La Princesa de Hielo ( 2do libro)

Capítulo XVI: "Una conversación inesperada"

Capítulo XVI

"Una conversación inesperada"

   Keyra jamás pensó que se sentiría incómoda en presencia de su prometido. Pero respiró profundamente y se dijo que nada tenía que temer. No había hecho nada que le hiciese sentir avergonzada o culpable.

— Tome asiento.— le expresó al coronel Lansdowne.— Pensé que esperaría hasta el año nuevo. No imaginé que llegaría tan pronto.

— Dos semanas más me era demasiado tiempo. Además quería verle...—expresó, tratando de mostrar la emoción de un principio. Sin embargo todo en un pequeño instante había pasado a ser tristeza.

— Me ha sorprendido realmente verle... Espero que haya tenido un buen viaje.

— Sí, un buen viaje...—le miró y quiso ir al grano desde ese momento. Su corazón no podía aguantar más aquella tristeza que le albergaba dentro de su ser—. ¿Podría hacerle una pregunta?

—Sí, por supuesto... ¿Qué quiere preguntarme coronel?

— ¿Cree en el amor verdadero? ¿Cree en la posibilidad de llegar a amar alguien?

   Keyra le miró a los ojos sorprendida. No esperaba una pregunta tan personal por lo que después de mirar sus ojos azules, ella miró sus manos. ¿Cómo podía responder ella a aquella pregunta cuando acababa de decirle adiós?

— Perdóneme si le he hecho esa pregunta tan personal. Creo que lo correcto sea que yo responda primero.—respiró profundamente, expresándose a sí mismo que debía decir con tacto aquellas palabras que tenía que decirle—. No es habitual que un hombre expresé sus sentimientos. Nuestra sociedad es realmente una sociedad fría y superficial. Si hablamos de amor en algún matrimonio o compromiso, encontraríamos muy pocos que se han unido por ello. El amor es un sentimiento en vano para muchos... Pero soy un hombre que entiende el valor de ese sentimiento. Cuando la vi por primera vez, me enamoré de usted. Y sentí el impulso de querer conocerle. No quise dejarme llevar por los cotilleos absurdos, porque sabía que no eran ciertos. Y me alegro de haberlo hecho... Usted me ha hecho admirarla aún más. Y le estaré eternamente agradecido por la oportunidad que me dio de ser su prometido. Y de conocerle... Me prometí que la haría feliz... Y...

   El coronel se puso de pie y se alejó un poco. Caminando hacia la ventana.

— ¿Le sucede algo coronel?— inquirió con curiosidad al no entender su reacción.

— ¿Usted me daría una oportunidad para lograr que me amé?— preguntó conociendo la respuesta.

— Coronel...— titubeó, sin dejar de mirar sus manos.

    ¿Cómo podía mentirle a aquel hombre que había sido tan bueno con ella?

    De pronto sintió que una lágrima recorría su rostro, mientras ella se encontraba en silencio.

— Le he prometido fidelidad... Y...

— Le admiró... Realmente le admiro.— se giró y la miró a los ojos. Él también estaba llorando, porque sabía que tenía que hacer lo correcto.

   Y lo correcto era que ella fuese feliz con la persona que amaba.