El aroma a perfume barato me dijo de quien se trataba: Alice, la que fue mi mejor amiga.

La risitas se volvieron escuchar,no estábamos solas.

Me ataron las manos.

—Oye, Brooke, ¿no crees que necesitas un corte?—hizo sonar las tijeras. Tomó un mechón de mi cabello y tiró de  cabeza con una fuerza impresionante.

Comenzó a cortar por retazos con rapidez mi cabello, me estaba dañando, las lágrimas bajaban y bajaban por mis mejillas sin mi autorización y los pensamientos de autosabotaje que siempre tenía me inundaron, por eso me dejó Will...

Me armé de valor, y sacudí mi cabeza llevando hacia atrás, choqué con algo que suponía era su cara.

—¡Perra!— Alice me dio un bofetada y caí al piso cuando una de sus amigas me dio un golpe en la parte trasera de la rodilla.

Las lagrimas llenaron mi rostro y, aunque tuviera el pañuelo que me impedía ver aun así cerré los ojos...

Llegaron las patadas como una ráfaga, me había quedado sin voz por causa de la impotencia de que este tipo de cosas me pasaran a mi ...y el dolor que sentía cada poro de mi piel.

—¿Cuando vas aprender que la mierda debe estar en su lugar?...—la voz hecha susurro de Alice caló en mis huesos destruyéndome por dentro una vez más.

Sabía que me odiaba desde hacía un tiempo pero no tenía idea de la razón precisa... Nunca había sido una chica sobresaliente como ella en la escuela... solo tenía buenas notas. Pero nadie me felicitaba ni me alababa como a ella, de hecho ¡nadie se me acercaba!, por lo que las razones para odiarme eran casi nulas...o eso creía yo.

Hartándome, como pude me levanté y zafé mis manos, con la misma dificultad me quité el pañuelo.

Los rostros de cinco chicas se asomaron en mi vista provocandome más temor del que tenía, y sin pensarlo le dí un golpe a Alice en la cara y salí corriendo del baño haciendo el mayor de los esfuerzos por mi cuerpo maltratado.

Mi nariz sangraba y mi boca también, sospechaba que tenia un diente quebrado pero eso no me importaba. Mi cabeza y mi costado dolían como el infierno.

Con mi camiseta iba secando un poco de la sangre que salía como cada vez que era golpeada. Y sí, nadie se daba cuenta de lo que estaba pasando porque se hacían los ciegos, sordos y mudos cuando se trababa de casos de abuso en la escuela. Solo se escuchaban cuchicheos por todas partes....

Corrí hasta la cancha de fútbol lo más pronto que pude, me metí debajo de las gradas. Ahí siempre iba a llorar.

Recosté mi cabeza en el frío concreto.

Mi cabeza estaba llena de dudas al igual que de miedo, de asco y dolor.

No tenía ni idea del porqué en la escuela te podían pasar cosas que nunca pensaste que te pasarían y más que la gente se hicieran los estúpidos ¿Cómo era posible que existiera tanto abuso dentro de un plantel "educativo"? ¿Cómo era tan tonta para no salir de aquí? ¿Cuál era la razón para seguir aquí? El miedo... esa era el mayor problema...todos eran más poderosos que yo... yo era una cosa insignificante... a nadie le importaba, ¿por qué me iba a importar a mi? 

Las lágrimas bañaban mi rostro como se les estaban haciendo costumbre, pero esta vez era más intenso el dolor que sentía ¿En serio merecía todo esto?¿Me odiaban tanto?

Preferiría secarme y morir por eso, que seguir con esta vida. No tenía idea de que era lo que me estaba pasando, ¡pero era horrible y una mierda!

¿Desde cuando me había convertido en una chica tan desgraciada? ¿En qué momento había reemplazado las risas por llanto?

Miré a lo lejos, todo estaba solo, los demás deberían estar en clases, era lo más seguro... continuando sus vidas aunque yo no estuviera ahí.

Resoplé y por instinto cerré los ojos, esto se estaba saliendo de mis manos...¿Qué debería hacer?...

Cuando abrir mis ojos luego de unos minutos me quedé sorprendida. Me había encontrado  con los mismos ojos miel de la clase de trigonométrica: Alex.

¡¿Qué hacía él aquí?!

¡¿Qué hacía él aquí?!

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Alex y yo durante el bullying (OstonHill #1) (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora