Capitulo 51

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—Aquí tienes. —le decía  ucker a su madre.

Alexandra:Siéntate. —le pidió.

Ucker:¿Dónde está dulce? —preguntó con seriedad.

Alexandra:Está bien. —le aseguró.

Ucker:Ya tienes lo que querías ahora devuélvemela. —le exigió.

Alexandra:Eres igual que tu padre ucker. —dijo dando un sorbo de su taza de café.

Ucker:dulce y yo no tendremos el mismo destino que ustedes. —le dijo con seriedad al saber a lo que se refería.

Alexandra:Tu comportamiento me dice que franco te contó la traición de victor—le dijo con calma—. Yo amé a victor, lo amé tanto como lo odie después.

ucker:, May y yo no tuvimos culpa de nada! —golpeó la mesa con odio.

Alexandra:Nunca quise involucrarlos en los problemas de él y yo. —le confesó.

Ucker:Pero lo hiciste —le recordó con las manos hechas puños—. Estabas tan ciega en hacerlo sufrir que no te detuviste a pensar que nosotros también sufriríamos. —le dijo.

Alexandra:No me justifico —le dijo con tranquilidad—. Ustedes siempre fueron lo más importante para mi.

Ucker:No me hagas reír. —dijo con tono sarcástico.

Alexandra:Piensa lo que quieras pero es la verdad. —le dijo.

Ucker:Toma tu dinero y vete. —le dijo.

Alexandr:No quiero tu dinero —se puso de pie y dejó un billete en la mesa—. El dinero es tuyo —el sonido de su celular llamó su atención—. Si —dijo al buscar en su cartera y ver el número de la clínica donde estaba dul

X:Señora, la chica tiene contracciones —dijo una chica del otro lado de la línea—. En cualquier momento puede entrar en parto.

Alexandra:Voy para allá. —y cortó la comunicación.

Ucker Se preocupó al ver como de repente el rostro de su madre se había puesto pálido y lo miraba con preocupación.

Ucker:¿Qué pasa?

Alexandra:Tiene contracciones. —dijo preocupada.

Ucker! !¿Qué? —preguntó en un grito.

Dulce no podía tener contracciones, le faltaba todavía dos semanas para entrar en parto.

Ucker:¿Dónde la tienes? —preguntó.

Ucker salió como alma que lleva el diablo luego de escuchar donde su madre había llevado a dul, claro se llevó los maletines donde estaba el dinero. Por un momento pasó por su mente perdonarla, perdonarla y olvidarse de todo pero al escucharla decir donde había llevado a dul nuevamente su odio se hizo presente, la había llevado a unas de esas clínicas de mala reputación.

No tardó mucho en llegar a aquel lugar y cuando lo hizo tomó a la primera enfermera del cuello.

ucker:Dónde está dulce-dijo con odio—. ¿Dónde la tienen? —un fuerte grito por parte de dul causó que soltara a aquella mujer y corriera hacia donde provenía aquel grito.

Se encontró con una puerta cerrada y la abrió de una patada cuando escuchó un jadeo por parte de dul

Ucker:dulce...—guardó silencio al verla de pie y ayudada por el doctor a sentar en una silla de ruedas.

Dul:u... Ucker...—dijo con una mueca de dolor.

Ucker:¿Qué tienes rojita? —le preguntó llegando a su lado y poniéndose a su altura.

Odio AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora