11. El reencuentro

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Antes que nada, siento el retraso. Está siendo una semana de locos, y lo que debería haber sido una corrección rápida, se volvió un engorro...

Avisar también de que ya están publicados los resultados del sorteo. Aún me falta uno de los ganadores por hacerse presente. Para los que no tuvieron suerte, no os preocupéis, haré más.  Ya veremos que hacemos por Navidad^^.

Sin más, os dejo el capítulo, y en cuento pueda subiré el siguiente.


......



El refugio se convirtió en un hervidero de personas.


Un hervidero que bullía lleno de actividad. Killian solo tardó veinte minutos en hacer llegar el mensaje de alerta a todos sus compañeros, y en menos de media hora todos los líderes de las diferentes secciones se encontraban en su despacho, recibiendo órdenes y decidiendo la mejor forma de actuar en aquellas circunstancias.


Todo se resolvió cuando Carew, demostrando lo acostumbrado que estaba a organizar batallas, pareció tomar el mando del asunto. La primera avanzadilla hacia el castillo Walter la harían ellos mismos, todo el nuevo grupo de gente que había llegado y que no se quedaría allí mientras Rory y Jared estuviesen desaparecidos. Les acompañaría un contingente de veinte hombres. El resto saldría a la mañana siguiente nada más despuntar el sol. Les alcanzarían, según sus cálculos, poco antes de llegar al área que delimitaba el perímetro de vigilancia del castillo.






Más cansado de lo que estaba dispuesto a admitir, Erick se dejó caer en una de las sillas de su cuarto, masajeándose las sienes con suavidad. El terrible dolor de cabeza que tenía desde aquella mañana, provocado por el estrés y la angustia de la situación, le hizo maldecir silenciosamente, levantarse de golpe y caminar por toda la estancia.


Aún quedaba algo más de media hora para poder salir de allí, y lo único en lo que podía pensar era todo lo que podría ocurrirles a Jared y Rory en el tiempo que estaba perdiendo allí encerrado. Aún no era capaz de entender cómo sus dos amigos habían podido hacerle esto. A él y a los demás. ¿En serio creían que por irse a escondidas ellos no les seguirían? ¿Qué pretendían, protegerlos?


Su desesperación dio de nuevo paso a la furia, y todo en el cuarto tembló ante la oleada de energía que emitió su cuerpo. Jared, el joven y descarado doxy que le había robado el sueño tantas noches, volvía de nuevo a confundirle. Ya no sabía qué pensar de la relación que ambos parecían haber forjado lenta pero inevitablemente.


La atracción que sentía por aquel de cabellos rubios parecía haberse fortalecido, dando paso a algo más. Algo que, no obstante, temía afrontar. Porque él, simplemente, no podía enamorarse de nadie. Sus pies se detuvieron junto a su cama, donde tantas veces se había imaginado yaciendo allí con el otro, abrazando aquel cálido cuerpo. ¡Qué idea más aterradora y embargante por igual!


Secos golpes en la puerta le hicieron sobresaltar. El rostro solemne de Sorin, con aquellos ojos claros llenos de determinación, le hizo suspirar. Le hubiese gustado que todos ellos se quedasen al resguardo del refugio, donde nada les podría herir. Pero Sorin, al igual que los demás, no iba a permitir que algo así pasase. Una sonrisa cínica, una que mostraba todos sus sentimientos en una única mueca, se extendió por los labios del rubio, y Erick simplemente le siguió cuando el otro empezó a caminar pasillo abajo.

La venganza de un hijo [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora