Capítulo 41. Respuestas a muchas preguntas

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"A mediados de La Cuarta Edad, se formó La Orden de los Caballeros de Dragón, que más tarde dio nombre a ésta. Se formó con la intención de defender los distintos reinos del Oeste: Nordia, Lándorf, Búrds, Váyonned, Longoria, Mirania, Lipos y Gáizar... de los túnicas negras, que dominaban los reinos del este. Su creación sólo fue posible, gracias a Ilrahtala, el más poderoso de los dragones.

Existía un jinete y un dragón de cada color, por cada reino. Y, todo fue bien durante un tiempo... pero no todas las razas de dragón son benévolas. La roja y la negra tienden a ser infieles y traicioneros. Algo que supuso la decadencia de la orden, y la posterior muerte de los caballeros de dragón.

Tanto Ilrahtala como los distintos reinos, se negaron a volver a formar la orden; pues el poderoso dragón creyó que la culpa fue de los jinetes, y los reinos, que la culpa fue de los dragones".

Kevin siguió avanzando páginas, pero no encontró nada más sobre la orden. Sólo supo que la edad en la que ahora se encontraban, La Quinta Edad, era conocida como La Era de Ízmer.

El chico decidió comenzar con el segundo libro...

Pronto le pareció aburrido. Sólo se hablaba de armas de guerra.

Pasó rápidamente las hojas hasta encontrar lo que buscaba... las armas de los caballeros de dragón.

Se quedó alucinado cuando supo que eran armas mágicas, creadas gracias a la magia de los túnicas blancas, y la de los propios dragones. Supo también que su poder estaba unido al de los dragones, y que la magia de ellas no se podía renovar sin el dragón de su jinete.

Ahora comprendió porqué le habían asignado aquella misión, y lo importantes que aquellas armas eran.

Por último, terminó leyendo el tercer libro.

Tras acabarlo, sabía que todos los dragones podían hablar, que tenían en cierto modo el mismo aspecto, que eran inteligentes, y que eran criaturas llenas de magia.

Existían ocho razas de dragón: la verde, la azul, la roja, la blanca, la negra, la de bronce, la plateada y la dorada.

Entre ellas se diferenciaban ademas de en su color, en su tamaño -el más pequeño el verde, y el más grande el dorado-, en su inteligencia -sucedía lo mismo que con su tamaño-, en su poder -idem de lo mismo-, en su fidelidad -los rojos y negros tendían a ser traicioneros-, y en si arrojaban fuego o hielo -los blancos eran los únicos que arrojaban hielo-. Se enteró también que Ilrahtala fue el primer dragón de la creación, que tenía ocho cabezas, una de cada color, y que era el más poderoso.

Pudo leer algo que ya sabía; que todos los dragones estaban conectados con la magia de las Dragonstones y la Piedra Multicolor.

Y supo que el cementerio de dragones se encontraba al norte del Paso de Hielo, entre la gran cordillera central y el bosque de draconia. Y que era el lugar al que los dragones viejos se retiraban a morir. Leyó algo sobre que allí se encontraba el mausoleo de La Orden de los Caballeros de Dragón, pero no ponía nada sobre que era y porqué se encontraba allí.

Una vez le entregó los libros al bibliotecario de aquella planta, bajo a la planta baja donde se encontraba el bibliotecario real.

-¿Has encontrado la información que buscabas? -le preguntó éste.

-La mayor parte de ella sí. Creo que con ello bastará.

-Bueno amigos, debo dejaros.

Junto al bibliotecario real dejó la biblioteca y regresó a palacio.

Al día siguiente, él y su dragón Yúnik estaban preparados para iniciar su viaje.

Su dragón había cambiado mucho en aquellos dos años. Ya no era el joven dragoncito de antes, había crecido mucho; aunque todavía no había alcanzado el tamaño adulto. A pesar de ello, ya podía lanzar pequeñas llamaradas de fuego, que no servían para acabar con un ejército; pero sí con dos o tres individuos de una sola llamarada.

Dragonstones 1. La Piedra MulticolorOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz