─No ─sonreí ─Supongo que poco a poco me iré habituando y conociéndolo todo.

─¡Claro! Pero si ves que voy demasiado rápido me frenas. Te doy permiso.

─Está bien ─acepté, escuchando nuevamente el sonido del ascensor, anunciando nuestra llegada al primer piso.

─Vamos a conocer el jardín. Allí están algunas de las enfermeras que quiero presentarte. Con ellas deberás contar siempre que necesites algo, son las que más relación directa tienen con los usuarios.

A medida que la doctora me daba su breve explicación, casi sin darme cuenta, llegamos a la puerta principal que daba acceso directo al jardín. Entonces me di cuenta de que no era tan difícil acceder como había creído antes, se encontraba a penas unos metros pasando el ascensor.

Una vez allí, observamos lo mismo que pude ver minutos atrás desde la ventana; un importante número de personas, algunos paseando, otros leyendo bajo la sombra de algún árbol casi deshojado, otros compitiendo en algún juego de mesa. Todo aparentemente muy... normal.

─¿Te sorprende tanta normalidad? ─preguntó de pronto.

La miré y no pude evitar sonreír algo confusa.

─Sinceramente, sí... ─acepté incluso avergonzada ─Hay mucha más tranquilidad de la que esperaba.

─Normalmente este es un lugar muy tranquilo. Los usuarios están siempre bajo medicación y aunque no te voy a mentir y te advierto, que en estos meses, te tocará vivir bastantes crisis, por lo general, obviando esos momentos, esto es así usualmente. Por eso siempre me escucharás referirme a La Cascada como un centro o una residencia. Esto no es un hospital psiquiátrico, simplemente es un lugar dónde intentamos que personas con alguna enfermedad mental de cualquier tipo, convivan en armonía y lleven una vida lo más normalizada posible. Hay algunos que son muy independientes, les gusta leer bajo la sombra de un árbol y que nadie les moleste. Otros, sin embargo, tienen la continua necesidad de estar acompañados y se pasan el día jugando entre ellos. A otros, incluso los verás andando solos y hablando como si estuvieran acompañados, pero no molestan, ni hacen daño a nadie.

Aunque la doctora continuaba hablando, sus palabras comenzaron a perderse en algún lugar de aquel inmenso jardín, en el momento en que mis ojos se encontraron por tercera vez con esa muchacha. La culpable de que mis documentos salieran por los aires cuando llegué y la misma que minutos antes estaba observando a través de la ventana del despacho.

Se encontraba en el mismo lugar, sentada en aquel banco y mirando al frente, como si nada de lo que hubiera a su alrededor consiguiera perturbarla. Ni siquiera esa enfermera que, junto a ella, parece estar diciéndole algo mientras sostiene una bandeja.

─...Y otros, como ves... ─volvió de pronto, la voz de la doctora ─Simplemente te ignoran y hacen como si no existieras.

Hice un esfuerzo sobrehumano para que mi mirada se apartara de esa chica y poder dirigirme hacia Marta, expresando con mi ceño fruncido, la profunda curiosidad que estaba comenzando a nacer en mi interior.

─¿Por qué? ─es lo único que me atrevo a preguntar.

Ella se encogió de hombros y observó de nuevo la imagen de la enfermera tratando de mantener una conversación con la chica, pero siendo completamente ignorada. Parecía que ni siquiera se daba cuenta de que había alguien a su lado.

─Algunos pacientes pasan por ese proceso cuando ingresan en el centro. No quieren estar aquí. Es un cambio muy brusco en la vida de una persona y produce una especie de shock, que te demuestran con su más absoluto silencio... Pero poco a poco, se van habituando y entienden que quizás este sea el mejor lugar donde puedan estar. Aunque lo de Anahí, es completamente distinto. No lleva interna demasiado tiempo, pero se niega a pronunciar una sola palabra con alguno de nosotros. Ni siquiera te mira... es como si, simplemente no existieras. Y no está en ese estado de shock que te mencionaba. Ella sabe perfectamente donde se encuentra y por qué llegó a este lugar. Siempre la verás haciendo algo; leyendo, escribiendo en su cuaderno o simplemente escuchando música... Pero nunca la verás con alguien. O al menos no, hasta que ella así lo decida.

La Luz De Tu MiradaWhere stories live. Discover now