Epílogo

5K 433 168
                                    

Holaaa! Bueno, este es el último (Quizás) Al menos lo terminé antes de entrar a la universidad... Solo quiero decir que los amo y gracias n-n Quizás haga un capitulo para ver que fue lo que le sucedió al resto de la clase 10 pero... no lo sé... dependa de mi tiempo. Y si ustedes lo quieren leer claro :3 No puedo creer que haya estado aquí por mas de 2 años.

En la imagen está Diego Boneta (Golden Ryan)

Dioj voy a llorah!

Los amooo :')

___________________________________

Golden Ryan continuaba sentado al lado de los tíos de Dafne. La espera se volvía cada vez más larga, juraba haber escuchado sus gritos, los reconocía por el modo en que despertaba cada madrugada. La pierna de Golden subía y bajaba agitadamente con la mirada perdida.

Una corriente de aire frío golpeó su nuca. No era del aire acondicionada, algo se lo decía. Se estremeció. Vio de soslayo como el tío de Dafne se levantaba de su asiento y caminaba de un lado a otro dejando a su esposa sentada ocultando su rostro con sus manos.

Un doctor se acercó a ellos y los tres se levantaron de un salto. El hombre suspiró pasando sus dedos por su cabello.

—Lo lamento mucho —comenzó y la señora Abey cubrió su boca con su mano—, Dafne Zorrilla no lo logró —Golden escuchó el llanto de la señora a sus espaldas—, pero el bebé está en buenas condiciones. De nuevo, lo lamento tanto.

Golden bajó la mirada. Sentía como su corazón caía a sus pies y podía escucharlo partir en pequeños pedazos. Por una parte, sabía que llegaría ese momento, sabía que tenía que morir tarde o temprano.

—Denlo en adopción —sentenció el señor Abey abrazando a su esposa—, no lo queremos a nuestro alrededor.

Golden se limitó a verlos. No sabía si eran débiles o egoístas. Dejar a un bebé, una inofensiva criatura que no sabía lo que hacía.

—Quiero verlo —habló Golden.

El doctor vio a los señores Abey y luego a Golden, asintió.

—Por aquí —lo guió por el extenso pasillo blancuzco—. La señorita Dafne le había dado un nombre antes de morir.

— ¿Qué dijo?

—Kristen.

Golden tragó saliva. Tenía algo de sentido, Daniela y ella solían hablar de ella como una persona que no se merecía tal cosa, quizás le gustaba el nombre. O solamente pudo haberla visto y...

—Es aquí —El hombre abrió una puerta.

Había docenas de camas ocupadas por bebés. Todos adormilados y cubiertos por una manta azul o blanca. El doctor se acercó a una y levantó a esa pequeña criatura con delicadeza, como una muñeca de cristal. Al principio, Golden no estaba seguro de lo que hacía, actuaba de forma irracional. Ni siquiera era su hijo.

—Tenga —le dijo.

Golden extendió los brazos y el hombre se lo entregó. Golden estaba paralizado.

—Los dejaré solos.

El doctor salió de la habitación. Golden la escudriñó. Su piel era tan nivea y se veía suave, quería tocar sus mejillas. Juraba que detrás de esos hermosos párpados debían de ocultarse unos hermosos y grandes ojos negros como su madre. Su nariz era diminuta al igual que sus labios carne.

—Hola, Kristen —decía él con una media sonrisa. Se había formado un nudo en su garganta—. Eres la cosa más hermosa que haya visto. Esto es incomodo, pero no soy tu padre, o tu tio, o nada por el estilo, pero prometo que tendrás lo que ninguna niña tan hermosa como tu podría tener. Serás la niña mas feliz del universo y haré que tu risa sea escuchada por todo el mundo.

***

Madame Dulcinea estaba sentada en su silla usual. Detrás del mostrador con el estante de muñecas a su espalda y centenares de insectos enfrascados en todos los pasillos. Estaba leyendo la carta que Dafne se había negado en llevar.

Reencarnación.

En los pueblos asiáticos se solía pensar que un bebé era un frasco vacío que debía ser llenado por un alma, cualquiera disponible. Los espíritus reencarnaban en pequeños niños creciendo sin saber de su pasado. Esa era la razón por la cual las madres se sentían débiles, vomitaban, tenían antojos de comidas nada peculiares. Un alma que no había comido nunca pensaba en comer cualquier cosa. Las patadas, los malestares... Todo estaba vinculado. La iglesia decidió que el bautizo podía ser una buena forma para deshacer la maldad del ser en su interior.

Debajo había una imagen de un bebé rodeado por figuras oscuras y alargadas, rodeandolo. Dulcinea se levantó de su asiento dirigiéndose a su santuario. Sus pasos se volvían lentos y pesadas, la hoja se había caído de su mano y el frío la hizo estremecer. Cayó de rodillas liberando un último aliento y cayó en el suelo.

***

Pasaron días antes de que Golden pudiera llevar a su hija adoptiva a lo que sería su nueva casa. Había estado tanto tiempo con Dafne que se había olvidado cómo se sentía estar de regreso, el olor a canela lo invadió, al igual que los recuerdos.

—Este es tu nuevo hogar —dijo Golden cargando a Kristen con ambas manos.

Debajo de su brazo pendía un periódico. Lo soltó dejándolo caer en el suelo por accidente mientras subía los peldaños.

En uno de los pequeños artículos aparecía la declaración de un hombre que había muerto en su departamento con múltiples heridas y sin ningún testigo. No le sonaba el nombre de Alberto Mendy.

La habitación de Kristen era pequeña y pintada con el color lila. La cuna reposaba en una esquina cerca de la ventana con las cortinas púrpuras. Habían juguetes en el suelo al igual que una caminadora de Frozen. Golden dejó a Kristen en su pequeña cama y la escudriñó. Se veía tan pasiva. Las penas del mundo no la afectaba, aun. Pensar que algún día crecería y vería el mundo de otra forma lo destrozaba. Golden apartó la mirada y apagó la luz antes de salir de la habitación.

Se escuchaban murmullos en la pieza. Varias siluetas se habían formado alrededor de la cuna blanca, observaban al bebé con petulancia, ira, culpandola por todo lo que se había hecho. Por haberlos matado. Más de treinta pares de ojos viéndola descansar cuando los había torturado lo que parecía haber sido años.

Todos alumnos de la clase 09.

___________________________

Adioooos! :c

La Clase 10 © [#2 La Clase 09]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora