Capitulo 2

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Feliciano iba a la tienda todas las tardes, pues era su hora favorita del día. Su abuelo siempre le decía que caminara sin mirar a nadie, derecho a su destino, sin hablar con nadie, sin holgazanear, y de posibilidad con la vista en el suelo. Y así mismo volver lo más rápido posible. Pero Feliciano en cambio, disfrutaba su caminata cada tarde. Amaba caminar por los campos, recogiendo flores. Amaba correr por los polvosos caminos, haciendo carreras con los niños que ahí vivían. Amaba hablar con los pueblerinos y darle flores a muchachas bonitas. Y cuando acababa el día, lo qu e más amaba era sentarse bajo su árbol de roble favorito, no muy lejos de su casa, y simplemente observar como las nubes se desplazaban en el anaranjado firmamento.

En el momento en que Feliciano se acercaba al árbol, con canasta en mano y la tienda como destino, vio de repente la silueta de un alemán caminando despacio en la distancia. Su estómago pareció revolverse y sujetó su bandera blanca con firmeza, pero conforme se acercaba el alemán, lo reconoció como aquel que lo había ayudado en la calle el día anterior. Su estómago volvió a retorcerse, aunque por un motivo completamente diferente.

"Buonpomeriggio,alemán!"

El alemán lo miró y levantó una ceja, ladeando la cabeza en reconocimiento.

. "Buonpomeriggio, Italiano."

Feliciano sintió como si algo saltara en supecho. Sabía que no debía andar por ahí, saludando a soldados alemanes, pero no podía evitar pensar que este alemán, al menos este, era un hombre bueno. Tenía que serlo, ya que Feliciano no sentía miedo cuando estaba con él.

"Qué te trae a esta hermosa parte de Italia? Bueno, no como país… ´pues sé por qué estas aquí... Así que supongo que la pregunta es que te trae a estos campos? Nunca antes había visto a un soldado alemán tan lejos del pueblo…."

El alemán se tomó un Segundo antes de responder. "Sentí cierta urgencia de salir a caminar"

Feliciano asintió con la cabeza, pues le pasaba muy a menudo "Eso me suele pasar a mi también de vez en cuando. Acaso comiste demasiada pasta?"

El alemán solo parpadeó unas cuantas veces y frunció el ceño "No".

"Verás, es que yo siempre salgo a caminar después de una gran comida. Después me quedó dormido bajo esta gran roble…. Y después Lovino viene a levantarme y se pone furioso conmigo. Lovino es mi hermano mayor, por cierto. Tú tienes un hermano mayor?"

Al alemán le estaba costando seguir la conversación. Aunque Feliciano no entendía por qué…. Si él parecía hablar español perfectamente. "Sí, tengo uno".

"Y cómo se llama?"

"Gilbert."

"Y cómo te llamas tú?"

"Ludwig. Eh…quiero decir, Teniente Beil…"

"Ah~ encantado de conocerte, Ludwig! Mi nombre es Feliciano. Gracias de nuevo por detener a ese hombre cruel de ayer. Estoy yendo a la tienda para ver si están vendiendo tomates, te gustaría ir conmigo?"

"…Bueno" dijo Ludwig despacio, aunque no parecía convencido. "Es que yo también voy en esa dirección". Feliciano sintió cierta calidez instalarse en su pecho mientras el alemán caminaba junto con él a través de los campos. Feliciano tuvo que retener una rísa al imaginar lo que dirían el abuelo Roma y Lovino… caminando hacia el pueblo con un soldado alemán!

Caminaron en silencio por unos momentos, mientras Feliciano se tomaba cierto tiempo para examinar al alemán con más detenimiento. Su uniforme era un poco diferente de los que él estaba acostumbrado a ver pero lo reconoció como un oficial inmediatamente. Sus ojos descendieron a las decoraciones en su pecho, y un poco más allá, de manera que Feliciano no pudo evitar como los músculos en los brazos de Ludwig se notaban a través de la tela. Feliciano se mordió el labio, y se forzó a retirar la mirada, siéndose algo confundido. Sin embargo, se sacudió rápidamente esa sensación. Respiró profundamente y empezó a balancear su canasta felizmente, asombrado de cuan agradable era caminar a lado del alemán. Solo con pensar en que probablemente nunca más lo vería una vez llegaran a la tienda lo hacía decepcionarse. Pero estaría por venir.

Auf Wiedersehen, SweetheartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora