Capítulo 1

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Las risas sonaron en la cocina, mientras Hayley, Bryn y Logan disfrutaban de un desayuno informal, sentados en unas sillas alrededor de la zona para comer, en la isleta central. Logan se había ofrecido para cocinar unas, más que pasables, excelentes tortillas, acompañadas de tostadas, fruta fresca, café y zumo. Después, incluso se ofreció para recogerlo todo, ordenando a las chicas que permanecieran sentadas. Mientras trabajaba, escuchó su relajada conversación.

-Tengo que decirte, Bryn, que has descubierto un tesoro. -En el fregadero, Logan se giró para mostrar una sonrisa burlona hacia Hayley, acompañada de un guiño-. Steve no levantaría ni un solo dedo para ayudar en la cocina, este es uno de los muchos motivos por los que rompí con él.

-¿Has roto con Steve? -preguntó Bryn incrédula-. Creí haberte oído decir que era el tipo perfecto para ti.

-Sí, pues el señor Perfecto ha resultado tener unos cuantos defectos que no se podían dejar pasar. Incluido el hecho de que no quería más hijos.

-Oh no, Hay. Cuanto lo siento.

-Está bien, hermanita, me enteré de que era un pésimo padre. -Se giró para incluir a Logan, que se había dado la vuelta para escuchar-. Steve tiene una hija de un matrimonio anterior, pero en realidad no la quiere, la abandona con sus padres en cuanto puede. Estos están encantados de quedarse con su nieta, por supuesto, pero hasta la madre de Steve admite que no pasa suficiente tiempo con ella.

Con gesto disgustado, Logan continuó con la limpieza de la encimera.

-¿Cómo es posible que alguien pueda abandonar a su propio hijo de tal manera? -preguntó Bryn con tristeza, mientras permanecía sentada con la vista clavada en la mesa y frotaba distraídamente su vientre.

Hayley la miró con creciente sospecha y una gran sonrisa extendiéndose por su cara.

-Bryn, ¿estás embarazada?

Bryn alzó la vista con rapidez, para encontrar la expectante mirada de Hayley y después buscó la mirada de Logan. Su expresión resultó inexpresivamente neutral. Dejaba la decisión en manos de Bryn.

Hayley observó como una lenta sonrisa se extendía por el rostro de su hermana.

-Sí -confesó.

-¡Oh, Dios mío! -gritó Hayley -. Es maravilloso. -La abrazó con fuerza mientras la mecía entusiasmada, hasta que se percató de lo que estaba haciendo-. Te estoy batiendo como a una coctelera, no me dejes hacerlo -la regañó. Sus ojos brillaban con lágrimas de felicidad, a la vez que saltaba de su silla y se acercaba a Logan-. Te voy a dar un abrazo, tipo grande -le avisó y echó sus brazos alrededor del cuello de Logan, besándole ruidosamente en la mejilla.

Logan le devolvió el abrazo, riéndose ante el entusiasmo que demostraba.

-¡Mamá y Papá van a alucinar! -declaró mientras volvía a su silla-. Estarán en el séptimo cielo con su primer nieto, y puedo asegurarte que me quitarán de su punto de mira -confesó, cuando Logan regresó a su asiento-. Se pasan el tiempo lanzándome sutiles indirectas sobre lo bueno que sería tener un nieto.

Observó como Logan cubría los hombros de Bryn con el brazo y la acercaba para plantar un dulce beso en su sien.

-Me alegro de que lo apruebes -replicó con voz grave, mostrando una clara alegría en su tono.

Hayley rió, con los ojos brillantes por las lágrimas no derramadas.

-¿Estás bien? -la preguntó Bryn.

La sonrisa de Hayley se amplió.

-Os amáis el uno al otro -contestó-. Es tan dulce que estoy estupefacta.

Tentar a un Lobo Where stories live. Discover now