Capítulo 41

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-¿Brenda?- repetí para estar seguro de que lo había pronunciado.

Era ella. No me hacía falta que me lo confirmara, lo sabía. Era su tono de voz, su piel morena, sus ojos castaños, su pelo alborotado y libre como el viento, su cuerpo pequeño pero fuerte, sus labios... Y la firmeza con la que me miraba lo decía todo. Era ella. Brenda estaba frente a mí. Después de más de una semana, este momento lo veía demasiado lejos, y ahora, la tenía a tan sólo unos pasos.

¿Estaría soñando?

Quería llorar de la alegría, de todo lo que había sufrido buscándola, de por fin olvidar una preocupación más. Quería lanzarme a sus brazos, abrazarla y apretarla fuerte contra mí, y así comprobaría que no era un sueño.

Pero entonces recordé de golpe lo que sucedió ayer. La carta. Aquella carta lo había cambiado todo. Todo. El rencor y el odio volvieron a aparecer dentro de mi cuerpo y un fuerte dolor me comprimía el pecho. Mi corazón. Se había quedado destrozado en mil pedazos.

Así que, por mucho que mirara a Brenda a los ojos e intentara fingir que no había pasado nada, no podía. Había pasado algo, algo dentro de mí. Y no sabía si volvería a ser igual que antes.

Las comparaciones venían a mi mente. El sentimiento que se apoderaba de mí era muy similar a lo que sentí cuando la traición de Teresa. Por mucho que lo negara, me sentía traicionado. Y lo que más me dolía era que la causante de esto era ella. Brenda.

Y ahora, como si nada, aparecía aquí y se presentaba sin avisar. ¿Por qué tiene que aparecer justo ahora?

Brooke estaba a mi lado, igual de sorprendida que yo. No le quitaba la vista de encima a Brenda, y por alguna razón se me pasó por la cabeza la idea de que está no era la primera vez que se veían. No me refería a verse, como Brooke sí que sabía como era Brenda, cuando la vio desaparecer aquella noche. Pero me daba la sensación de que había algo más.

Brenda también miraba a Brooke e iba alternando la mirada entre ella y yo. Me fijé en que tenía algunas heridas por los brazos. Pero lo que más llamó mi atención fue la cicatriz de su frente. Me resultaba familiar, ¿dónde antes había oído yo eso?

-Veo que leíste mi carta...- dijo parando sus ojos en los míos.

Fui incapaz de mantener la mirada. Cuanto más la veía, más fuerte sentía la traición crecer en mi interior.

-Sí, la he leído- dije lo más duro que pude. No quería sonar amable ni simpático con ella, quería que se diera cuenta de como me sentía.

-Thomas, entiendo que estés enfadado, pero espero que entiendas todo lo que hice.

-¡Pues no, no lo entiendo!- dije histérico. La rabia que me consumía por dentro comenzaba a salir.

Brenda no respondió en seguida. Echó un vistazo a nuestro alrededor. Observó la foto que llevaba entre mis manos, los papeles alborotados por el suelo, la roca desplazada, la caja abierta... todo. Y por último, miró desafiante a Brooke. La tensión que había era insoportable. Y después de un rato, volvió a hablar.

-¿Podemos seguir fuera la conversación?- dijo dirigiéndose hacia mí, pero sabía que se estaba refiriendo a que no quería que Brooke escuchara la conversación.

Brooke pareció ofendida ante ese comentario. Y la verdad es que yo también. ¿Aparecía de repente y ya quería que se hiciese lo que ordenaba? Además, Brooke podía quedarse donde estaba, tenía el mismo derecho que yo a escuchar lo que sea que quiera decirme. Así que la agarré de la mano y miré desafiante a Brenda.

-No, habla aquí, ella también puede escuchar- dije seco y apretando con fuerza la mano de mi amiga.

-En serio, Thomas, es mejor que salgamos- insistió ella a pesar de mis palabras.

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