Parte 10

4K 355 27
                                    

No podía estar más impaciente por volver a ver a Zack. Había tenido una semana dura. Desde el día en que nos habíamos confesado el amor que sentíamos el uno por el otro, sentía una necesidad más grande de estar con Zack. Quería tenerlo cerca, quería abrazarlo y besarlo hasta que me ardieran los labios.

Trataba de concentrarme en otras cosas, pero era imposible. No podía olvidar aquella noche tan especial para los dos, ahora solo hacía falta esperar que terminara mi rehabilitación, y así podría estar siempre con él.

Aquél día Zack fue a visitarme. En cuanto pasó el umbral de la puerta no pude contenerme y me abalancé sobre él dándole un abrazo, él se rio con ganas y me estrechó fuertemente.

— Te extrañé — dije acariciando su espalda.

— ¿Y crees que yo no? — respondió riéndose entre dientes.

Me separé un poco de él para poder mirar su rostro, sus ojos se clavaron en mi rostro. En un movimiento rápido Zack me cargó y solté un gritito, por el gesto tan inesperado y me apreté más a él. Pasé mis piernas alrededor de su cintura y miré hacia abajo, topándome con su mirada. Él alzó su cabeza y sus labios besaron primero mi barbilla, la comisura de mis labios y finalmente me plantó un dulce beso en la boca. Solo sentir esa caricia me hizo estremecerme. Posé mis manos en su cara, sin dejar de besarlo y noté que nos movíamos.

Zack se sentó en la cama y yo no me quité de encima de él. Bajé mis manos por su cuello, acariciándolo y llegué hasta su pecho. Podía sentir su corazón latiendo con rapidez. Él acariciaba mi espalda con cariño. Nuestros cuerpos necesitaban aire, así que nos separamos, pero solo un poco.

Respiraba entrecortado, pero aun así le sonreí. Él se acercó un poco más y pegó su frente con la mía obligándome a mirarlo directamente a los ojos. Me sentí atrevida, con un movimiento hice que nuestros labios se rozaran con delicadeza. Pude sentir que él se había estremecido al igual que yo. Se rio, tomó mi cara en sus manos y presionó dulcemente sus labios en los míos, en un beso rápido.

No despegué la mirada de su rostro y él tampoco, nos quedamos así, sintiéndonos cerca, compartiendo el espacio. Fue en ese momento cuando noté algo extraño en su semblante, había una media sonrisa en su rostro, pero esa felicidad no le llegaba a sus ojos.

— ¿Pasa algo? — le pregunté confundida y un poco temerosa — ¿No estás feliz de verme? — Zack ensanchó aquella sonrisa.

— Claro que estoy feliz de verte — dijo y se acercó para plantarme un corto beso —. No podría estar en un mejor lugar que en tus brazos — murmuró y suspiró.

— Pero... — dije y lo miré con los ojos entrecerrados — Hay algo mal, ¿verdad?

Lo conocía muy bien, cuando algo andaba mal no era ese chico alegre y juguetón. Guardaba más silencio y sus ojos lo delataban. La idea de que no se encontrara feliz conmigo cruzó mi mente, haciendo que se me formara un nudo en la garganta. Miré hacia abajo y traté de apartarme de él, pero antes de quitarme Zack me apretó más a él tomándome por la cintura. Levanté el rostro y él hizo una mueca.

— Sí — susurró — vas a odiarme...

Tragué con dificultad. ¿Qué demonios estaba mal? ¿Qué era? Mi mente comenzó a pensar en que había sido todo demasiado bueno como para ser verdad. No me moví y fijé mi vista en su rostro.

— Yo... los chicos... nos vamos de gira — murmuró y dejó caer la cabeza, recargándose en mi pecho.

Solté todo el aire que había estado aguantando, pero el alivio no llegó, Zack se iba. Abrí la boca para decir algo, pero simplemente las palabras no me salieron, la cerré.

EscaparDonde viven las historias. Descúbrelo ahora