17. Gases.

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— ¿Entonces William y tú...? ¡Oh por dios Brooklyn! —gritó Ámbar. Ella llevaba los cuadernos de la escuela en sus manos. Estábamos saliendo del predio, con el uniforme de porristas, porque acabábamos de entrenar.

— ¡Lo sé! —sonreí.

— Además, es súper lindo —agregó Gracie con emoción.

— Yo creí que sería Dylan —dijo Merlina desanimada. La miré mal.

— ¡Nunca estás feliz por mi! ¿Cuál es tu problema?

— Nada, Brooke. No he dicho nada. ¿Qué rayos te pasa?

— Lo siento, estoy en mis días. No culpen que este histérica. Pero... ¡William es el chico perfecto!

El estaba allí parado en su auto. Vino corriendo y me dio un dulce beso en los labios.

— Ellas son mis amigas —Le presenté a todas. Justo un balón de fútbol impacto en la cabeza de Gracie.— Un balón de fútbol... Esto me recuerda algo... —dije mirando cómplice a mis amigas.

Me encaminé hacia los vestidores donde estaban los chicos cambiándose para el partido, o duchándose.

— ¿Q-qué haces? —gritaron las chicas siguiéndome por detrás.

William decidió quedarse en la puerta de los vestidores. El me esperaría allí. De todas formas se escuchaban los gritos y todo.

Vi que Gracie miró a Bruno, que se estaba cambiando. Ella se le acercó y comenzaron a besarse.

— ¡Gracie! —le grité. Ella quedó allí con Bruno.

Luego Merlina. Ella se abalanzó sobre Patrick y se encerraron dentro de un baño.

Robert vió que Ámbar estaba junto a mí y ella se fue caminando afuera del lugar. El comenzó a seguirla.

Solo quedaba yo. Sola.

— Montesco —lo miré.

— Capuleto —me sonrió.

— No vengo por ti esta vez —Hizo un puchero con sus labios y prosiguió con lo que hacía.— Vengo por ti —Señalé a Lucca, mi ex.

Me acerqué a él y estaba tan cerca que podría besarlo. El se acercó más y yo puse la palma de mi mano.

— Aléjate de mi, orangután —Lo abofeteé tan fuerte que todos los demás me vieron asustados. Dylan, que estaba atrás mío, empezó a reír.

— Y eso, ¿por qué fue? —dijo sosteniendo su mejilla.

— Me engañaste. El día del baile —El asintió recordando.— Fue hace mucho, pero sentía que te lo debía. Además, fuiste un novio terrible. Y ahora, que estoy con William que es tan... —Traté de buscar la palabra adecuada.— Caballeroso, atento y amable... Y tú tan... ¡Idiota!

Salí caminando de allí con la frente en alto. Separé a Bruno de Gracie, y a Merlina de Patrick.

— ¡El sexo era bueno! —escuché gritar a Lucca antes de llegar a mi novio. Will se paró firme y se dirigió corriendo hacia el idiota de Lucca. Yo lo seguía por detrás gritando que lo deje.

Familias en Guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora