Capítulo 6

10K 475 55
                                    

Los rayos de sol cegadores entran por la ventana e interrumpen mi sueño más profundo. Despierto, aún aturdida, y al medio abrir los ojos me encuentro de cara a una pared de madera de lo más simple. Por no hablar de la cama en la que he dormido, que no puede ser menos reconfortante.

—Caleb, he dicho que me cuentes lo que hicisteis ayer —escucho susurrar a Emily a mis espaldas. Inmediatamente, cierro los ojos de golpe y me hago la dormida.

A decir verdad, no sé si me apetece destapar algún detalle sobre lo que pasó en mi primera noche en el campamento. Aun así, nunca está de más conocer la versión de Caleb sobre los hechos. Supongo que tiene mucho que decir.

Por otro lado, Emily suena más bien enfadada, pese a que su tono de voz es bajo, evidenciando que yo no debería enterarme de qué están hablando.

—Ya te lo he dicho, Emi. Sólo nos quedamos un rato más en la hoguera después de que te fueras, hablando de nuestras cosas.

—Está bien. Visto lo visto, no piensas decirme la verdad, así que empezaré yo misma.

Incluso sin verlos, puedo interpretar la situación en la que se encuentran. Emily se siente decepcionada, puesto que debe recordar perfectamente la forma tan ridícula en la que acabé aquí. Caleb, en cambio, sin saber dónde meterse, está avergonzado e ideando cómo esquivar la próxima pregunta de su hermana.

—Eran las tres de la mañana, Andrew se presentó en mi cabaña. ¿Alguna vez has visto a tu amigo visitándome? ¿A esas horas? Desde luego que yo no.

—Emily, yo no tengo nada que ver con eso. Admito que estuve fuera hasta tarde, pero...

—Llevaba a Evelyn en brazos —le corta, a lo que Caleb, por alguna razón, parece sorprendido y enmudece de golpe—. Traían un olor a alcohol insoportable.

Por si no fuera evidente, el último detalle es el que tiene a Emily subiéndose por las paredes. Lógicamente. Somos menores: si esto sale de aquí, a ella le podría caer un buen palo. Reconozco que fue muy infantil por nuestra parte.

—No sabía... nada sobre eso —tartamudea un poco, e incluso se podría considerar que está nervioso.

—Mira, Caleb, haz lo que quieras... pero no me mientas. Té dejé al mando de todo porque confío en ti. Solamente pido que no vuelva a pasar. Si ocurriera algo, estáis todos bajo mi responsabilidad.

Silencio. Puedo escuchar los remordimientos de Caleb incluso cuando no está diciendo ni una palabra. Presiento que su hermana le conoce tan bien que lee lo mismo que yo en sus ojos, es por eso que le perdona:

—Esta vez la dejo pasar porque sé perfectamente que tú estabas ahí... pero, por favor. Que no se repita.

Instantes más tarde, escucho la puerta abrirse y cerrarse, por lo que deduzco que Caleb ha aprendido la lección y se ha marchado.

Cierro los ojos con fuerza, como si con ello pudiera frenar el comienzo de este día. Decir que socializar hoy se me va a hacer incómodo es quedarme muy, muy corta. No podría definirme entre si quiero o no quiero acordarme bien de todo. Sinceramente, creo que lo poco que tengo en mente es más que suficiente.

No sé qué es lo que hicimos para acabarnos tantas botellas de alcohol. Siento lástima de mí misma al recordarme bailar como una descerebrada encima de aquellas sillas de patio baratas. Acabo de visualizarme a mí misma cuando me caí de una de ellas. Dios, ahora entiendo por qué me duelen tanto las rodillas.

Todo me daba tantas vueltas que no podía pensar con claridad. Una chica como yo no había pasado nunca de las copas en los días festivos, no sé cómo pude dar el salto al whiskey como si fuera lo más natural del mundo. Literalmente, anoche yo no caminaba: yo FLOTABA. Como mi colchón en la piscina. Lo que me sigue impactando es que lo siguiente que me viene a la mente es "flotar" junto a Caleb... a solas. Y un beso. Si es que se le puede llamar así, porque ninguno de los dos estábamos en condiciones.

Campamento de Verano© (Verano #1) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora