La Joven de Piel de Damasco

Cápitulo 1: El Inicio de mi aventura

En la agitada ciudad de Londres, a finales del siglo XIX, surgía la época en la que la humanidad se consideraba en la cima de su existencia con los varios descubrimientos científicos. La ciudad está llena de vida, carruajes y personas van de un lado a otro de forma desenfrenada. Damas de elegantes y amplios vestidos, acompañadas de caballeros en finos trajes con altos sombreros, toda la pompa y gala del centro tecnológico del mundo.

De pronto, entre todo el alboroto y ajetreo, se enfoca la atención en un joven hombre de gran estatura, con facciones familiares a los que en ese lugar habitaban. Extranjero de cabello corto y negro, peinado formalmente de lado dejando un pequeño mechón caer en su amplia frente. Su cara, blanca de forma cuadrada, nariz recta y ojos oscuros, ojos que solo podrían decirte una franca verdad si soltaran palabra. Era un joven que venía a realizar su vida a Londres sin un lugar donde quedarse, no obstante estaba feliz, satisfecho por el simple hecho de llegar solo con un maletín donde se encontraban sus herramientas y su ropa.

De uno de sus bolsillos saco un mapa de la ciudad y del otro una carta de lugares posibles para pasar las noches mientras conseguía una morada estable y propia. En eso, al pasar por las multitudes, escuchaba lo que decían los citadinos de un rumor de poco tiempo de vida acerca de una mansión algo alejada donde, dicen los que se han atrevido a entrar, se encuentra una bestia de ojos brillantes del cual salían gruñidos y rugidos tan atroces como el rechinar de una maquina sin aceite, que a cada paso crece el insufrible sonido como un desastroso grito que obliga a los visitantes a huir temiendo por sus vidas. Por otra parte, la carta que el joven poseía comentaba sobre una mansión que hace un año más o menos, pertenecía a unos señores de avanzada edad y que hace poco partieron a mejor vida. Esta carta tenía la dirección y un pequeño croquis indicando como llegar, el joven sin tener muchas opciones se dirigió hacia aquella mansión temiendo que fuera la que tuviera de huésped a aquella bestia de la que tanto se rumoreaba.

Horas después llego a la imponente mansión, vieja, maltratada y llena de enredaderas. La naturaleza recorría las paredes exteriores de la antigua construcción, cubriendo ventanas y engranajes. La imponente "Mansión Mecánica de Londres" se alza aun poderosa en medio de la naturaleza. 

Spike llego ligeramente cohibido por la estructura gótica cubierta de maquinaria aun en buenas condiciones. Al poner pie en las escaleras que guiaban a la puerta principal, se escuchaban crujidos del material desgastado debajo. Llegó a la terraza que daba con la enorme puerta de madera tallada, la cual estaba marcada por una banda de seguridad. Con cuidado remueve la banda, abriendo las grandes y pesadas puertas, crujen. Poco a poco se revela el amplio interior de la mansión.
-¡¿Hola, hay alguien ahí?!- grito Spike hacia el interior, solo el eco responde mientras el joven da un paso dentro de la mansión con cierta cautela –es tonto preguntar por alguien pero uno nunca sabe...- se dice para si en voz baja.
Sin ver u oír alguna respuesta avanza por los pasillos sumergidos en las sombras, cada pisada en la vieja madera causa un sonido que delata su antigüedad –Es increíble...- dice el joven, caminando por los pasillos, admirando lo poco que se veía –No entiendo como nadie quiera estar aquí- sigue caminando hasta que una tabla cruje con mas fuerza, venciéndose y mandando a Spike al sótano, donde queda inconsciente.

Se escucha que alguien baja las escaleras a gran velocidad, causando sonidos metálicos a cada paso, llega a donde el accidente, viendo al fornido americano en el piso. El ser, sin saber que mas hacer, carga a Spike hasta una de las habitaciones de los pasillos superiores. Lo cura, lo deja en la cama y se esconde en las sombras antes de que Spike recupere la consciencia.

Después de unas horas el herido lentamente vuelve a estar consciente; recordando estar en la mansión y caer pero al ver a su alrededor descubre que ya anocheció, la luz de la luna se mete a la gran habitación entre la tela rasgada de las cortinas. Spike pasa las manos por donde esta, sintiendo la cama debajo de sí