Capítulo 9

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Capítulo 9.

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—Linda Súsan... ¿qué le pasó?—preguntó Mabel mirando a Stan con una mueca de confusión.

—Estaba muy mal y tomó mucho...—respondió con preocupación. Llegaron a la cabaña y entre los tres llevaron a Stan para adentro. 

—¿Qué ocurrió?—preguntó una alarmada Pacífica acomodando el sillón para que lo acostasen.

—Tomó mucho y se desmayó—dijo Linda Susan.

—Ay, como si no nos fuera suficiente tener a uno inconsciente que ahora tenemos a el otro—se quejó la Northwest con sarcasmo.

—Esperen... ¿a otro? ¿que esconden niños?—interrogó con un gesto de reproche— ¡Oye, tú! ¿Eres Pacífica, no? 

—¿Yo? C-claro que no, ¿quién es esa?

—¡Tus padres te han buscado por todo el pueblo! —la regañó—. Y tú aquí, con tu capricho de niña rica.

—Esto no es un capricho de niña rica, no sabe lo que tuve que pasar en esa mansión—se defendió con los ojos cristalinos y una mirada de completo dolor y furia.

—Tranquila, Paz—intentó calmarla Dipper apoyando una mano en su hombro, está bufó y salió corriendo al bosque.

—¿Dije algo malo?—preguntó Linda Susan con un tono de culpa.

—No, claro que no—respondió Dipper con sarcasmo y salió corriendo en busca de Pacífica.

—Discúlpelo, a veces se pone así—dijo Mabel soltando una risita inocente—, puede volver al pueblo, nosotros nos encargaremos de esto.

—¿Segura?—preguntó mirando a Stan en el sofá.

—No... pero trataremos—contestó con una sonrisa y la acompañó a la salida.

En el bosque...

—¡Pacífica!, ¿donde estás?—gritó Dipper en el medio del bosque. 

Dipper.

La busqué por una hora y no había ni rastros de ella, algo andaba mal, muy mal.

—Mucha razón Dipper, algo anda muy mal.  —Me di vuelta, y me encontré cara a cara con un tipo de cabello rubio que llevaba un parche en el ojo y, en sus brazos, tenía sostenida a Pacífica.

—¡Paz...!—grité dando un paso hacia ella pero él me detuvo sacando un cuchillo y poniéndolo en su garganta.

—Te acercas y muere —dijo guiñando un ojo, o al menos eso creí ya que tiene uno solo.

—¿Quién eres? —preguntó Dipper con impotencia.

—¿En serio no me reconoces? ¡Pensé que era más importante para ti, pino!—se quejó. Y con eso me di cuenta quien era, Bill Cipher—. ¡Exacto, pequeño! Ahora te tengo una oferta, o me das el libro, o mato a tu "amiga".

Miré a Pacífica, que aún, con el rostro lastimado y un ojo morado me decía que no lo hiciera, luego miré a Bill, que me observaba con un rostro expectante. Por ultimo observé al libro y sin otra opción lo saqué para dárselo.—Te lo daré, pero con una condición.  —Bill asintió para que la dijera—. Debes prometer que la liberarás.

—Prometido—dijo con simpleza y tendió su mano hacia mi—. Ahora tu parte. —Asentí y le entregué el libro.

—Suéltala.  —Él hizo lo mandado pero no ocurrió lo qué yo tenía esperado, no camino hacia mi, sino que se desvaneció en el aire—. ¿Qué...?—murmuré confundido.

—¿De en serio creíste que ella era Pacífica?—se burló soltando una fuerte carcajada— Despierta, Dipper, ésta no es mi dimensión, aquí soy débil. ¿Por qué crees que no te quité el libro yo mismo?—dijo soltando una nueva carcajada.

—Todo fue un engaño... 

—Muy bien deducido, Pino—felicitó con una sonrisa de lado y desapareció. Me di una palmada en la frente por ingenuo y corrí rumbo a la cabaña.

Mabel. 

Luego de que todos se fueron me quedé jugando con pato, pero un ruido proveniente de la habitación de huéspedes interrumpió nuestro juego.

—¿Quién anda ahí?—preguntó Mabel un poco asustada—. Tengo un arma.

—¿Desde cuando un cerdo se considera arma en esta dimensión?—preguntó Ford con una mueca confusa.

—De-despertaste—dijo Mabel con la boca abierta— ¡Despertaste!... Respecto a lo otro... tío Stan nos dijo que cuando no tengamos con que defendernos intentáramos asustar al rival.

—Pero... ¿con un cerdo?

—¡Es lo único que tenía!—murmuró haciendo un puchero.

—¿Los demás donde están?

—Dipper y Pacífica están en el bosque, y si preguntas por tu hermano está tirado en el sillón.

Pacífica.

Reflexioné sobre lo que dije esa mujer... creo que tiene razón, siempre fui una niña mimada, ¿qué lo cambia ahora? Solo me revele a una vida casi perfecta. Aunque, de igual manera no me arrepiento de nada. 

Ya se me había pasado el enfado y caminaba rumbo a la cabaña. 

—Uf, por fin—bufé de cansancio llegando a la Cabaña del misterio. Al entrar me recibió una sonriente Mabel.

—¿Y Dipper?—preguntó con emoción.

—No lo sé, ¿no estaba contigo?—la miré con desconcierto.

—Él te fue a bus...—dijo pero fue interrumpida por un agudo grito.

—¡Chicas!—se acercó corriendo a nosotras e hizo una pausa para recuperar oxigeno—. M-me encontré a Bill, se llevó mi libro.

—¿Pero cómo...?—preguntó Ford saliendo de la cabaña al cuál, ambos, miramos sorprendidos.

—¿De-despertó? —murmuró Dipper con la boca abierta de la impresión.

—No, soy un holograma de Ford, niño —dijo con sarcasmo.

—No me costaría creer eso—dijo rodando los ojos—. Respecto al asunto con Bill, le di el libro a cambio de la vida de Pacífica...

—¿Eh...?—masculló ésta confundida.

—En otras palabras, me engañó...

—Temía que esto pasaría, él es un experto en manipular sus mentes. Con tan solo un abrir y cerrar de ojos puede mostrarles algo que no es y engañarlos para que hagan lo que él quiera—explicó. Algo en su voz me decía que le había pasado algo similar.

—¿Caíste en sus juegos, no?—pregunté con una pizca de curiosidad.

—Sí, hasta creí que era mi amigo...—suspiró—. Pero lo hecho hecho está, ahora vamos a despertar a ese viejo dormilón.

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Terminó. Espero les haya gustado ;u;

Un beso y un abrazo, ¡bye bye!♥

Separados por un demonio. «Pinecest»Where stories live. Discover now