Capítulo 9.

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Subimos arriba y mi padre sale de la habitación con cara de preocupación. Me ve y su cara cambia. Se queda pálido y se acerca a mí lentamente como con miedo. Cuando llega a donde estoy me abraza y lloro en su hombro.

-Mi niña, ¿qué te pasa?

-Casi la violan –suelta mi madre con la voz temblorosa y se acerca a nosotros uniéndose al abrazo mientras que rompo a llorar y me abrazo más a mi padre.

-Necesito que me digas quien es. Ahora mismo voy a salir y le voy a dar una paliza. De esta no sale –se separa de nosotras y me quita el maquillaje, más bien el rímel y la raya, que ahora está en las mejillas.

-Tranquilo papá. Alguien ya le dio su merecido.

-¿Sabes quién es? –pregunta esperanzado. Me coge de los hombros y me mira a los ojos.

-Sí. Ha sido SJ. Él me ha ayudado. Si no llega a ser por él y-yo –ahogo un sollozo.

-¿Es de él la chaqueta que llevas? –pregunta mi madre. Al parecer se ha dado cuenta pero ha preferido no preguntar. Cosa que le agradezco.

-Sí, mañana se la devolveré. Ahora sólo quiero darme un baño.

-Voy a prepararle la bañera con agua caliente –dice mi madre avisándonos.

Miro a mi padre y hago un amago de sonrisa. Intenta sonreír pero el único gesto de su cara es una mueca.

Mi madre sale del baño y tras ella una nube de vaho caliente que hace que me estremezca. Me hace un gesto con la cabeza para que pase y entro en el baño atravesando la nube de vaho.

-Quiero estar sola. –digo mirando al suelo y luego a mi madre.

-¿Estás segura cariño? –me coge la mano y la acaricia como si de un cachorro indefenso se tratase.

-Sí mamá.

Me suelta la mano y me besa la frente. Sale del baño y cuando lo hace cierro con llave. Me giro y miro mi reflejo en el espejo.

Mi cara está echa un cuadro. El pelo está enmarañado y sucio. Me duele todo el cuerpo.

Me empiezo a desnudar lentamente y aguantando las ganas de llorar, aunque resulta una tontería porque mis lágrimas salen sin cesar y sin esfuerzo. Me meto lentamente en la bañera de agua caliente y jabón con olor a jazmín. Me sumerjo lentamente y me siento apoyando la cabeza en uno de los laterales y abrazándome a mí misma.

Cojo mi esponja y empiezo a enjabonarme. Recuerdo el toque bruto y sin cuidado, sus manos ásperas y frías por mi cuerpo. Su mirada de deseo y su aliento a alcohol. Recuerdo todo lo que me dijo y rompo a llorar mientras que me enjabono cada vez más fuerte intentando arrancar mi piel y dejando roja la zona por donde paso la esponja.

Tras una larga hora dentro del baño, salgo enrollándome en el albornoz rosa que cuelga de la puerta de este. Me tapo bien ya que tengo frío y voy a mi cuarto donde mi madre ha dejado ropa limpia y seca encima de la cama.

Me acerco y empiezo a vestirme no sin antes cerrar la puerta de mi habitación.

Cuando termino, dejo el albornoz en el baño y vuelvo a mi habitación. Abro la cama y me meto dentro.

Me pongo de lado me acurruco encogiéndome y abrazando la almohada. Cierro los ojos y recuerdo todo lo que me ha pasado esa noche.

La fiesta, los encuentros con SJ, lo que casi me pasa, SJ pegando al hombre, el camino a casa, las cosas que me ha dicho... Mi cabeza no deja de dar vueltas y me revuelvo para así dejar de pensar en todo y poder dormir aunque sea un poco.

El frío también quema.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora