Parte 2

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Me encontraba ahí tumbada en la cama con un extraño sobre mi cuerpo, un extraño que lo único que deseaba era mi cuerpo y yo a cambio tendría dinero. No disfrutaba hacerlo, pero la necesidad me había llevado a esa situación, cuando me encontraba de aquella forma con alguien cerraba mis ojos y dejaba que mi mente vagara. Lo único que podía pensar era que pronto se acabaría, me daría el dinero y me iría a casa. Cuando por fin terminó conmigo con un grotesco gemido en mi oído lo aparté de mí y comencé a ponerme la ropa, tenía que salir de ahí lo más pronto que pudiera, de aquel hotel de mala muerte en donde cada noche lo pasaba con un extraño, donde solo había malos recuerdos.

Miré al hombre y extendí mi mano para que me diera el dinero. Éste me miró como enojado, quería que me quedara un poco más pero ya era suficiente, ni un minuto más podía quedarme. Me dio el dinero y después de eso salí de ahí. Comencé a caminar hacia mi casa, mientras de mis ojos salían unas cuantas lágrimas, me sentía sucia y asqueada, sabía que esa no era una buena vida pero me había tocado vivirla así. Muchas personas al conocer mi vida me juzgarían; para las personas era fácil juzgar pero nunca conocerían el porqué de mi situación. No me gustaba hacerlo, no me gusta ser una prostituta, sin embargo, las personas dicen "es que le gusta el sexo", "es que es una cualquiera", cuando en realidad era la única manera en la que podía sobrevivir, bien podría ser una delincuente o una vividora, pero no, me ganaba mi dinero de una forma honrada. Aun así, nunca podría darle el gusto a nadie.

Llegué a mi casa, un pequeño departamento en un vecindario a las afueras de la ciudad, no estaba mal pero debo admitir que tampoco era lo mejor, aunque no me quejaba. El dinero que ganaba lo gastaba en la renta de ese lugar, bueno solo la mitad, y la otra mitad... digamos que lo utilizaba para mis "lujos", así como las personas ricas gastan en un par de zapatos de marca, coches e incluso casas, yo también lo gastaba pero en otro tipo de lujo.

Me quité la ropa que traía encima hasta quedar en ropa interior. Por la habitación comencé a buscar algo que necesitaba con urgencia, había estado todo el día fuera. Encontré el pequeño sobre de plástico sobre la mesita de noche, un polvo blanquecino estaba dentro de el pero había muy poco. Al día siguiente compraría más con el dinero que esa noche gané, no tenía de que preocuparme. Me tumbé en la cama y miré el sobre unos segundos, después deposité el polvo en mi muñeca, todo lo que quedaba, al inhalarlo sentí una sensación de euforia, dejé que mi cabeza se fuera hacia atrás disfrutando del momento. Me sentía feliz, me sentía como nunca, cada vez que inhalaba cocaína me producía la mejor sensación en el mundo, incluso mejor que el sexo que practicaba a diario. La cocaína hacía que me sintiera mejor después de sentirme mal por las cosas que hacía; me animaba, me hacía feliz, me llevaba a un estado en donde nadie podía quitarme la sonrisa de la cara, a un mundo donde todo estaba bien, una realidad alterna que me hacía sentirme mejor, alejándome de todos mis males y mis tristezas.

Después de sentirme eufórica, un estado de relajación me invadió y me dejé caer en un profundo sueño.

*

De nuevo era noche y yo me encontraba otra vez en aquel vacío lugar, una calle totalmente deshabitada por donde solo pocos coches pasaban. El frio me estaba calando los huesos, temblaba y castañeaban los dientes. El abrigo no me estaba calentando y mis esfuerzos por calentarme a mí misma fueron inútiles.

Miré a mí alrededor, un grupo de chicas iban acercándose, estaban ahí por lo mismo que yo. Me puse en cuclillas y comencé a jugar con el asfalto suelto de la calle, tenía que esperar a que los clientes llegaran y ya estaba muy cansada de estar parada con esas zapatillas de catorce centímetros, entonces dos coches se acercaron y se estacionaron justo enfrente de todas nosotras, apresurada me levanté y comencé a caminar hacia los autos. De ellos salieron varios hombres adultos, de entre treinta y tantos o más, uno de ellos se acercó a mí y me tomó por la cintura, odiaba que me trataran como un objeto pero no podía quejarme o perdería dinero esa noche, mi mejor opción era soportarlo. El hombre acarició mi mejilla.

— Eres muy bonita, debes de cobrar bastante — me susurró.

— Doscientos por hora—murmuré apartando mi vista de su rostro.

— ¡¿Qué?! Ya sé que estas bonita pero no es para tanto — se quejó.

Me destapé un poco para que pudiera ver mejor mi escote. El hombre sonrió.

— Pues merecerá la pena — enarcó una ceja como evaluándome con deseo. Yo entorné los ojos con fastidio.

Una luz proveniente de un coche me cegó, y al parecer a mi acompañante también, cuando pude observar mejor me di cuenta que era un coche muy lujoso, digno de una estrella de cine o un cantante, no se veían esos coches por esos rumbos y cuando lo hacían era demasiado extraño.

Un joven bajó de la puerta de atrás y decidido se acercó. Quería zafarme del hombre que me tenía aprisionada por sus fuertes manos, seguramente el chico estaba dispuesto a dar más pero si no me escogía perdería dos clientes y sería difícil encontrarme con alguien más. No aposté a nada, así que me quede ahí sin moverme. El hombre se había distraído poniendo la atención en el chico rico, unas cuantas chicas se arriesgaron y fueron hasta él pero el chico las apartó, entonces pude verlo bien, yo conocía a ese chico. Lo miré con ojos entrecerrados y él me miró, sus ojos brillantes los recordaría siempre, era Zack, el chico del pan. ¿El me recordaría a mí? Se acercó a mí con preocupación y me tomó del brazo.

— La quiero a ella — dijo Zack.

No podía creerlo, Zack era de esos que se metían con cualquiera, nunca lo hubiera pensado. Me decepcionó un poco saber que era así.

— ¡Hey! — dijo el hombre apretándome más contra su cuerpo —. Ella es mía, consíguete a otra.

— Pero...

No quería irme con él, lo conocía y no podría... Simplemente con él no podía irme, mi buen concepto sobre él iba a desaparecer por completo.

— Él llegó primero — le dije agachando la cabeza apenada —. Ahí hay más — al parecer muchos observaban la escena.

— Estoy dispuesto a pagar lo que sea — protestó Zack.

Entonces lo miré interesada.

— No lo creo, esta belleza tiene sus precios altos — dijo el hombre, que me dio un beso en la mejilla.

— Tu precio te lo multiplico por diez— murmuró Zack mirándome con ojos suplicantes.

Mi expresión fue de sorpresa, mi mirada fue de Zack hasta el hombre que aún me aferraba, quien también tenía la misma expresión de sorprendido. No podía desaprovechar aquello, era mucho dinero y lo necesitaba. Maldita sea, porque tenía que ser Zack, pero me resignaría. Me solté del agarre del tipo con brusquedad y él no se opuso.

— ¿No puedes superar eso? — le pregunté al tipo.

Y negó, pude notar una mirada de furia hacia mí y luego a Zack.

— Está bien — asentí en dirección a Zack.

Él esbozó una tímida sonrisa y me tomó de la mano. Nos alejamos en dirección al lujoso coche y a lo lejos pude escuchar como renegaba aquel hombre. 



¡Hola!

El prólogo y la primera parte tuvieron buena respuesta, no me lo esperé. ¡¡Muchas gracias!! Aquí tienen la segunda parte, espero les guste :3 

Los invito a unirse a mi página de facebook: Historias de Ilse8a- Wattpad. Nos leemos pronto. 

Adiós xoxo 

P.D. Estas primeras partes son cortas pero a partir de la siguiente parte tendrán más para leer.

EscaparDonde viven las historias. Descúbrelo ahora