-Si me quedo no es por obligación Lucia. - me dice Elías. 

El buscar agarrar mi mano, cuando lo hace, siento una corriente eléctrica inexplicable. Nunca antes había experimentado algo de este estilo, mis alarmas se prenden y hacen que suelte su mano de forma brusca.

No podía permitirme sentir aquello, soy una muñeca rota y como tal no debo dejar que ningún hombre se acerque a mí, él por su parte me observa sin comprender.

-Puedes confiar en mí – pide amablemente – Sé que apenas nos vamos conociendo, pero quisiera que confieras en mí – me mira directamente a mis ojos.

Su mirada me transmite cierta paz y calma en estos momentos ¿Eso posible aquello? ¿Tener ambas cosas en una sola mirada? ¿O es que acaso me volví loca en estos momentos? Suelto un suspiro

-Elías – intento decirle algo, pero él me hace un gesto que no me deja hablar.

-Lucia, quiero que sepas que puedes confiar en mí, estoy dispuesto a ayudarte en todo lo que pueda – insiste.

¿Debería empezar a darle confianza? Él me trajo aquí y no me hizo daño, me salvo de ser violada por Hansel.

-Entonces....

-¿Entonces qué? – cuestiona él.

Sonrió levemente, a continuación suelto algo para poder empezar a crear algo la confianza entre los dos.

-Quédate – susurro.

Él me mira sorprendido con una sonrisa.

-Debo buscar ropa suficiente para quedarme – comenta – Lianna trajo un bolso con ropa para ambas, le dije que te traje aquí sin nada.

Asiento con mi cabeza levemente, Elías agarra nuevamente mi mano para llevarla hasta sus labios donde deja sutilmente un beso.

-No me tardaré, Lianna está en una habitación arriba – me explica – Volveré rápido.

Él suelta mi mano, de pronto siento un leve vacío, qué sentimientos tan extraños estoy experimentando.

-¿Traigo algo para la cena? – me pregunta.

Me encojo de hombros.

-Como desees – es todo lo que respondo.

Él solo asiente con su cabeza, da media vuelta sobre sus talones, veo como camina hasta la puerta y sale por ella. Suelto un suspiro del cual no sabía que estaba reteniendo.

Miro mi mano en la cual Elías planto un beso, no sé qué porque me siento extraña en estos momentos.

-¿Qué me estás haciendo Elías Salvatore? – me pregunto a sí misma – Yo no puedo enamorarme de nadie, estoy rota poder ser amada.

Una lágrima silenciosa recorre mi mejilla al recordar lo cuan dañada estoy. Nadie se merece a una persona como yo, nadie merece una carga llena de sufrimiento.

Debía alejar a Elías hasta que esto pueda salirse de control.

26 de septiembre 2005.

Un nuevo día está empezando. La noche había terminado relativamente normal, Elías trajo hamburguesas para cenar, no hablamos durante la cena, solo mi tía y él estuvieron interactuando.

Luego de eso decidí irme a dormir junto con mi tía Lianna no quería dormir sola, sentía mucho miedo. Ella no me preguntó qué paso en la casa porque se dio cuenta de que llore hasta quedarme dormida.

Es lunes no iré al instituto ni Elías tampoco irá al trabajo, al menos que le salga algo urgente, según nos comentó ayer. Nos dijo a mi tía y a mí que podíamos quedarnos todo lo que desearemos, no tenía ánimos de ir a mi casa, sé que Hansel puede estar ahí.

Salgo de la habitación donde dormir durante la noche, estoy vestida con un short y una franela de Aarón, me encuentro descalza, mi tía Lianna aún seguía durmiendo, hoy no tiene que ir al trabajo.

Cuando voy caminando por el pasillo de las habitaciones me doy cuenta de que la puerta donde durmió Elías se encuentra entre abierta, no sé por qué me acerco para ver si él está durmiendo.

Para mi sorpresa cuando observo la habitación él está de pies mirando por la ventana no lleva puesta una camisa solo un mono de chándal.

Algo me llamo la atención es su espalda donde en ella se encuentra con diversas cicatrices, desde unas pequeñas que no son tan visibles hasta una grande que empieza por su hombro derecho y termina en el principio de su costilla.

Estoy sorprendida por aquello ¿Qué habrá pasado para que él terminara con una espalda así? Y no sé si su abdomen también se encuentra de aquella forma como su espalda.

Sin querer empujo un poco la puerta haciendo que él se sobresalte y voltee todo su cuerpo rápidamente. Me quito rápidamente de la puerta posicionándome en unas de las paredes del pasillo para que no me viera.

-¿Lucia? – Escucho pronunciar mi nombre -¿Estás allí? – pregunta.

Escucho sus pasos hasta llegar a la puerta para abrirla, asoma su cabeza mirando por el pasillo. Pensé que no me notaría, pero lo hizo eso hace que frunza su ceño.

-¿Por qué te escondes? – cuestiona.

Noto que Elías carga ahora una franela cubriendo su torso aún carga el mono de chándal.

-Yo es que – balbuceo sin poderle dar una respuesta coherente.

Él sonríe de medio lado.

-Tranquila, no pasa nada – comenta- ¿Llevas rato despierta? – me pregunta.

Niego con mi cabeza mientras me acomodo mejor para verla.

-Hace poco me desperté – comento.

Él asiente su cabeza mientras veo como a recuesta su espalda a la puerta de la habitación.

-¿Quieres que te prepare el desayuno o busco a comprar algo? – me consulta.

Lo miro sorprendida.

-¿Cocinas? – pregunto sin poder creer.

Él asiente con una sonrisa en sus labios.

-Claro, aprendí en el exterior – suelta.

-¿Exterior? – vuelvo a preguntar.

-Si viví en Europa varios años – comenta – Puedo contarte mientras te cocino – propone.

Lo miro sorprendida vaya eso sí que no me lo esperaba. Me encojo de hombros un poco.

-Si tú quieres – respondo con un poco de pena.

-Con gusto preparé el desayuno – responde sin más.

No sé en qué momento paso, pero él me jala por mi mano llevándome directo a la cocina. Nuevamente, siento la corriente eléctrica por mi cuerpo.

¿Por qué esto me está pasando? No me podía pasar eso.

No soy digna de ser amada y debía alejar a Elías de mi vida antes que todo pueda empeorar. Porque todo aquel que está cerca de mí termina sufriendo él no se merece vivir aquello. 

Rotos por Dentro # 1Where stories live. Discover now