Cabello azabache [LadyNoir]

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Previamente:

La adolescente se acercó al felino, hasta llegar a la altura de su oreja; tuvo que ponerse en puntas gracias a la diferencia de altura y sin más le susurró al héroe la respuesta de su anterior pregunta: —Su nombre es Adrien Agreste.

Marinette se separó rápidamente de su contrario, le otorgó una sonrisa mientras se tapaba la boca con su dedo índice a modo indicativo de secreto y se fue corriendo hacia el parque en donde su amiga la esperaba.

El adolescente felino se quedó estático, no podía creer que a la chica que quería también gustase de él; que su bella Lady amara a Adrien Agreste. Pero había un problema: Marinette tenía el corazón hecho pedazos por el modelo sin que éste lo hubiera provocado intencionalmente.

El de mirada verdosa se ocultó en un callejón para quitar su transformación y que su Kwami saliera. Seguía abatido; ≪¿Cómo no me di cuenta antes?≫ se regañaba mentalmente el joven parisino hasta que una voz lo sacó de su trance.

—Adrien, ¡Adrien!— Plagg estaba cerca del rostro de quien llamaba. Cuando su usuario reaccionó, éste se hizo para atrás y parpadeó incontables veces.

—Lo lamento Plagg, estaba pensando en lo que acá de suceder.— el semblante del rubio se veía preocupado y a la vez apenado. No sabia que hacer desde ahora en adelante con respecto a Marinette; así que decidió averiguarlo. Se dirigió a su casa para luego encerrarse en su habitación para no ser distraído por nadie.

Por otro lado, Marinette sentía que se había quitado un peso de encima; ya no sentía tristeza o ganas de llorar, pero debía admitir que todavía le dolía en el fondo de su corazón.

Se encontró con su mejor amiga como lo habían acordado. Se pusieron a platicar sobre diferentes temas, no sin antes preguntar la de lentes el por qué de su ida temprana de la escuela. La azabache le dijo que le dolía la cabeza por lo que decidió irse, pero a la contraria no le pareció muy creíble su excusa.

—Marinette, sabes que soy tu amiga y que puedes contar conmigo en lo que quieras; así que no ocultes el verdadero motivo que ocasionó que te fueras.— es cierto que la de cabello castaño-rojizo a veces era un poco despistada, pero conocía a su amiga (tal vez) mejor que su propia madre.

—Lo que pasa es que... Escuché decir a Adrien que le gustaba una chica, que estaba enamorado de ella pero él no sabia si su amor era correspondido o solo era platónico.— la tristeza atacó de nuevo a la adolescente, pero en menor magnitud a comparación a la primera vez que escuchó lo comentado.

—Marinette... ¿Nunca escuchaste el nombre de la chica?— le preguntó Alya a su abatida amiga con una chispa de esperanza.

—No...

—Entonces... ¿No piensas que podrías ser tú?

La chica de mirada cielo abrió sus ojos de manera asombrada. Nunca pensó en esa posibilidad, pero de repente, las contradicciones la atacaron y se las empezó a exteriorizar a su amiga.

—¿Cómo crees que voy a ser yo, Alya? Le hablo solo cuando tengo que hacerlo porque no puedo pronunciar alguna palabra sin tartamudear. Además, en el mundo de la moda hay miles de chicas más lindas que yo, apuesto que su amor le corresponde a una de ellas...— Marinette terminó de comer su helado y se dirigió a tirar la basura en uno de los botes de basura cercanos. Cuando regresó a con su amiga, se quedó parada en frente de ella, haciendo que la chica morena volteara a verla, fue allí cuando la azabache habló.

—Desde hoy me voy a olvidar de Adrien Agreste.


El día pasó con tranquilidad y la noche hizo su aparición. Como siempre, la chica de secundaria dejó su forma civil para transformarse en Ladybug e ir con su compañero Chat Noir a patrullar las calles de París.

La catarina había llegado antes que el gato, así que lo esperó en su lugar favorito: la Torre Eiffel. En ese momento recordó el apoyo que le dió su felino compañero a su apariencia civil, por lo que la joven heroína sonrío entre dientes.

