CAPITULO 16

9.2K 835 112
                                    

—Oye, Lyane —me llama Gisela—. Ya que siempre haces un buen trabajo organizando la mesa del rancho, ¿podrías venir aquí y sacarnos de este apuro? —suplica.

Ella parece estar realmente frustrada con la organización de los postres, por lo que me acerco a donde está. Aunque la verdad es que no es solo por su apuro, estoy cansada de sentirme inútil, desde que llegamos me han hecho sentar en una silla alegando que ya hice bastante esta mañana en la cocina. Me tratan como si fuera a morir... Estoy embarazada, no discapacitada.

—Con mucho gusto —respondo, poniéndome a ello de inmediato.

Julián, quien también vino, me ayuda en ciertas cosas y mientras lo hacemos no puedo evitar pensar en las miradas afiladas que Génesis ha estado enviando en mi dirección. No solo cuando Will está cerca de mí, sino, también cuando las gemelas me prestan atención.

¿Cómo hacerle entender para que deje atrás esos sentimientos oscuros?

Lo de William quizás pueda entenderlo un poco, por su enamoramiento con él, sin embargo, no tiene por qué ponerse así conmigo cuando entre nosotros no hay nada. Además de que él solo la ve como una hermana al igual que a las chicas.

Lo que no puedo comprender es por qué le molesta que las chicas sean buenas amigas mías, no es como que ellas la hayan reemplazado por mí, al contrario, la única que se ha estado alejando es ella misma.

Sacudo mi cabeza y decido consentirme en lo que hago, colocando cada postre en el lugar que creo más estético y conveniente. Para luego de unos diez minutos en la acción, terminar.

Le doy una última ojeada, asegurándome de que haya quedado bien, antes de llamar a las chicas y agradecer a Julián por ayudarme

—¡Ha quedado súper! —elogia Ana.

—No sé qué haríamos sin ti, hace un rato solo se veía como un montón de postres apilados. —dice Gisela— ¡Eres genial! —me abraza.

Desde que siente el contacto, el vampirito empieza a removerse y le da una patadita. Todas las mujeres en el rancho, menos Génesis, siempre están hablando con mi bebé, algo que a él le encanta, pero para mí es incómodo, porque tocan mi vientre y eso es un tanto extraño... No me siento cómoda con que me anden tocando todo el día.

—Oh, pero si es mi vampirito quien me saluda —dice mientras acaricia donde él se está moviendo—. No creas que me he olvidado de ti, he preparado una tarta de fresas especialmente para mi vampirito favorito —rio cuando el pequeño travieso presiona mi vientre con su pequeña palmita.

—Es un glotón —se echa a reír.

William se acerca y observa la escena con curiosidad, llamando mi atención y la de Gisela, que pronto me dice en deletrea en silencio ''Cupido''.

¡Oh, rayos! Va a hacer un movimiento.

—¿Quieres sentir como patea? —pregunta, pero no deja que responda y lo toma del brazo— Solo te advierto una cosa, el chico no tiene compasión.

Ella coloca la mano de Will donde tenía la suya y casi de inmediato el vampirito de la un empujoncito. Me mira con ojos sorprendidos y a mi lado Ana y Gisela ríen.

—Te lo advertí —dice Gisela, antes de guiñarme un ojo y abandonarme, aunque no del todo, pues desde donde está, no deja de ver nuestra interacción, al igual que su hermana y Julian, por supuesto, que ha terminado uniéndose al club de los que realmente piensan que tenemos oportunidad el uno con el otro.

William sostiene mi mirada y su sonrisa se ensancha cuando el bebé sigue pateándole y removiéndose en mi interior.

—Es increíble —responde, admirando mi vientre.

Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora