capitulo 21

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-¿que acabas de decir, Alison? - exclama para que lo repita en voz alta - ¿me has llamado "bestia", o algo por el estilo? - interroga aunque me ha escuchado perfectamente.

Me muerdo el labio inferior nerviosa y Ian se levanta de un salto y agarra el cinturón. ¡No otra vez!

-te enseñaré a respetarme, Alison - me regaña a modo de amenaza mientras el cinturón se alza en el aire - ¡yo soy tu padre!

Cierro los ojos y me aferro a las cadenas de la manos con mucha fuerza para reprimir el dolor que sentiré cuando me dé el latigazo. Pero para mi sorpresa, no siento nada. Abro los ojos y veo que Ian abre la puerta y se va.

Intento mirarme las piernas y a pesar de no ver demasiado, noto algunas franjas rojas y rosadas causadas por el cinturón.

-Adrien, te extraño mucho - suspiro al recordar su hermoso rostro, sus labios tocando los míos.

Imágenes de él pasan volando por mi mente: cuando me besa, cuando me quito la virginidad, cuando me protegió en la ciudad vampira... Me quedo así un largo rato, supongo que media hora o una hora.

La puerta se abre y Brent camina al interior de mi habitación. En su mano, trae unas esposas.

-hola, Alison - me saluda acercándose a mi y desagancha mis cadenas - llego la hora.

La hora. Voy a contraer el virus. Brent me pone las esposas en los brazos y me levanta de la cama con fuerza. Forcejeo para librarme de su agarre pero es inutil. Brent es extremadamente fornido y no va a soltarme por nada. Por lo menos, no me lleva como una bolsa de papas en su hombro.

Entramos en el laboratorio propiamente dicho y me deja en una silla mullida. Ian está allí con una aguja muy delgada en la mano. Me estremzco al instante. Como ya mencioné antes, detesto las jeringas. Son como un fobia para mí.

Ian se me acerca peligrosamente y se inclina hacia mi cara.

-vas a tener motivos para llamarme bestia, Alison - su tono de voz es amenazador y retumba en toda la sala.


Rodeada de mordidas (RDC#2)Where stories live. Discover now