¡Desnuda!

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   Pienso, analizo y... Nada. No hay forma de salir de este problema canino llevando nuestra ropa, esta a casi metro y medio de ambos gruñendo y mostrando sus dientes filosos, la única opción es huir de inmediato, dejando todo atrás y es la peor del mundo.

   -Simone, quiero que corras y pases el portón, mientras yo distraigo al perro ¿De acuerdo?

   ¿Correr? Eso implica moverme y la verdad, no podía ni parpadear. Esto era como una pesadilla, ¿Por qué tenía que ser un Pastor Alemán? La vida me odia ¿O qué?

   Sentí como Dylan tomaba mis hombros y los presionaba un poco, pero estaba paralizada viendo al perro ladrar con ira.

   -¡Joder, Simone! ¡Responde! -Dijo Dylan en forma de susurro.

   ¡Vamos! No seas miedosa... ¡Muevete!

   El perro se movió un poco y como arte de magia, reaccioné.

   -Si... Aquí estoy -Contesté con vos ahogada.

   -Debes mantenerte tranquila. Voy a ir por la ropa y así se distraerá, mientras tú, esperas unos segundos y corres como nunca hacia el portón.

   -De acuerdo.

   -Hey -Dijo a mi oído y giré lentamente para verlo -Teníamos que tener un final único ¿No? Algo que contar, o sino, sería una cita perfecta de Disney. Nada realmente memorable.

   Solté una risita ya que su comentario me dio gracia, pero sin dejar mi miedo de lado.

   Dylan se alejo lentamente, dejando pequeñas paradas en el camino, cuando nuestro amigo peludo ladraba. Al estar a la orilla, giró para verme y asintió lentamente.

   Hice lo mismo y de inmediato, como si fuera un resorte, salió de la piscina a toda velocidad.

   -¡Ven peludo! -Gritó y de inmediato el perro salió en su búsqueda.

   -¡Sal Sim! ¡Ahora!

   Posé mis manos en la orilla de la piscina y con fuerza me impulse para salir. Me sorprendí a mi misma al ver mi agilidad en ese momento, nunca logro salir de una piscina si no es por las gradas. Soy totalmente inútil.

   Al estar de pie, corrí como loca hacia el portón de madera y sorprendiendo de nuevo a mi yo interior, pasé fácilmente este, hasta sentarme en la orilla. Me detuve un momento y dirigí mi vista hacia atrás, buscando a Dylan o al canino. Luego de unos segundos de pánico, salió de la pista Dylan con la ropa bajo su brazo izquierdo, corría como un atleta y a sus espaldas, venía nuestro enemigo.

   -¡Apurate! -Grité preocupaba al ver que estaba a punto de alcanzarlo.

   Con el impulso que traía, saltó, puso sus brazos junto con un pie como apoyo en el portón y con el impulso de estos, termino de pasarlo al mismo tiempo en que el canino saltó también e intento morder su otra pierna.

   Estamos a salvo...

   Pero el impulso de Dylan a un final fue demasiado.

   -¡Espera, no! ¡Cuidado! -Dijo cuando notó, que no se detuvo en el portón, sino que siguió recto, junto conmigo.

   Me tomó por los hombros y me colocó en su pecho, girando para que el fuera quien amortiguara el golpe de la caída. Lo malo es que al hacer eso, me percate que mi torpeza no deja de sorprenderme. Mi ropa interior se había atascado en un clavo que estaba un poco salido en el portón, así que a la hora de caerme ¿Adivinen? Ella quedo ahí arriba.

Romances color vino (Sin Corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora