cap.5

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Llegué al dichoso bar y entré, había chicos bailando por doquier y el olor a alcohol se sentía mucho.
Al fondo divise a Dylan, frunci el ceño al verlo, estaba con Juliane, mi corazón se aceleró y no sabía si ir con el o no, pero era mi esposo no lo dejaría, un mesero pasó con unas copas y lo detuve, agarré el vodka que estaba y lo bebí a fondo, saqué un billete y se lo entregué, el al verlo no se quejo porque le dije que se quedara con el cambio y el billete era grande.
Juliane le decía algo a Dylan pero al verme se quedó pálida,

— ¡Juliane! Que sorpresa —, le dije obviamente fingiendo, que descarada aprovechándose de este pobre e indefenso borracho,

— amor —, dijo Dylan al verme y me abrazo, — te amo —, dijo,

— Dylan vamos a casa —, le dije y el asintió con la cabeza, yo pasé mi brazo por su cintura para que se apoyara en mí, — nos vemos, Juliane —, no quise hacer platica con ella.

Salimos del lugar y lo metí al auto. En todo el camino el se quedó dormido hasta llegar a casa. Le dí golpesitos en su mejilla para que despertara,

— vamos Dylan, despierta —, le dije y el abrió sus ojos. Tuve que cargarlo de nuevo hasta llegar a la habitación donde lo acomode en la cama, le quité los zapatos, los pantalones y la camisa dejándolo en boxers, me acosté a su lado y me quedé dormida junto a el.

Al amanecer no ví a Dylan en la cama, pero estaba en la ducha, fuí al closet a por mi muda y esperé a que Dylan saliera.
Al salir lo ví,

— buenos días, amor —, amor, primera vez que me dice así, sonreí por dentro, el me abrazo por la cintura,

— buenos días ¿como te sientes? —, le dije, el se tiró a la cama llevandome con el, acaricie su pecho desnudo y el tenía los ojos cerrados, — te diste una buena cruda ayer —, admiti, el sonrió de lado, le besé su mejilla y me apretó más a él,

— tengo que ir a trabajar —, me dió un casto beso y se cambio, apesar de todo amaba a este hombre, me duché y me cambie.

Logré ver a Dylan antes de irse a trabajar, me prometió llegar temprano, a las seis como siempre.

El día pasó en ir a yoga, dar una vuelta al centro comercial y almorzar con Tira. Eran las 5:30 y ¿por qué no ir a ver a mi esposo a su trabajo?, supongo que no estaría mal y así fastidio con mi presencia a Juliane.

Me cambie de ropa y me dirigí a su empresa, estacioné mi auto frente a esta, crucé la calle y entré, saludé a la recepcionista que ya se hiba y le pregunté por Dylan,

— el señor Peterson aún se encuentra en su oficina —, me dijo y yo le agradecí, subí al ascensor y presione el botón del último piso.

Al llegar bajé y ví a Juliane, ella palideció, siempre tenía que hacer eso cuando me veía, obvio es la "amante" de mi marido, y eso era extraño, pero yo... Yo soy su esposa y la mujer que ama, tengo muchas ventajas,

— hola, Juliane —, la saludé, ella me miró con sus perfectos ojos y fingió una sonrisa, me odia se nota, yo mientras fingiré ser amable con ella,

— señora Peterson —, dijo,

— ¿se encuentra mi esposo? —, dije, y antes de que hablara salió Dylan,

— Juliane necesito que... —, no terminó la oración por verme, — amor ¿que haces aquí? —, preguntó sorprendido, se acercó a mí y besó mi frente,

— estaba cerca de aquí y me dijiste que salias a las seis —, mentí, no quería sonar desesperada,

— esta bien, deja que termine los últimos papeles y nos vamos. — yo asenti, — Juliane necesito que termines estos papeles — le entregó un folder y me hizo pasar a su oficina, — acomodate mientras término aquí —, me dió un casto beso en los labios y se sentó detrás de su escritorio se veía tenso con mi presencia, ví el gran ventanal detrás de el y me acerque a este, era una maravillosa vista de New York,

— Christian Grey tiene una oficina casi igual —, dije y escuché su risa, soy una aficionada enamoradisa de ese hombre ficticio,

— me pondré celoso Emma. No lo compares conmigo —, me dijo y yo reí, obvio el se queda dos escalones abajo frente a ese hombre.

— Sabes... Cuando leí el libro desee ser Anastasia Steele para tener a mi señor Grey — le dije y escuché que se levantó, me abrazó por atrás y besó mi hombro desnudo,

— me estas tentando "Ana" —, me dijo y yo reí por el apodo,

— ¿no tienes trabajo que hacer? —, le dije y el rió, se separó de mí y se sentó en su silla. Yo en cambio me senté en uno de los asientos de enfrente de el y subí mis pies al sillón, pensé que me regañaria pero no, empecé a tararear una musica en coreano y sentí su mirada en mi, me caye enseguida y desvíe mi vista,

— si tienes hambre le puedo pedir a Juliane que te traiga algo —, me dijo aun con la vista en esos papeles, por lo visto hay mucho trabajo,

— no te preocupes yo voy, han de tener mucho trabajo que hacer —, me levanté y fuí a la cocina de la empresa, subí al ascensor y pulse el segundo piso donde estaba.

Al llegar ví muy espaciosa la cocina, eran blancas las murallas y los muebles eran de color negro, dándole una vista de elegancia, me serví chocolate de una máquina y robé un rollo de galletas de chocolate, ya eran las 7 y ya había oscurecido. Me daba miedo estar en este piso oscuro y solitario, así que volví a subir antes de que la paranoia que tengo se apodere de mí y empiece ver cosas que no son...

Su AmanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora