LXXII

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Estaba temblando interiormente, pero intentaba mostrarme tranquila. Parece ser que no funcionó y notaste mis nervios.

-Tienes que estar tranquila. -susurraste en mi oído cuando ya me habías girado y te habías puesto encima mío- Confía en mí.

Conseguí relajarme y simplemente dejarme llevar y entregarme a ti. Esta vez tú recorriste todo mi cuerpo con tus besos millones de veces, dejaste algunas marcas de aquel pintalabios rojo que siempre llevabas y, para mí, aquello era estar en el paraíso.

Me miraste a los ojos, supongo que para comprobar si estaba más relajada, y en aquel momento te uniste a mí y sentí dentro de mí un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, un escalofrío agradable; aquella noche fuimos una misma persona. 


ME ENAMORÉWhere stories live. Discover now