Capítulo 32. En busca de ayuda

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Éric, Tristan, Gúnnar, Ilene y Láslandriel habían recorrido un largo trayecto desde que partieron de Longoria.

Sus monturas estaban fatigadas... y ellos también necesitaban descansar un poco. De modo que cuando llegaron al río Ígn, hicieron una parada.

Allí se encontraron con un kender, una de las tres razas medianas de Shakával, llamado Jim, que buscaba pepitas de oro en el río. Como ellos, su intención era ir a Nordia para venderlo a los enanos. Asi que como pronto hicieron buenas migas, se unió a ellos en su viaje.

Para llegar a Nordia, no tenían más remedio que adentrarse en el bosque oscuro... un bosque maldito, sobre el que se escuchaban numerosas leyendas.

Cuando llegaron... el kender fue el primero en adentrarse en él.

Al igual que los demás de su raza, desconocía el miedo.

Tras él entró Éric, el intrépido aventurero; luego, Láslandriel e Ilene... y por último, los nórdicos Tristan y Gúnnar, que como habían oído muchas de las leyendas sobre él, siempre lo habían evitado, rodeándolo por el este.

En Silvanya, recibieron a Susan y Alan con mucha alegría, hasta que supieron el motivo por el que habían ido a visitarlos.

-Si Eldaron está en lo cierto, debemos encontrar toda la ayuda posible. Ya hemos derrotado a sus ejércitos una vez; así que Ízmer enviará nuevos ejércitos, aún más temibles, si cabe -se pronunció Almare ante su yerno.

-Deberíamos ir a visitar a los duendes y a los gnomos... quizás nos ayuden -propuso el príncipe Isilion.

-Es una buena idea. ¿Pero quién iría? -preguntó Máblung.

-Tú no puedes ir, general. Debes quedarte aquí junto a tu ejército, por nuestra propia seguridad. Y mi hija, la princesa Mialee, tampoco... dado su avanzado estado. De modo, que sólo quedáis vosotros tres -indicó el rey silvano.

-Si me lo permitís, preferiría quedarme junto a la princesa -expresó Susan.

-Estoy de acuerdo. Agradecerá tu compañía.

-En este caso, sólo quedamos tu y yo, Alan -dijo el príncipe elfo.

-Si estás de acuerdo, muchacho, enviaré dos guardias para que os escolten por el bosque.

-Por mi, no hay problema -dijo el marinero.

-Entonces, está decidido. Mañana mismo iréis a visitar a nuestros pequeños amigos.

El grupo formado por Silvan, Éaguer, Eléndil, Lana y Kevin había zarpado en un barco desde el reino de Lipos, dirección a Lásgarot. Con ellos viajaban muchos de los soldados longorianos, y además, Yúnik, el pequeño dragón de Kevin.

En un año, las cosas habían cambiado mucho... Lana había pasado de ser una aprendiz de ilusionismo de nivel uno (magia básica), a una de nivel dos (magia intermedia), gracias a su esfuerzo y a su maestro. El viejo y arrugado hechicero, de cabellos largos, lisos y blancos, y ojos marrones, sólo se había separado de su pupila en una ocasión, desde entonces. El motivo, la celebración de un cónclave de túnicas grises y blancas. Eléndil, líder de los últimos, tuvo que asistir y representar a los suyos, frente a Bermelión, el líder de los primeros.

Dragonstones 1. La Piedra MulticolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora