de ir al hospital y en esos dos días tuvo suerte de no haberlo visto en el edificio. Necesitaba no verlo para aclarar sus ideas. Las puertas del elevador se abrieron, soltó un chasquido, dio la vuelta y comenzó a caminar al lado opuesto. Su suerte había terminado.

- ¡Espera, espera! - Salió del elevador.

- ¡Aléjate de mí, pervertido! - Se dirigió a las escaleras.

- Vamos Tsukki. Sólo fue un beso - Lo siguió.

- No sólo fue un beso - Aceleró el paso.

- Claro que sí. Ni siquiera fue uno grande, espera... No me digas que fue tu primer beso.

Tsukki paró en seco, lo fulmino con la mirada y siguió subiendo las escaleras.

- Entonces sí lo era.

- Cla... claro que no - El rubor en sus mejillas lo delató.

- Por supuesto que sí - En su rostro se formó una sonrisa y comenzó a reír.

- Deja de reírte.

- Perdona. Pero... jaja... No creí que fuera tu primer beso.

- ¡Bien, sí lo era! ¿De acuerdo? Búrlate. Ya no me importa.

- Pero que dices. Ja, ja. No estoy riendo con burla. Rio de felicidad.

- Claro. Y yo le sonrío a todo mundo.

- Es verdad. Saber que fui el primero en sentir esos suaves labios tuyos me llena de regocijo.

- No digas esas cosas.

- Está bien, está bien. ¿Pero, por eso me has evitado?

- No te he evitado.

- Claro que sí. No has ido al hospital y Hana te echa de menos.

- He estado muy ocupado.

- Claro. Y yo soy un gruñón.

- Ah - Caminó por el pasillo - Olvidémoslo ¿Quieres?

- Vamos, yo sé que te gustó.

- ¿Estás loco?

- ¿Por ti? Sí - Tsukki rodó los ojos molesto y se dispuso a entrar a su departamento - Bien, lo siento - Se disculpó - Por cierto - Le entregó una hoja - Ten. Es para ti.

- No quiero una confesión escrita.

- No es una confesión escrita, que no es mala idea pero es una invitación de Hana.

- ¿Invitación?

Mientras Tsukki le prestaba atención a la hoja con dibujos y letras, Kuroo habló.

- Quiere invitarte al Tanabata que se hace en el hospital. Es muy divertido. Hay juegos, comida y talleres.

- Es dentro de una semana.

- Comienza en el atardecer, así que no llegues tarde - Tsukki siguió intentando descifrar los escritos coloridos de la pequeña - Di que iras.

- No me gustan los lugares donde hay mucha gente.

- Entonces no vayas. Ah... - Suspiró - pobre Hana. Estaba muy feliz de que su amigo iba a estar con ella. Bueno, tendré que romper su pequeño y frágil corazón.

- De acuerdo. Estaré allí - Se molestó por la forma en que se dejaba manipular - Pero sólo un rato - Entró a su departamento.

- Se pondrá feliz - Sonrió - Entonces... Tsukki - Su expresión se ensombreció - Necesito preguntarte algo importante.

Confesiones En El ElevadorWhere stories live. Discover now