—My Lady, ¿en qué está pensando que una linda sonrisa apareció en sus labios?— le preguntó el de cabellos rubios a su amada mientras se acercaba a ella.

—En nada particular, gatito.— con su mano derecha le dio un pequeño golpe al cascabel que se encuentra en el cuello del joven, haciendo que un sonido agudo apareciera en el lugar. El de ropas negras se sorprendió ante la acción de la chica y no pudo evitar que en su rostro apareciera un tono rojizo. La dama notó el lindo gesto de su amigo y no puedo evitar reír juguetonamente.

—Yo vigilaré la zona noreste y tú la suroeste, ¿de acuerdo?— le preguntó la de rojo a Chat el cual asintió con seguridad.

—No vemos aquí mismo a las 12:45, My Lady.— el joven le hizo una reverencia para que después saltara fuera de la Torre y se dirigiera a la zona que le correspondía. Ladybug hizo lo mismo pero del lado contrario.

El tiempo transcurrió y los adolescentes se encontraron en el lugar establecido. Ambos le dieron informes al otro y en conclusión toda la ciudad se encontraba en completa paz.

Por su parte, la heroína estaba un poco perdida en sus pensamientos: no sabía si lo que le había propuesto a Alya sobre olvidar al amor de su vida era lo correcto o no.

—¿Ladybug?— la azabache volteó hacia su compañero y notó que él señalaba atrás de ella. La mujer sintió que su cabello bailaba al ritmo del viento, por lo que dedujo que estaba suelto; pero solo la mitad de él se encontraba rebelde, la parte izquierda seguía atada como de costumbre.

—Vaya... Se debió haber atorado con una rama y se me cayó.— dijo la blanca dama mientras se retiraba el listón que portaba para que éste se transformara en una liga roja.

Chat Noir estaba apreciando la escena que le proporcionaba su amor. Ver a la chica de sus sueños por primera vez con el cabello suelto y despeinado había puesto nervioso al joven.

—Wow...— dijo en tono bajo el rubio con sus mejillas rojas. Y boca entreabierta. Adrien quería atesorar el momento para poderlo recordar toda la eternidad. La escena era hermosa: el cielo estrellado tan oscuro como el cabello de su dama, mientras ella movía su cabello de lado a lado para desacomodarlo un poco. También quería recordar esos ojos; aquellos ojos que lo volvían loco cada que se encontraban con los suyos; esos ojos llenos de vida color azul cielo. Y por supuesto, quería recordar la expresión de su Lady: su semblante era tímido, pero su cabellera suelta hacia que pareciera coqueto, sus mejillas no tan rojas como su traje y sus labios ligeramente abiertos que el gato quería probar desde hace mucho tiempo.

—¿Dijiste algo, gatito?— la azabache no escuchó lo que su contrario mencionó y éste agradeció a los cielos por ello.

—Déjame hacer algo, Ladybug.— el felino sentó a la chica y él también hizo lo mismo, pero justo detrás de ella. Le pidó la liga que sobraba del par y ella se la otorgó.

El joven enmascarado empezó a levantar el cabello de su dama rojiza, a modo de que en lo alto de su cabeza quedara una pequeña "cebolla" atada con la liga que se volvió a transformar un un listón largo. Mientras el joven la peinaba, Ladybug le comentó.

—No tenía idea de que supieras peinar a una mujer, Chat Noir.— la muchacha emitió una risita que retumbó los oídos del oji-verde, haciendo que él sonriera.

—Por supuesto, My Lady. Es fácil aprender este tipo de cosas.— la verdad es que cada que iba a una sesión fotográfica, Adrien veía como las chicas que trabajaban con él se peinaban; pero eso no se lo podía comentar a su amada.

Una vez terminado el peinado, Chat se dispuso a levantarse de su lugar, no sin antes hacer algo que se le había ocurrido en el transcurso. Bajó levemente el cuello de tortuga del traje de la héroina y depositó un suave y lleno de cariño beso en la parte de atrás del cuello de la dama.






Cada vez se hacen más largos los capítulos, pero creo que vale la pena. Las ideas llegan a mi y no puedo cortarlas en seco.
Espero que les agrade y hasta el próximo capítulo. :'D <3


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[ML] Siempre a tu lado [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora