Capítulo 13: Duelo a muerte en la Feria

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-¡Mira cariño, es el Guardián!

-¿Donde?

-¡Ahi, saltando entre las azoteas!

Una pareja joven me señalaba mientras me movía a toda prisa entre los edificios de aquella calle. Mi objetivo, a unas cuantas manzanas de distancia, era la gran Feria de Alcentar. Era un acontecimiento muy querido por los Alcenteños, una feria muy grande que se organizaba a las afueras, cerca del río Galdaviar.  Todo empezó, hace una hora, en la casa de Lucía que utilizábamos como piso franco.

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-Jaime, tienes que ver esto.

Me acerqué a la silla de mi amiga. Lucía había traido su ordenador portátil y lo tenía sobre una de las dos viejas mesa de la salita. En la pantalla aparecía una página de internet, un foro sobre la Feria de Alcentar.

-Llevan comentando ya varias personas- me dijo Lucía señalándome la pantalla- que hay un hombre muy extraño buscando al Guardián. Su descripción encaja con lo que nos comentaste.

-Seguro que es una trampa Jaime- dijo Guille, al lado nuestro- Si de verdad es Serpiente, hará lo posible por matarte. 

-Me da igual Guille- dije mientras sostenía el casco nuevo con las manos- hay mucha gente en la feria. Si es Serpiente, muchos inocentes estan en peligro, y tengo que ir.

Lucía vino y me dió un abrazo.

-Estaremos contigo, Jaimito- dijo Guille mientras me daba una palmada en la espalda.

-¡No me llames Jaimito!

-Cuidate mucho, Guardián- dijo Lucía- ¡Sálvalos a todos!

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De un salto aterricé en la entrada de la Feria. Era un recinto bastante grande, con atracciones, paraetas de comida y una gran noria al fondo. Sin embargo, lo que tendría que haber sido un día normal de diversión para todos los que estaban ahí era hoy muy distinto. La gente huía, aterrorizada, cruzando a toda velocidad la entrada a la feria. No hizo falta nada más para saber de quien estaban huyendo. De un salto me encaramé al tejado de una de las paraetas, lejos de la avalancha de personas que huían despavoridas. Desde esa posición de altura pude ver, justo al final de la feria, como un hombre era levantado varios metros del suelo por una figura encapuchada con un brazo larguísimo.

Ya te he pillado, cabronazo.     

-Por favor... suéltame- Esta voz, apenas audible, venía del hombre que estaba siendo estrangulado por la figura encapuchada, con su brazo de mas de dos metros de largo.

-Deberías hacerle caso, no querrás que acabemos teniendo problemas tu y yo, Serpiente- dije justo antes de saltar y aterrizar delante suyo.

Una carcajada brotó del hombre encapuchado.

-¡Bien, muy bien! Algo me decía que no estabas muerto, aunque te dí con todas mis fuerzas. Sabía que si montaba un buen espectáculo al final aparecerías. ¡Esta vez me aseguraré de que no te vuelvas a levantar!

Con una sonrisa, el enemigo mas poderoso al que jamás me habia enfrentado arrojó al hombre que estaba asfixiando con un movimiento de la mano. Rápido como una centella salté para coger al hombre en el aire, pero justo al dejarlo en el suelo sentí una sombra sobre mi. En el último momento logré apartar al hombre de un manotazo antes de que las frías manos de Serpiente me agarraran el cuello.

-¡Lárgate de aqui!- grité con todas mis fuerzas. El hombre obedeció y echó a correr.

Tenía a Serpiente encima de mí, con su sonrisa maníaca, asfixiándome con las dos manos. Le dí un rodillazo en las costillas, soltó mi cuello, que era justo lo que estaba esperando. Le golpeé en la cara con un puñetazo directo, otro golpe mas en forma de gancho, que le mandó  hacia atrás, trastabillando.

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