Capítulo 14. Los Pantanos de la Peste

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El grupo, que había llegado a tierra firme por la mañana, había recorrido ya un largo camino cuando llegó la tarde.

A medida que avanzaban, ésta se hacía más húmeda, y el aire se iba cargando de una tenue niebla que iba engordando; incluso ya se respiraba ese mal olor que Silvan pronóstico.

Mialee e Isilion, que tenían los sentidos más desarrollados, enseguida se encontraron algo mareados debido al tremendo hedor.

No muy lejos del grupo, marchaban los guerreros del caos, siguiendo sin ningún problema, ahora que la tierra se había ablandado, las huellas de las monturas.

Éaguer, su general, les dijo:


-No debemos acercarnos mucho, o notarán nuestra presencia. Por lo que parece, van a cruzar esos cenagales skaven, y eso juega a nuestro favor. Quizás, su número se vea reducido tras ello.


Obedeciendo a su líder, los siguieron en sus negros corceles, a paso lento.


Éstos se estaban adentrando ya en los pantanos. Acto seguido, entre los juncos y la hierba comenzaron a aparecer pequeños charcos, y la niebla se fue diluyendo poco a poco. Frente a sí, tenían una gran extensión cubierta por agua y cieno.


Pronto, comprobaron que ésta no era profunda, sólo cubría las patas de sus monturas. Pero en cambio, el fango y aquella peste sí que les dificultaba la marcha.


La elfa cayó de pronto.

Isilion que marchaba justo tras ella, pidió ayuda.

-¡Mirad Mialee ha desfallecido!

-¡Parad! -ordenó Silvan de inmediato. Él e Isilion bajaron de sus monturas para comprobar su estado.

El elfo la sostuvo entre sus brazos, e intentó hacerla reaccionar.

-Está desmayada y no se reanima, la subiré conmigo.

-Está bien, pero ten mucho cuidado, en su estado será una presa fácil para los skavens.

-Descuida -articuló el elfo, cubriendose la cara para no inhalar más aquel hedor, que casi producía arcadas.


Siguieron avanzando a través de los pantanos, cuando de pronto uno de aquellos seres apareció de debajo del agua y atacó por sorpresa a Justin. De un salto, tiró al joven ladrón cortabolsas de su caballo, y cayó sobre él, en el agua. Intentó ahogarlo, pero en ese momento, llegó Alan, que últimamente se había hecho inseparable de él; y mató con su espada a la bestia.

Dragonstones 1. La Piedra MulticolorWhere stories live. Discover now