La espera de Hyukjae [FINALIZADO]

Capítulo 2: alma cansada

Cubría su boca con ambas manos, tratando de ahogar esos sonoros sollozos. Las lágrimas salían veloces de sus ojos enrojecidos e hinchados, bajando rápidamente por sus níveas mejillas y muriendo en su blanca remera. Se encontraba en el sucio piso, hecho un ovillo en uno de los rincones de la sala abandonada, que utilizaban como depósito de mesas y sillas rotas. Con el pecho oprimido en dolor, respiraba entrecortado por el intenso llanto. Hyukjae no entendía como tanto amor daba por resultado tanta amargura.

Recordó sus actitudes posesivas, sus sonrisas, los abrazos frecuentes, la excesiva atención que recibía de su parte. Los "Te quiero", los "Te necesito", los "No me dejes solo", los "No puedo vivir sin ti", toda su esencia llamándolo en silencio, atravesando la solidez de su cuerpo y enterrándose en la profundidad de su corazón, el cual latía atropelladamente cuando el pececito le sonreía con esos ojos dulces.

Todo el desastre había iniciado hace medio año...

Aún con todos los miedos cerniéndose sobre él, Hyukjae había tenido el valor de declararse aferrándose a una pizca de esperanza de que su mejor amigo sintiera lo mismo y ,de que todas esas muestras de afecto, no fueran solo una mala interpretación de su parte. Desgraciadamente, sintió por primera vez cómo su corazón se resquebrajaba cuando escuchó por respuesta un "Yo no siento lo mismo por ti, Hyukkie".

Ni cuando había terminado con su primera novia, ni cuando su mamá lo había echado de casa, ni cuando su hermana Sora le gritó que lo odiaba, sintió tanto dolor. Se sintió como si un cuchillo se hubiera clavado en el centro de su corazón, haciéndolo añicos...

"¿Podemos seguir siendo amigos?", le había preguntado Donghae luego de un silencio incómodo, mordiendo su labio inferior, inseguro por la respuesta de Hyukjae que se hizo esperar. "Sí", le había respondido agachando la cabeza, ocultando sus ojos vidriosos, esforzándose porque su voz no sonara quebrada. Y sin decir más, el pez se había retirado de su habitación, dejándolo a él destruido.

Al poco tiempo sus sonrisas fueron perdiendo brillo, se veían forzadas, fingidas, tristes, hasta que simplemente dejó de sonreír. ¿La causa? La distancia que comenzó a sentir entre los dos. Por alguna razón, Donghae ya no pasaba tanto tiempo a su lado como lo hacía antes, pero no lo podía culpar, solo aceptar la situación, así que no tuvo otra opción que apreciar y valorar el poco tiempo que pasaba con él. De esa forma, la vida no le parecía tan injusta... hasta que, de un día para el otro, el pez le dijo que había conocido a una chica.

"¿Lo hace a propósito?", se preguntaba mentalmente cuando su amigo le pedía consejos de cómo conquistarla. Donghae nunca necesitó esa clase de consejos pues era un romántico de primera, pero entonces... ¿Por qué le contaba cada detalle de esa desconocida, que se lo estaba arrebatando sin que él pudiera hacer algo? Sentía como si su corazón fuese pisoteado, sin embargo, lo escuchó todo, cada palabra, cada frase, cada suspiró de felicidad que brotaban de esos delgados labios que siempre anheló en secreto. Lo escuchó todo porque era su amigo, por eso no le importó cuanta herida se hacía al prestarle sus oídos.