A solution for a Jealousy

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Años Antes

El salón de clases, algo tan aburrido, que puedes terminar durmiéndote sobre tu pupitre con un hilillo de saliva saliendo de la comisura de los labios. El problema, era que luego te daban un aviso y la amable directora no dejaba pasar ni una. Pero yo no tenía necesidad de quedarme dormido. Nunca lo hice y nunca lo aré. ¿La razón? Tú. Tú eres la razón, no sólo de no quedarme dormido en clase, sino por millones de razones, las cuales si las nombrara, me llevaría un día de clases entero, para mí serían importantes, pero para los demás una tontería y se aburrirían apenas comenzar.

Este día se ponía mejor, o casi. La profesora de matemática no había venido -nos avisaron luego de esperarla como media hora- ¡Esta noche party hard en mi casa! No bueno, no creo que sea para tanto. Eso significaba, que teníamos hora libre, una hora para nosotros solos. ¿Qué puedo invitarte mi amor platónico? ¿Un helado? ¿Banana-split? ¿Una manzana? ¿Mi amor? ¡Eso no! Aún... no estoy listo para declararme, a pesar de haber estado tres años juntos, todavía no tengo la valentía para hacerlo.

Cuando acabé de arreglar un poco mis cosas, noté que estaba solo... o casi. Mi mejor amigo se había ido dejándome en mi pupitre, solo. Decidí esperarlos, con suerte, quizás volvería. Al otro extremo del salón, se encontraba mi dulce amor platónico, siendo interrogado salvajemente por tres chicas.

-¿Quién es?

-¿La conocemos?

-¿Ya son pareja oficial?

-¿Ya se besaron?

-¿Es del salón?

-¡Habla! ¡Di quién es la elegida!

Todas gritaban al mismo tiempo, pero por suerte, tengo un oído, que escuché cada pregunta que le hicieron. Celos. No puedo creerlo, ¿Seré yo el elegido? Me hago muchas ilusiones, él es un chico hermoso, y no necesita a una persona patética, que no cree en sí misma y no se atreve a ver a su amor platónico a los ojos. ¡Ni de lejos siquiera! Yo... me siento molesto, esa chica... debe tener suerte, pero yo quiero que él sea mío. No. No hablo de que la primera vez ya tengamos que probar juntos la cama, ¡Quiero que él me pertenezca! ¡Que me ame a mí!

Esto... duele. Siento como mi corazón se rompe como un cristal. Mi amor, no es correspondido.

Deporte. Genial. Luego de la fantástica clase libre, nos tocaba gimnasia. Todos los chicos de nuestra clase estaban en el camerino, inclusive él. Él estaba... quitándose la camisa. No es la primera vez que lo veo sacándose la camisa, pero debo admitir que cada vez que lo veo, me parece tan sexy y sensual. Su piel es tan blanca, debe ser suave al tacto, con un aroma delicioso. Me encantaría poder abrazarlo por la cintura ahora mismo y susúrrale al oído lo mucho que lo he amado por todos estos años.

-¡Hey! ¡Despierta!

-¿Eh? Ah... Meito...- mi mejor amigo de la infancia. Estuvimos juntos en jardín de infantes, la primaria... bueno, casi toda la vida. Él sabe sobre mi amor platónico. Al principio, creyó que le jugaba una broma, pero al ver mi seriedad, supo que no mentía. A estado apoyándome desde ese entonces, pero al ser yo tan cobarde, nunca he tenido el valor de confesar mis sentimientos hacia él.

-¿Qué te pasa? Te has puesto rojo como los corazoncitos de tu bóxer cuando viste a Len quitarse la camisa.

-¡Meito!- le reproché. No tenía por qué estar diciendo esas cosas, pero mi reproche fue en vano, ya que Len había escuchado toda la conversación, pero... No estaba molesto, se estaba riendo. Ver su sonrisa, es tan bella, me encanta poder hacerlo reír, aunque quién haya hecho el chiste fuese Meito, pero el causante de que él lo hiciera fue por mí...

One-Shots de KaiLenWhere stories live. Discover now