¿Qué pasa conmigo?

90 7 4
                                    


Estaba en el pasillo que se dirige a las mazmorras e iba de la mano de Malfoy, este hizo una reverencia y él y yo empezamos a bailar elegantemente como nunca había logrado.

-Bailas maravillosamente, Draco- dije susurrándole al oído, ¿desde cuándo le llamo por su nombre?

-No mejor que tú- respondió con una sonrisa, me encontraba totalmente sorprendida, pero por algún motivo actuaba como si aquello no fuese sumamente extraño.

Malfoy me hizo girar y me dedicó una blanca sonrisa, que no puedo negar, era encantadora y le vi inclinarse lentamente hacía mí, en ese instante apareció Fred desde la oscuridad, que le dio un fuerte golpe en la cara al rubio, estaba espantada, pero no actué como tal, solo me lancé a sus brazos, él me recibió.

-Te extrañé- dijo en una sonrisa y yo solo me contenía por no besar cada una de sus pecas.

-No debiste golpear a Draco- susurré y en ese momento Fred rozó muy suavemente sus labios con los míos, lo que sentía era una tortura, deseaba besarlo, pero mi cuerpo no se movía, cerré mis ojos con la esperanza de sentir la calidez sobre mis labios pero no llegó y cuando los abrí nuevamente Fred ya no estaba, ni las mazmorras, ni nada, solo sangre, sangre en el suelo, en las pareces, vi mis manos y estaban teñidas de carmesí.

-¡Fred!- grité asustada y tapé mis oídos con ambas manos chillando lo más fuerte que pude.

Abrí mis ojos, estaba en mi cama, en Hogwarts, mi respiración estaba agitada, inmediatamente miré mis manos para comprobar que todo había sido un sueño y efectivamente estaban totalmente limpias, me las llevé a la cara y pude darme cuenta de que estaba mojada en una mezcla de lágrimas y sudor, intenté calmarme y me levanté, más que todo impulsada por el miedo a volver a soñar. Me di un baño para alejar el sudor y tratar de calmarme, mi pecho se levantaba y bajaba agitado. Intente hacer el menor ruido posible para no despertar a las demás, era demasiado temprano.

No tenía nada de ánimos para realizar mi rutina de ejercicios matutinos así que preferí tomar mi libro y bajar a leer un rato bajo la sombra de un árbol para alejar los recuerdos del horrible sueño, como era de esperar no había nadie en la sala común y menos en los pasillos.

-Buenos días señorita Fa, ah madrugado más de lo normal- me dijo la Profesora McGonagall quien me encontré en el pasillo, yo solo asentí la cabeza como respuesta.

Me senté a la sombra de un árbol cercano a la orilla del Lago Negro, lugar bastante frecuente para mí, y empecé a leer para alejar los desagradables recuerdos.

La chica había muerto por depresión al ver como su amado moría en sus brazos tras una enfermedad incurable. Cerré el libro soltando un suspiro apartando una pequeña lagrima de mi ojo derecho, me quedé mirando el lago por un momento y pensé que sería oportuno escribirle a Al, tomando en cuenta que no lo vi en todo el verano, así que subí a paso veloz hasta la sala común para buscar pergamino y pluma, aún era algo temprano así que los pasillos aun lucían deshabitados aunque ya no a un grado fantasmal. En la sala común de Gryffindor se hallaban algunos alumnos madrugadores, entre ellos Hermione.

-Buenos días Hermione- saludé a la castaña que se encontraba acariciando a su gato.

-Buenos días. Realmente has madrugado hoy- respondía ella un poco sorprendida.

-Hmmm- murmuré y sin más interrupción subí a mi habitación y garabateé una carta para Al.

Querido Alphonse,

No eh sabido nada de ti en todo el verano, no sé si sentirme ofendida al respecto. Por aquí ha estado todo normal, ya lo sabes, trabajar trabajar, trabajar, nada fuera de lo normal... sin embargo hay algo de lo que me gustaría hablar contigo, este verano me quedé un par de semanas con unos amigos de la escuela y creo que... hay algo que he comenzado a sentir, un tanto inexplicable y me está dando mucho miedo, quisiera saber tu opinión al respecto espero que respondas pronto y me gustaría verte al menos el próximo verano. Saludos a Mei.

¿Bromeamos Juntos? (Fred Weasley)Where stories live. Discover now