Principios de Conducta. (Steo/Stheo) (Stiles x Theo)

6. Epílogo 1

Había pasado alrededor de un año desde que todo había concluido, su falta de control y el poder que fluía dentro de él, las voces queriendo corromperlo se habían desvanecido ya hacia mucho y esto no lograba más que satisfacer a Theo Raeken. Nunca pensó en que lograría construir algo como una familia, había renunciado a cada una de esas cosas cuando había cumplido su primera masacre a los nueve años, los alfas sin control nunca lograban escapar de su adicción por la sed de sangre, no podía negar su pasado y la sangre que manchaba sus manos, ni la cara de vergüenza y decepción con la que había sido mirado por su padre en aquel entonces pero ya no importaba, aquellas cosas habían dejado de serle importantes cuando unos ojos angelicales habían llegado a su vida. Grandes ojos castaños como cervatillo, una piel tan pálida delicadamente bañada con lunares que recorrían su cuerpo de manera tan perfecta que seguramente si fueran estrellas habría creado miles de constelaciones cada vez que sus dedos la acariciaban, y aquella sonrisa que le decía que todo estaría bien, que pasarían por cada adversidad junto no hacía más que enamorarlo cada día que respiraba. Stiles Stilinski había sido su salvador, le había sacado del fondo del abismo, nunca perdió la fe en él a medida que pasaban los años, incluso si sabía que tenía una remota posibilidad de morir a su lado. 

Nadie además de Stiles sabía que había controlado su alfa interior, que ahora era como el resto, lo había guardado en secreto por una razón y es que sabía que había una remota posibilidad de que Robert Raeken, su padre, no estaría contento respecto a su nueva relación con el hijo de uno de sus empleados, Stiles era un omega, una especie escasa en el mundo en el que vivían, pero la única razón de que el mayor de los Raeken hubiera aceptado el que Stiles estuviera con él era por que fue su experimento, no arriesgaría al hijo de una de las altas familias para morir con un Alfa sin control. No, su manera de asegurarse de su experimento era enviar a alguien que consideraba sin valor. Pero era la hora de dejar de mentir, ocultar sus sentimientos por Stiles no era algo que a Theo se le diera bien en ninguno caso posible, había elegido a Stiles como su pareja de vida y era un vinculo que nadie podría romper, ni si quiera su padre. 

Aquella mañana se había levantado temprano para viajar a la ciudad he ir a la que alguna vez fue su casa en la infancia, el lugar que su padre le arrebato por mantener las apariencias de la prestigiosa familia Raeken. No quiso despertar al castaño por lo que lo único que había dejado a su lado fue un pequeño papel con una nota «Iré a casa de mi padre. Prometo traerte algo delicioso de la ciudad a mi regreso, te amo Stiles. No olvides que son todo en mi vida»  Luego se marcho para abordar el automóvil que había arrendado para su viaje. Theo aun no sabía como empezar respecto a todo este asunto, pero no importaba si perdía todo lo que conllevaba el apellido Raeken, no si Stiles estaba junto a él para siempre. Si Stiles estaba con él sabía que podría lograr todo lo que se propusiera al igual que mantenerlo a salvo el día que perdió el control. seis horas después ya se encontraba frente a la mansión en la que había crecido, era incluso más grande que la casa de campo que ocupaba, por un momento sentimientos nostálgicos vinieron a él, había pasado tanto desde que no había estado en ese lugar que sintió el corazón oprimiéndose en su interior. Se bajo del automóvil cuando el empleado lo dejo entrar, el olor a miedo se notaba por lo que Theo solo pudo dar una pequeña sonrisa engreída, al parecer aun no se olvidaban de su pequeño desastre de hace siete años. 

-Señorito Raeken, Bien... bienvenido a casa. -Escucho al empleado decir mientras cerraba las puertas tras él.

-¿Mi padre se encuentra en casa? -preguntó mientras observaba los pequeños tiritones que daba el beta temiendo que fuese a hacer algo que le molestara. Theo le sonrió de manera amable, claramente estaba fingiendo, no le importaba en lo absoluto nadie de ese lugar.

-S..si, el Sr. Raeken no ha salido aun a sus reuniones habituales. -Explicó sorprendiéndose por la sonrisa del hijo del gran alfa-. ¿Quiere que le avise de su llegada?