Mi mejor amiga. (PAUSADA)

Capítulo 5

Los recuerdos venían a su mente como gotas caer a la acera, eran tantos durante un año completo de besos y aventuras a la medianoche, de vez en cuando le llamaba "El Harry Styles Barato", ya que se vestía parecido a él pero algo más urbano que elegante (flores y corazones).

No sabía qué hacer, por lo que se sentó en la acera y se revolvió rabiosa su cabello rizado con volumen.

-Mierda, mierda, esto no está bien...- se puso en pie y dio pasos a todas las direcciones posibles- ¿cómo es posible que él esté con ella?- es un momento inesperado salió corriendo por la misma esquina que tomaron ellos, pasando por entre las personas, los vio, él estaba acariciándole la mejilla, los taxis estaban pasando lentamente por la derecha, había poca gente, se escondió detrás de un contenedor verde, se puso de cuclillas y los vio retomar el camino, ella estaba riendo a carcajadas, el ambiente se sentía pesado.

¿Debería seguirlos? ¿Debería dejarlos solos?

Se irguió, tomó el valor que siempre le sobraba y gritó "hijo de puta", la pareja se para en seco y giran lentamente hacia donde ella se encontraba, se acerca, segura de sí misma hasta Renata y su exnovio.

-¿Qué haces con ella?- se acerca más aún hacia él y lo empuja- ¿le vas a hacer lo mismo que a mí?- lo vuelve a empujar, él suelta una carcajada y al tercer intento de empujarlo, lo esquiva, queda con las manos suspendidas en el aire.

-No pretendo hacer nada con ella, es maja en realidad.- la miró de pies a cabeza- más que tú para ser sinceros- se arregló el pelo.

-Déjala en paz Rick.- apretó sus puños y Renata no supo otra cosa más que apretar sus dedos y mirarlos una y otra vez.

-¿O si no, qué Dytto?- sonrió y rodeo con el brazo a Renata, seguro de lo que hacía- ¿no era ese el apodo cariñoso que tenía contigo nena?- le guiñó el ojo.

-Serás...- apretó la mandíbula y se lanzó hacia Rick, haciendo un espectáculo delante de los demás, algunos ignoraban cuando otros murmuraban y reían, Renata intentó parar a su mejor amiga, pero esta la empujó fácilmente para encontrarse cara a cara con el castaño.

-¿Me vas a pegar?- acarició su pelo con la mano y ella lo apartó con una manotada.- ¿No sabías que España no es un país feminista, verdad? No tienes posibilidades como la pareja alemana, ¿recuerdas?- rio y fingió clavarse un cuchillo en el abdomen.

-Vámonos Renata.- agarró del brazo a su amiga y se fueron por donde habían pasado antes, varias mujeres que veían aterrorizadas la escena se giraron furtivamente, a unos cuantos pasos de Rick, este gritó: zorra.

-¿Qué hacías con él?- preguntó soltándola del brazo, con un ademán.

-Que me dejes en paz...- masculló- no eres mi madre, tampoco ninguna autoridad para que me amargues la noche.- frunció el ceño e intentó soltar una palabrota.

-Renata...- apoyó su peso en una pierna y se frotó la frente con su mano- cariño, eres un bebé- apartó su mano y agarró suavemente las mejillas de su amiga- ¿no te das cuenta?

-Por si no lo sabías, los bebés crecen- quitó bruscamente sus manos- es parte de la evolución.

Sonó una ambulancia cerca de ellas, Ariadna cayó al suelo, apoyándose a la pared, Renata quedó enfrente de ella, en posición de indignación.

-¿Es por lo que pasó hace dos años?- se agachó y quedó en cuclillas.

-¿Entonces?- se revolvió el pelo y mojó sus labios.

Jamás le perdonaría lo que vivió, vio y sintió, tan desgarrador, cuando lo vio con aquella pistola, esas pastillas y esa mirada fulminante que tenía aquella noche en el antro.

Otros amigos, otro estilo, otra vida muy diferente a la que lleva ahora.

-Jamás me contaste como...-ladeó su cabeza- ya sabes...-tragó saliva- lo... mató.

No, nunca le había contado como había matado a su hermano de doce años.

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Perdón por el capítulo tan corto, pero necesitaba al menos subiros una pequeña parte, el siguiente capítulo será el doble de largo, tendrá como mínimo 1.500 palabras, para que os entretengáis un rato y no perdáis el hilo de la historia. 

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  Os quiere, Clarissa.