Dos en uno

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El amanecer resultaba ser bastante calmado a pesar del desastre que tuvieron horas antes de ir a marcharse a descansar, los platos se encontraban limpios, los muebles estaban sacudidos y en unos minutos más el desayuno estaría preparado para recibir con una gran sonrisa a sus dos responsabilidades mayores:

Choromatsu y Jyushimatsu.

Sabe bien que les falta poco para despertar, uno para tener que asistir al instituto mientras que el otro debería prepararse para emprender un camino a la oficina y acabar con todos los pendientes que pasan de la noche a la mañana mientras que a su persona le tocaba quedarse ahí para descansar el esfuerzo que hace justo antes de que los demás despertaran. No le molesta en absoluto, al contrario, le llena de orgullo recibir ese par de gestos amables ante su cuidado después de todo eran como sus niños a pesar de que Choromatsu, mejor conocido por su mejor amigo como "Pajamatsu" entre otros términos que denigraban su hombría, fuera su pareja y tratara a su hermano menor como un hijo; quizás las peculiaridades fueran lo suyo pero no debe olvidar que por ende tienen a una familia igual a la suya, más peculiar de lo que son ellos.

Comenzó a escuchar varios pasos que en un punto se silenciaron solo haciendo que tuviera que dar media vuelta para encontrarse al de sudadera amarilla saltando para que tuviera que ser atrapado en un abrazo que los derrumbo al suelo.

A pesar del duro golpe solo se encontró riendo.

−Good morning, my little Jyushimatsu -pasó la mano por su cabello despeinándolo tan solo un poco−. You had a good dreams my energetic boy?

Verlo asentir le hizo suspirar de alegría antes de sentir un peso menos sobre el−. ¡Karamatsu-kun! ¿Podemos jugar beisbol hoy?

Tiene que buscar algún empleo en el que el horario sea complaciente para no descuidar nada, ir por los víveres de la semana además de tener que ayudarlo con los deberes, preparar la comida, cocinar algún postre para la venta de estos y dar un apoyo económico a los estudios del menor, coser la ropa que ha roto su pareja en las salidas que ha tenido con Osomatsu donde milagrosamente no ha llegado a vomitar en la entrada, ah, cierto, también lavar la ropa que apestaba a la cena de ayer junto a otros productos no identificables.

−Of course! Siempre y cuando termines tus deberes llegando a casa.

− ¡Lo haré!

−En ese caso no le veo inconveniente alguno.

Podría no tener ni 10 minutos libres pero va a buscar un hueco en todo ese horario de ama de casa para poder pasar tiempo con él, de igual manera la sonrisa que siempre le otorgaba era lo suficiente para que siguiera con una energía que nunca duraba al final. Ser "madre" nunca fue fácil, ahora puede compadecer a la suya durante todo ese tiempo que tuvo que cuidarlo aún si ni siquiera hiciera el esfuerzo de ser un problema como cualquier otro. Mostrando calma total pidió con plenitud que fuera a despertar al mayor para que todos pudieran tomar un lugar y disfrutar de la comida hecha con amor...

Bueno, no en casa propia, pero ha comprado un poco de Oyakodon para todos así que contaba.

− ¡Jyushimatsu!

Definitivamente ese era Choromatsu.

"Creo que debí especificarme mejor" trataba de no reír, era de mala educación, pero estaba siendo inevitable no empezar con pequeñas risitas al ver al otro corriendo mientras que su compañero lo correteaba para pedir sus lentes de vuelta además de querer brindarle un regaño propio de su persona.

− ¡Devuélvemelos! -reclamó cuando el otro se atrevió a escudarse en Karamatsu−. ¡No puedes ocultarte siempre en él, Jyushimatsu! ¡Vas a estar castigado!

FronterasWhere stories live. Discover now