Cambios

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— Entonces — Habló la pequeña mientras mordía la galleta — ¿Ustedes son novios?

— SÍ.

— ¡No!

Ambos se miraron y Kuroo sonrió — Es que le da penita aceptarlo —Le dijo a la pequeña de siete años.

— E... eso no es cierto.

— Ku-chan ¿Me puedes contar de nuevo como se conocieron?

— Claro — Terminó de comer su galleta en forma de gato — Veras, hace un mes después de tu operación yo estaba...

Mientras ellos seguían hablando Tsukki pensó mejor la situación en la que se encontraba. Desde aquella declaración Kuroo lo buscaba en todo momento. Qué parte de "no somos más que vecinos" no le quedaba claro.

— Bien — Miró su reloj — Debo irme — Revolvió el cabello de la pequeña, tomó otra galleta y le beso la frente a Tsukki — Es hora de salvar vidas.

— Que bonitos se ven juntos — Habló la pequeña una vez solos.

— Por supuesto que no.

— Claro que sí, jaja.

— Por cierto — Intentó cambiar el tema — Dónde están tus padres.

— ¿Eh? — Se sorprendió.

— Te he visitado ya un mes y sigo sin conocerlos.

— Ah... bueno... — Guardó silencio — Mis padres siempre están de viaje y sólo los veo de vez en cuando. Así que es poco probable que los encuentres pero está bien. Tengo a Ku-chan.

— Eres muy apegada a Kuroo-san ¿Verdad?

— Desde siempre he estado en el hospital y los niños que se quedan conmigo se van después de un tiempo, así que Ku-chan es uno de mis pocos amigos.

—Ya veo — Se sintió un poco triste.

— Pero ahora es diferente porque te tengo a ti.

— ¿Eh?

— ¿O no quieres ser mi amigo?

— No, no es eso. Claro que me gustaría.

— Entonces está decidido — Sonrió la pequeña de cabello negro — Oficialmente ya eres mi amigo — Se acercó y beso su mejilla — Tsukki-chan — Miró el reloj de la pared — ¿No es hora de que vayas a trabajar?

— Pero... — No quería dejarla sola.

— Yo estoy bien — Sonrió — Ku-chan y las enfermeras siempre me acompañan.

— Bien, entonces me voy. Descansa Hana-chan.

— ¡Que te vaya bien en tu trabajo Tsukki-chan! — Gritó y Tsukki no puedo evitar regalarle una sonrisa.

El día que le llevó el Shortcake esperaba verla tranquila y un poco cansada por la operación. Nunca pasó por su mente la imagen de una pequeña con energía, jugando cartas con los médicos y apostando caramelos. Ella se alegró al ver el postre, platicaron un rato y en el descanso de Kuroo los tres festejando su cumpleaños atrasado.

Le llevó el pastel y convivió con ella. Eso iba a ser todo pero cuando Hana le pidió volver a verlo no pudo negarse. Desde entonces comenzó a visitarla en sus días libres. En ese tiempo convivió con los demás pequeños, con algunos médicos y para su mala fortuna con Kuroo también. Bien podría dejar de ir pero sabía que si lo hacía ella se pondría muy triste. No es que le gustara convivir con niños, la verdad era que no los soportaba pero había algo en ella que hacía quererla ver sonreír, aún si tenía que soportar al su molesto doctor.

Confesiones En El ElevadorWhere stories live. Discover now