Capítulo 22

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Caleb no ha dejado de intentar desviar la conversación desde que nos hemos sentado, lo cual me hace sentir aún más intimidada. En cuanto me despisto, se va del tema, como si intentara alargar el momento de decírmelo. Y no puedo explicar con palabras la mala espina que eso me da.

—¡Caleb! —grito al borde de la desesperación, interrumpiendo otra de sus historetas de relleno—. Estamos aquí por algo, ¿verdad? Pues suéltalo ya, por favor te lo pido.

Por un momento, puedo notar cómo debate en su mente qué palabras son las correctas para continuar con esto.

—Lo siento. Es solo que... —Hace una pequeña pausa, no sin antes desviar su mirada de la mía—. Sinceramente, me parece demasiado fuerte lo que se traían esos dos entre manos.

La preocupación se vuelve a manifestar en mi interior, esta vez en un nudo en el estómago, sobre todo ahora que sé sobre la participación de Ben en este asunto. Rodeo mis piernas con los brazos y las atraigo a mi pecho, a la par que mantengo la mirada perdida en el verde intenso del césped. Acto seguido, levanto la cabeza como puedo y le doy el visto bueno a Caleb para que empiece a hablar.

—Lo primero que debes saber es quién es Ben —sentencia. Puedo sentir cómo arrastra las palabras, evidenciando que no le hace ninguna gracia ser él quien me cuente esto—. Sé que ya lo conoces, pero supongo que no tanto como crees. Tiene el don de parecer otra persona con la gente que le interesa.

Toma una gran bocanada de aire y la miel en sus ojos me cautiva una vez más. Parece que en esta ocasión ya no se anda con rodeos.

—Andrew y yo lo conocimos el primer verano que estuvimos en este campamento, y creo que ya habrás notado que no nos cae precisamente bien... —Suspira intranquilo—. Ese tío siempre se mueve por dinero y no le importa hacer cualquier cosa si es por un poco de pasta. Eso por no hablar de la forma en que trata a las mujeres, y en eso yo lo conozco demasiado bien.

Frunzo el ceño. No sé a qué se refiere exactamente con esa última frase, pero no tiene buena pinta para nada. Siento un pinchazo en el abdomen sólo de pensar en la imagen de Ben sobre mi cama y toda su ropa tirada por mi cabaña. No sé si quiero saber el plan que Candice y Andrew habían ideado, pero si tiene algo que ver con lo que pasó anoche, no sé si podré soportarlo...

—¿Qué quieres decir con eso? —inquiero en un tono de voz casi inaudible. He intentado parecer segura de mí misma, pero esto va mucho más allá de mi autoestima.

—A ver, no pretendo ser yo quien defienda a Andrew, pero fue Candice quien lo planeó todo. No sé qué especie de pacto tienen entre ellos, pero siempre hace todo lo que ella le diga.

—Cuéntame sobre ese plan.

La intriga corre por cada milímetro de mi cuerpo, pero también lo hace el miedo. No sé qué es lo que más me aterra: que se compadezca de mí con la mirada o que esto esté llevando tanto tiempo.

—Al parecer, Candice se interesó por Ben cuando le contamos lo que había pasado en el Starbucks. Por eso, lo sobornó y lo convenció para que... Bueno, para que se aprovechara de ti —tartamudea, y salta a la vista que no es fácil para él decirme esto.

Entonces, todo lo que escucho son las últimas palabras de Caleb retumbando en cada rincón de mi cabeza. "Aprovecharse de mí" podría tener muchos significados, si no fuera porque tengo muy presentes los pocos recuerdos de anoche...

Ahora más que nunca, no puedo dejar de pensar en el último vaso rojo que Ben me dio. ¿Y si contenía algo que me dejó atontada y por eso no recuerdo lo que pasó después? Para colmo, he amanecido medio desnuda junto a él. Todo apunta a algo que no quiero ni decir en voz alta. Pero ¿cómo se puede jugar tan sucio?

Campamento de Verano© (Verano #1) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora