Capítulo 1: Un recuerdo erótico

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Despierto. La noche de ayer había bebido mucho alcohol. No recuerdo bien, pero este dolor de cabeza me está matando.

Resaca.

Lo peor, suelo putear a los cuatro vientos, o sea insulto como las mejores cuando bebo. Cortesía de mis padres. Vaya herencia me dejaron.

¡Ay maldición! Voy a llegar tarde al trabajo ¡Maldita sea!

Mierda, mierda, mierda.

Busco mi ropa rápidamente y empiezo a vestirme. Me acerco a al espejo de la pared y me maquillo. Cabello negro, ojos miel, común hasta ahí. Pero mis facciones son hermosas. Me delineo y me pongo sombra, luego un pequeño brillo en los labios. Termino de arreglarme y me detengo al atarme el cabello.

Un chupetón, no, varios chupones bajo mi melena. Desato enseguida la coleta y los escondo como estaban antes.

¡¿Pero que hice ayer?!

Un leve recuerdo comienza a surgir en mi mente.

"¡Oh, más, dame más! —su miembro entraba y salía dentro de mí, bien profundo, lo disfrutaba, estaba extasiada, pero deseaba que me siguiera penetrando —¡Sí, más, dame más... Ah! —mi espalda se encargaba con cada sensación"

¡Doble mierda! ¡¡Tuve sexo con un tipo y no me acuerdo ni por qué!!

Obviamente porque estaba borracha. Pero su cara no me suena de nada.

Recuerdo escapar de un idiota, reverendo hijo de... Ya empiezo con mis malas palabras, mejor me detengo.

No era ese imbécil, era otro.

¡Dios, deja de pensar en ello y ve a trabajar que llegas tarde, tonta!

Salgo corriendo directo al trabajo.

Bien, hora de empezar un nuevo día. Soy Alisha Street, hija de Miranda wells de Street y Jorg Street. Ambos, gente trabajadora, vidas difíciles, con muy poca educación. Al no tenerla, decidieron que yo al menos debería estudiar y no ser una chica sin culto. Mis padres siempre me apoyaron y siempre han querido lo mejor para mí. He trabajado duro para que esten orgullosos.

El problema es... que no soy una chica que baje la cabeza por nada ni nadie. Aún con mis estudios, he sido echada mil veces. Doy pelea y no puedo evitarlo.

Ahora, hablando del trabajo, ¿Cómo lo digo? ¿Cómo lo conseguí? ¿Cómo no me han echado aún?

Mi jefe es un viejo verde ¿Se entiende? Me anda mirando los pechos cada dos por tres. Lo he insultado, pero esta tan sordo que no se da cuenta.

Cansada me tiene. Un día le voy a pegar un cachetazo.

¿Qué es lo peor de este trabajo?

Algunas dirían que es lo mejor del mundo. Soy una de las secretarias de una agencia de modelos masculina.

¡Oh, wow, genial! Mejor que me parta un rayo, ¿Por qué? Pues porque mágicamente soy la chica más desafortunada del mundo, porque gracias a mi querido Dios, tengo una belleza increíble. No tengo nada contra él, pero que me pidan tener una noche pasional todos los días de mi existencia no es lindo. ¡No soy una máquina de sexo! ¡No lo voy a aceptar! Que sex appeal ni que nada.

Quiero una cita normal, una salida tranquila, una caminata por el parque ¡Cualquier cosa menos sexo! No sé, ir al cine. Pero no, ellos quieren solo eso conmigo y estoy harta ¿Nada más para sacarles el calentón sirvo? Sé que mi personalidad no es muy bonita que digamos pero... ¡Parece una maldita broma!

Al fin llego. Reviso que no haya nadie y entro a hurtadillas.

—¡Te encontré! —recibo un abrazo por detrás.

—¡Frederick! —grito al darme cuenta que es uno de los tantos idiotas de los modelos —¡Sueltame! —le forcejeo pero no logro zafarme.

—Mm hueles a vainilla —posa su nariz en mi cabello y parece disfrutar de mi perfume. Preciona más su cuerpo contra el mío y noto su maldito deseo sexual. Sí, está caliente, su miembro se ha levantado. Hombres, son todos iguales.

Corro mi culo para no sentir más la presión y no logro salir de su agarre, sólo girar para tener su rostro al lado del mío.

—¡Ya basta! ¡Te golpearé! Esto es acoso —me quejo pero no da resultado.

—¡Pero eres tan linda! —ahora me abraza por delante. No sé si esto es mejor.

—Tengo que trabajar, sueltame —las amenazas no sirven, mejor voy a lo obvio, trabajar.

—Oh sí, lo siento —se avergüenza sonrojado.

¡¿Avergonzado?! Yo debería ser la avergonzada, él se propaso y encima pide disculpas. Pervertido, anda a saber que estará pensando. Lo sé, parezco turra enojandome pero es cierto, tengo razón ¿o no? Eso es invadir espacio personal.

Al fin llego a la oficina, el viejo verde no me ha visto.

Uf que suerte.

Ordeno los papeles y me dispongo a trabajar.

<< Tok tok >> escucho la puerta.

—¡Hola, hola! —aparece Ronny, otro modelo, otro pervertido.

Y no lo digo sólo porque sea un hombre, Frederick es más "discreto" o algo así. Ronny es...

Directo.

—¿Qué tal si tú y yo está noche nos divertimos? Aly, ven, vamos a jugar, la pasaremos bien. Te lo prometo —se muerde el labio inferior y me sonríe como el galan que es.

Un pesado más ¡Denme paz!

—No —digo seca y continuo viendo los papeles.

—Si quieres podemos hacerlo aquí, no tengo problema —. Es lo que digo, directo al punto.

Sexo ¿Nadie entiende? ¡Quiero una relación romántica!

Hombres, los maldigo a todos.

No debería generalizar pero...

—Alisha —toma mi mano al yo no responderle.

—La respuesta sigue siendo no —lo miro amenazante y quito mi mano.

—¡Uf! Que aburrida —se gira y se va resignado. Toma lo que te mereces, idiota.

La hora pasa y escucho la puerta otra vez.

<< Tok tok >>

—Ronny ya te dije que... —al levantar la vista me detengo.

—¡¡Tú!! —decimos los dos al mismo tiempo.

Me levanto de mi silla para observarlo mejor. Sí, es él, el hombre con el que me acosté es él. Lo tenía enfrente, yo estaba sorprendida, él estaba sorprendido.

¿Qué hacía aquí? ¿Quién era?
Debía averiguarlo.

Estaba borracha pero nunca me acuesto con nadie así. Ebria soy más arisca que sobria, lo puedo asegurar. Así que...

¿Por qué lo hice?

Atracción físicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora