A solution for a Jealousy

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Hoy nos tocaba volleyball. No quiero presumir, pero soy bueno en este deporte. El profesor nos juntó de a dos. Por un momento, todos pensamos que podíamos elegir a quién quisiéramos -yo elegiría al amante del Sake, por supuesto-, pero esta vez, él armó las parejas. Al principio, pensé que todo esto lo estaba soñando y le dije que me lanzara agua fría a la cabeza. Se rió, destapó la botella, y me mojó con la poca agua que contenía. Él se reía, pero nada me hacía más feliz que verlo reír. Jugué con él igual, mojado y riéndonos, los dos.

Len es muy bueno jugando, quizás al estar embobado con su belleza, me hacía poner más torpe de lo normal y por eso, la pelota se iba a cualquier lado. Logré que esta, le golpeara a Meito en la cabeza. Len y yo reíamos, de verdad, disfrutaba mucho su compañía... me hacía feliz. Puedo decir... que nos llevamos bastante bien.

Len gritaba desesperadamente mi nombre, acompañado de la palabra... ¿Cuidado? Giré mi cabeza, pero no fui lo bastante rápido, una pelota golpeó mi bello rostro.

Me estaba mareando, el golpe había sido muy fuerte. Me senté en el suelo, mientras me tapaba la cara. Me duele.

-¡Profesor! ¡Profesor!- llamaba una voz aguda. Supuse que era el chiquillo del cual me enamoré. Él se preocupa por mí, pero aun así... No debe corresponder mis estúpidos sentimientos.

-Pero que mal estás...- decía burlonamente Meito. De seguro fue él. Él me golpeó con el balón, como una venganza porque yo lo golpeé. -Oh cielos... Tu nariz sangra. Ven, hay que llevarte a la enfermería.

Meito y, con ayuda de otro alumno denominado por el profesor, Luki, me ayudaron a pararme, mientras que uno me tomaba de las manos y el otro de los pies. Una situación bastante embarazosa diría yo ¡Y Len estaba observando todo! Siento mi rostro arder, ¿Me sonrojé? Definitivamente.

-¡Bájenme!- ordené

-No podemos... Tu nariz sangra, imbécil.- me contesto de la manera más educada que pudo Luki.

Observé en dirección a donde se encontraba Len. Él... está riendo, nuevamente. Qué lindo e inocente se ve. No te preocupes, yo te haré sonreír.

Al día siguiente, me lo encontré frente a su casillero, guardando sus cosas. Su rubio cabello estaba desordenado, no lo llevaba así siempre. Él decía que se tomaba su tiempo para que estuviera bien peinado, pero hoy no era así. Bostezaba. Grité su nombre. Al girarse, noté bajo sus hermosos ojos celestes, ahora sin ánimos, unas ojeras. Anoche no había dormido bien.

Aunque estuviera en ese estado, me acerqué igual. Después de todo, era mi preciado amor platónico, debía amarlo como sea que se vea, a pesar de que él no sienta lo mismo por mí.

-Tu cabello está despeinado ¿Por qué se ve así?- lo interrogué.

-¡Shh! Es un secretito.- sonrió mientras ponía su dedo índice en medio de sus dulces labios.

Esa actitud. De verdad que me mataba. Me hacía llegar a imaginar que los osos de felpa hablan por sí mismos y me comparten de su leche con galletas ¡El amor es hermoso! En cualquier momento, mi impulso por besarlo no voy a poder controlarlo más y acabaré haciendo algo que, quizás, él luego me odie por hacerlo. Me pregunto qué clase de secreto será... ¿Un examen? Que recuerde no hay ninguno hoy.

Cuando dejé las cosas en mi casillero, iba a dirigirme al salón, como todo mundo, pero algo me detuvo. Un llanto desgarrador. Me acerqué al pasillo, escondiéndome detrás de una de las paredes, y te vi. Te vi llorando. Quise correr, tomarte en mis brazos, preguntarte por qué lloras, tomar tu rostro y con mis dedos, secarte esas lágrimas, pero sé que no puedo.

Pero en esa escena vi algo más. La persona de la cual te habías enamorado -que no soy yo- se iba con otra. Una chica rubia, de baja estatura y ojos celestes, con un gran moño blanco sobre su cabeza. Si mal no recuerdo, Meito dijo que se llamaba Rin. Le refregaba en las narices a Len, que él, no era su elegido. Al otro chico, lo besaba, abrazaba, le hacía cariños, todo. Todo frente a ti, por eso llorabas.

One-Shots de KaiLenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora