29. Adiós.

2.2K 177 4
                                    

Tres meses después...

Dylan

El cielo parecía que iba a caerse a pedazos. Me paré firme y toqué la puerta de la casa de los Capuleto. Mi madre les había hecho una tarta de frambuesa.

Sonreí al recordar las últimas semanas que había pasado con Brooke. Habían sido increíbles. Solo nosotros dos en la playa y relajándonos, parques de diversiones y molestar a gente que merece ser molestada.

— ¿Dylan? —Atendió Felipe.

— Hola —saludé—. ¿Brooke está en casa? —El asintió repetidas veces moviendo su cabeza de arriba a abajo.— Bien, ¿puedo... Pasar?  —En eso Brooklyn apareció en la puerta.

— Dyl —sonrió. Parecía sorprendida.

— ¿Puedo pasar? —Ella negó ladeando la cabeza. Cerró la puerta detrás de ella y se paró en la puerta.

— ¿Qué pasó? ¿Qué necesitas?

— Vine a traer esto —miré hacia la tarta.

— Bueno, pues dámela y yo les diré a mis padres —Ella agarró la comida y me sonrió.

— Pero, ¿por qué tanto misterio? —Tomé la perilla de la puerta.

— ¡Dylan no! —Me frenó, pero antes de que pudiera abrirla Adam se apareció abriéndola.

— ¡Dylan! ¿Qué haces aqui?

— Bueno, vine a traer esta tarta que mi madre hizo para ustedes —expliqué por segunda vez.

— Que amable, ven hijo, pasa.

Cuando entré dentro la casa estaba llena de cajas. Estaba confundido. Es decir, ¿para qué tantas cajas? Así que le pregunté al señor Capuleto.

— ¿Qué? ¿Brooke no te ha dicho? —Miré hacia atrás, viendo que ella negaba haciendo señas con las manos, pero cuando se percató que la miraba, paró.

— ¿Decirme qué?

— Nos mudamos —dijo Adam sonriendo.

Esta noticia me había dejado atónito. Yo... No esperaba esto, no podía engañarme a mí mismo, diciéndome que no era verdad, pero seguía sin creerlo. Así que, decidí tomar el comentario de Adam y felicitarlo por la noticia, repetí eso con Brooke.

El resto de la tarde invité a mi novia al parque. Quería ir a tomar un helado, eso siempre me relajaba.

— ¿Y cuando se mudan? —No quería preguntar eso, fue un impulso. Solo se salió de mi boca.

— M..añana.

— Bueno, pero no debe ser muy lejos. No estaremos cerca literalmente pero, al menos podré visitarte, ¿no?

—Dylan, a nos mudamos porque a mi padre le ofrecieron trabajar en un lugar mejor.

— Bueno, eso está bien.

— Me voy a Italia.

— ¡¿QUÉ?! —Tiré mi helado al piso. Eso solia hacer cuando me enojaba con Brooklyn, revolear cosas. Ella lloraba cada vez que nos peleábamos.

— Lo lamento, Dyl, sé que debí de habértelo dicho antes, pero... —Ella pasó su mano por mi mejilla y yo se la corri.

— Pero, ¿qué? ¿Brooklyn que te pasa? Me haces vivir unas semanas excelentes, y ahora vienes, y ¿me dices que te vas? Ja, ¡Te mudas a otro país! Mejor dicho, ¡OTRO CONTINENTE!

— Yo, no podía. Me sentía muy mal. No quería dejarte. Yo te amo y esto es más difícil para mí, que para ti Dylan.

— Créeme que no. Brooke esto no es normal. No podremos continuar sabiendo que estamos en continentes diferentes. Las relaciones a larga distancia son una grandísima mierda.

— Pero, si el amor todavía vive entre nosotros...

— Brooklyn, si tú conoces a alguien allá, y yo estoy aquí, pensando que piensas en mí... Yo, no podría.

— Pero... —Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.—, se lo que puedo hacer. Les diré a mis padres que quiero quedarme. Tal vez si pagó más y...

— Ya no hay nada que hacer —Ella frotó sus ojos con las palmas de sus manos.— Adiós Brooke, esto se acabó —Y ahí fue cuando rompió en llanto.

Brooklyn se levantó de su asiento y me besó la mejilla, para caminar de vuelta a casa. A medida que se iba alejando yo pensaba más y más lo que había hecho. Era un completo idiota.

Me levanté bruscamente del asiento y pateé un bote de basura que había cerca mío, mientras gritaba como si no hubiera mañana.

Brooke

Tomé mi almohada llevándola a mi boca y gritando lo más fuerte que pude.

Odiaba esto. Odiaba pelearme con Dylan. Odiaba que el posiblemente me odie por no contarle. Odiaba todo, por el simple hecho de que me tendría que separar de Dylan.

Pensé en Dyl, él tenía razón. Yo, pensaba en irme sin contárselo, pero él iba a ser el del corazón roto. No podía creer lo que había sucedido.

Lloré y lloré hasta que me quedé profundamente dormida.

...

— ¡Vamos, vamos! Se va el avión. Corran niños.

Fui con mis dos maletas de mano, hasta la puerta para abordar el avión. Era hora ya.

Miré una última vez hacia atrás, pensando en que el llegaría. Pero... No fue así, y las malditas películas se equivocan.

Con el corazón roto, sequé la última lágrima y me adentré a dónde estaría mi nuevo hogar. La bella Italia. Una nueva esperanza, para una nueva Brooklyn.

Dylan

— Disculpe señorita, ¿ya salió el avión a Italia? —pregunté a la mujer de recepción.

— Mmm creo que no, si te apuras, llegas alcanzar a la muchacha.

— Espere, ¿usted cómo sabe qué...?

— ¡Corre niño!

Fui lo más rápido que pude hacia la sala de abordaje. Esperaba que Brooklyn esté allí, con alguna esperanza de que yo llegue. Estaba totalmente arrepentido de todo lo de ayer. Las palabras habían salido de mi boca sin que yo quiera.

— Disculpe, el avión a Italia, ¿ya abordaron los pasajeros? —pregunté a un tipo que estaba barriendo el lugar. Parecía fantasmal, no había nadie, ni nada.

— Me temo que si, hijo —Mi corazón se detuvo. Maldije adentro mío.

Estaba enojado conmigo mismo. No podía perdonarme esto. Me sentía una basura y Brooke no lo merecía, no merecía que nuestra despedida sea así de fría.

Había dejado ir a la chica que había puesto mi mundo de cabeza, y todo por mi maldito egoísmo que hace que la gente se aleje de mi.

Dios, ¿porque soy tan idiota? >>

Familias en Guerra.Where stories live. Discover now