Capitulo 10: Drásticas desiciones

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CAPITULO 10

Richard

Habían pasado dos malditas semanas, desde que yo y Barbara habíamos "dejado" lo nuestro. En realidad no poder tenerla me hacia desearla mas. Quería sentir su suave piel, quería acariciar su cabello, quería besar esa boca carnosa, quería que sus ojos me mirasen como antes de que ella cambiara tanto conmigo. Todo esto me estaba matando. En las noches solo podía pensar en ella. No dormía bien. Pensar que ella estaba a solo una pared de distancia y no poder estar con ella me frustraba de una manera que no creía posible.

Barbara había estado actuando como de costumbre con los demás, pero conmigo era distante e indiferente. Ella hacia que perdiera la paciencia, me desesperaba como el infierno.  Pero eso se acabó. Hoy había tomado mi decisión. Dos semanas eran más que suficientes para arreglar las cosas en mi cabeza.

Lo que sentía por Barbara era mas fuerte de lo que alguna vez sentí por una mujer antes. Era horriblemente aterrador pero más aterrador perderla totalmente. Decidí luchar por esto. El dinero no se comparaba a lo que la sonrisa de Barbara le hacia a mi corazón. No sabia porque había demorado tanto en darme cuenta de esto pero una vez que lo hice, parecía obvio. Ella era mía.

Hoy era la maldita boda y primero se enfriaría el infierno, antes de que yo permitiera que ese imbécil se case con Barbara. Mi Barbara.

Hoy le diría la verdad y con suerte, saldría vivo. Rogaría con todas mis fueras que por esto, no perdiera a Barbara completamente. Si era necesario le suplicaría de rodillas.

Barbara

Estas últimas dos semanas fueron algo ocupadas para mi, pero fueron suficientes para todo lo que quería hacer, y no podía estar mas feliz de todo lo que había hecho.

Pase bastante tiempo con Cindy en mi habitación, hablando de apartamentos. Ella me había conseguido uno muy bonito (al menos en fotos) era de un tamaño razonable, ni muy pequeño, ni muy grande. Quedaba cerca de donde vivían Leo y Tony, y estaba amueblado ¡simplemente perfecto! De hecho me había hecho muy amiga de Cindy, claro... después de pasar por mi fobia de esta-chica-es-muy-amable-y-debe-esconder-algo.

Por supuesto también había tenido que salir con Tomas cada dos días para mantener las apariencias. Había controlado mis emociones frente a Richard cada vez que se terminaba una cita con Tomas. Y si, Tomas seguía perturbándome, creo que siempre lo hará.

Todas las noches eran una tortura para mi, solo pensaba en ir a la habitación de Richard y meterme en la cama con el. Tenia que recordarme a mi misma que él me estaba mintiendo. Casi ato una cuerda en mi cama y amarro mi tobillo en ella para no ir tras el. ¿Me había vuelto tan dependiente del sexo? ¿O era mas profundo que eso?  Dios no lo quisiera ¡Eso era malditamente patético! Nunca antes había sentido esto por un hombre. No incluso por Tomas.

Cindy me había demostrado que podía confiar en ella y le había contado todo. Unas palabras que me dijo se quedaron tatuadas en mi mente: "El sexo es el consuelo para los que ya no tienen amor". Si lo se, sonaba totalmente estúpido y cursi, pero esa maldita frase me tuvo varias noches despierta.

Pero hoy. Oh, solo Dios sabe cuanto espere por este día. Era el momento de mi plan maestro y estaba eufórica.

*  *  *

Estaba en el spa, muy cómoda recostada en un sillón vibratorio mientras me hacían manicure y pedicura. Tenía los ojos cerrados, con los audífonos puestos de mi IPod escuchando lo último de Rihanna. Tenia que disfrutar hasta al final ¿no? Y como toda novia estaba feliz, muy muy feliz, pero no por la razón que todos pensaban. Hoy me liberaría de todo este mundo falso y comenzaría una nueva vida aparte. No mas Fabio, no mas Tania, no mas Trina y lo mejor, no mas Tomas. Suspire con felicidad.

No hay rosas sin espinasWhere stories live. Discover now