Capítulo 27: "Estoy aquí"

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Narra Adrien.

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Marqué el número de Marinette tantas veces que ya perdí la cuenta. Me pasé la tarde del día de ayer llamándola y hoy temprano fue la misma historia, pero en ningún momento me contestó y estoy comenzando a entrar en pánico.

Quería contarle que la conversación entre Emma, mi padre y yo había sido un éxito, todo se resolvió y ahora viviríamos los tres en la mansión, evitando tener más conflictos idiotas.

Además... Su cara al dejarnos, sus ojos rojos, eran ahora una inquietud. ¿Por qué había llorado? Aún no hemos hablado nada de las muchas cosas que le quería contar en nuestro reencuentro, pues la verdad, fue muy diferente a lo que yo me imaginaba.

Y ciertamente, al pensar que en estos momentos algo la molesta o incomoda, sólo quiero correr y abrazarla. Quiero hablarle, sentirla, rozar mis labios con los de ella y ver como se sonroja, para que luego me dedique una de sus sonrisas encantadoras.

Emma: Mírate, pobrecito. Si quieres salir, solo ve, ¿no?

Adrien: Quisiera, pero desde las últimas veces que me escapé reforzaron las ventanas y tras la puerta de mi habitación siempre hay alguien vigilando.

Emma: Entonces... -se toma el mentón- Ya sé. Yo distraeré al guardia y tú te sales por la puerta principal.

Asentí con decisión y realizamos el pequeño plan. Ya fuera de la mansión usé mi transformación y avancé por París hasta llegar al balcón de mi princesa, pero al mirar por la ventana, no vi a mi dama de aspecto radiante, sino que su energía estaba apagada.

Intentando llamar su atención, me colgué de cabeza sujetándome con la cola, balanceándome frente a la ventana. Cuando se percató de mi presencia, me dejó entrar a su habitación y de inmediato noté que el celular estaba a su lado. Fruncí el ceño, pero ella no me vio debido a que se sentó en su escritorio dándome la espalda.

Chat Noir: ¿Se puede saber qué haces?

Marinette: A-Ah, esto, sólo... Escribo en mi diario.

Ella había formado una molesta barrera entre nosotros que no me permitía acercarme, pero lo arreglaría ahora mismo.

Chat Noir: My Lady, deja de fingir, puedo darme cuenta de que no estás bien. Vamos, ¿confías en mí?

Se tardó un rato en responder, pero pronto me miró con los ojos cristalinos, apunto de soltar sus lágrimas. Rápidamente corrí hasta donde se encontraba y me ofrecí para ser el lugar en donde se pudiera desahogar. Aún si comprender del todo sus razones, llené su cuerpo de lentas caricias que parecían reconfortarla un poco.

Marinette: Lo siento, n-no sé qué me pasa.

Chat Noir: Shh, tranquila... Yo estoy aquí.

La dejé seguir entre mis brazos hasta que se calmó. Había sido un idiota al no preocuparme, ella siempre se veía tan fuerte, pero en realidad, como toda persona puede ser débil y en algún momento colapsaría. Tenía que hacer algo para dejar de ver esos ojos llorosos. Si no es feliz, yo tampoco.

Marinette: Gracias.

Chat Noir: Estoy para ti, My Lady.

Tomando su frágil mano le di un beso cerca del anillo que antes le había dado; era muy emocionante verlo ahí aún. Su mirada tiernamente confundida me interrogaba.

Chat Noir: No te preocupes, ya vendré.

***

Volví a mi casa y de inmediato tomé mi celular, comenzando a hablar con más y más gente, marcando números como loco. Todo lo que fuera para Marinette, lo haría en grande, ¿una mujer como ella merece lo mejor, no? Pensarán que soy un idiota... Y sí, probablemente lo sea, un idiota enamorado.

Plagg: ¿Qué estás tramando? Si intentas ser menos feo, te digo sinceramente que no te resultará.

Adrien: Muy gracioso. Ya lo verás por ti mismo, será una sorpresa.

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Los dos Chat Noir'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora