Recuérdame [AV]

Capítulo 20: "Así debe de ser"

*Narra ____*

Reí al recordar aquello, en ese momento juró defenderme, jamás creí que ahora sería él de quién tenía que cuidarme. Aún escuchaba su voz en mi cabeza...

"¡Cállate! ¡No digas nada! No quiero escucharte"

Abracé aún más fuerte la almohada, las lágrimas salían sin parar...

"No tengo la culpa de que tú novia sea una fácil"

Apreté mis ojos fuertemente.

"¡Mirénla! Está mujer decía amarme. Me voy 2 malditos días y me engaña con mi mejor amigo"

Sollozos salían de mi boca, las voces continuaban escuchándose...

"Señoras y señores les presentó a la zorrita de la escuela"

El llanto se hacía más fuerte...

"Dime, ¿cuánto cobras por tus servicios?"

La voz era cada vez más rápida...

"Ahora la perra se hace la ofendida"

Y la peor de todas...

"Me arrepiento de haber amado alguna vez a está zorra"...

Me levanté asustada, los últimos días había tenido el mismo sueño.

Voces gritándome incontables veces.

Ofendiéndome y llamándome zorra.

El hecho de volver a escucharlas en mi cabeza me ponía bastante mal.

Era como una pesadilla de nunca acabar.

En cuanto más me asustaba, más se repetían, hasta que despertaba.

Era muy real.

[....]

El día de hoy los chicos habían organizado una pequeña convivencia entre todo el equipo que hacía posible que el grupo funcionará a la perfección.

Tardé un poco en arreglarme. Pero era una comida bastante importante y elegante. Así que me demoré lo necesario.

Al llegar a las instalaciones visualicé la cabellera de Jos, no dude en ir hacía él.

- Hola- saludé besando su mejilla.

- Wow, luces más hermosa de lo que ya eres- de inmediato el calor subió a mis mejillas.

- Tú saco me gusta- alagué tocando la prenda- ¿Y los chicos?- cuestioné recorriendo el lugar con la mirada.

- Me parece que aún no están aquí, a excepción de Freddy, dijo que quería comer todo lo que su estómago le pidiera- solté una carcajada.

- Ese hombre jamás estará lo suficientemente lleno de comida- exclamé, el peli-negro rió.

Unas manos cubrieron mis ojos.

Sonreí.

- ¿Quién soy?- susurró a unos centímetros de mi oído.

Reconocería su voz hasta en el peor de los escenarios.

- ¿Pecoso?- murmuré. Bufó quitando sus manos de mis ojos.

Claro que era él.

- Me descubriste- reí.

Alguien aclaró su garganta.

Alonso se giró a saludarlo.

[....]