Capítulo 1 - Habitación 203

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Ir con 17 años a un internado es de locos. Ni siquiera estaré ahí un año completo. Al menos será mixto.

-Como no bajes en 20 segundos te meteré en un reformatorio, tu decides. -gritó el jefe de la policía, osea, mi padrastro.

A regañadientes bajé, sabía que eso lo decía en serio. Nunca bromeaba cuando llevaba la placa consigo.

-Ya estoy, venga, quiero llegar ya a mi nueva cárcel.

-Te dije que te tiñeras el pelo, ¿cómo vas a ir con el pelo azul?

-Tú tienes mechas blancas y no te digo nada.

-Se llaman canas, y salen con la edad.

-Es verdad, se me olvidaba ya que estás en tus últimos telediarios.

-Cierra esa boca y entra en el maldito coche.

-Shh, en esta casa no se maldice.

-No se como tu madre te puede llevar aguantando 17 años. Ahora entiendo a tu padre.

-Mi padre no se fue por mi, si no por la zorra de tu noviecita. Él me adoraba, hasta que apareciste tu y la cagaste. Si tu no te hubieras follado a mi madre, ahora seguiríamos siendo una familia, de las de verdad. Te odio, y juro por mi padre, esté donde esté, que me las pagarás, tú y la madre que me pario.

No dijo palabra alguna. Se subió al asqueroso coche de patrulla y yo lo imité con cara de pocos amigos. Tras varias horas en silencio, se digno a hablar.

-En unos minutos llegaremos al internado, estarás ahí hasta tu mayoría de edad, y si tu comportamiento no mejora, acabarás en la cárcel. Cometiste los suficientes delitos como para llevar ya años en un reformatorio, de nada.

-Ni sueñes que te voy a agradecer algo, si no fuera por ti, yo sería una chica 10, tú fuiste la que me arruinó, esto es tu culpa.

Llegamos a aquel tugurio poco después de compartir aquellas palabras. Ese mequetrefe recogió mis maletas del maletero y las dejo en la puerta.

-Aquí te dejo. Arréglatelas como puedas. -dio media vuelta y se dirigió de nuevo a su coche-

-¡MALDITO HIJO DE PUTA!

-Cuida tu vocabulario, jovencita.

-¿Que hay fiesta de disfraces o qué?

-No, ¿por qué lo dice?

-¿Esto es un puto internado de monjas?

-Ese vocabulario, niña.

-Será cabrón... -susurre-

-Veo que va a necesitar unas cuantas lecciones, si no aprendes por las buenas, aprenderás por las malas. Y tienes un día para hacer algo con ese pelo, o yo misma me encargaré de rapartelo. Buenos días. -y dicho eso, se retiró-

Tenía tanta ira dentro de mi, que creí que explotaría en esos mismos instantes.

-Vaya, vaya, ¿tú eres nueva por aquí, no? -dijo un chico, bastante guapo. Primera victima, hola.

-Tal vez. ¿Me llevas las maletas?

-¿Tengo cara de mayordomo?

-Tienes cara de muchas cosas, ¿me las llevas o no?

-Claro, y luego te cojo en brazos y te llevo a la habitación.

-Eso lo dejo en tus manos -le guiñé un ojo y entre en esa cárcel-

Me dirigí al interior del internado, aquello era horrible, pedía a gritos a Holly. Y ahí me tenía, voy a cambiar todo esto, oh si.

-¿Se puede saber que hace sin uniforme? -otra monja, menudo infierno-

-No tengo, acabo de llegar. -vi al chico cargando con mis maletas y dejándolas a mi lado.

-¿Louis Tomlinson haciendo algo bueno?

-Por supuesto, ¿acaso lo dudaba?

-¿Louis no? -asintió- Yo soy Holly -sonreí, al igual que él-

-¿Holly Smith? -mi cara empalideció-

-¿Cómo que Smith? No, Holly Green.

-Lo siento, solo hay una Holly inscrita y es Smith.

-Lo mato, en cuanto salga de aquí, lo mato.

-Comportándose así, lo dudo.

-Soy Holly Green, mi padrastro es Smith. Yo no tengo su apellido, por lo que Holly Smith, no existe, ¿entiende?

-Pero ya está inscrita con ese nombre.

-Pero no puede inscribir a alguien con un apellido falso.

-Intentaré hacer algo.

-No, no lo va a intentar, lo va arreglar si o si. Yo no pienso estar inscrita con el apellido de un mal nacido. ¿Qué putadas más me hizo? ¿Dormiré en el sótano? ¿Llevaré hábitos? ¿Comeré bazofia? Me va a pagar una por una todas las que mi hizo, como que me llamo Holly.

-¿Y cómo piensas salir de aquí? -me susurró Louis-

-Seré una chica perfecta, ya verás.

-Hermana -le hablé a una monja- ¿en que habitación me toca? Soy Holly, la nueva.

-Oh, cielo, voy a mirar.

-No está mal, pero puedes mejorar -intervino Tomlinson-

-Aquí tienes la llave, es la 203.

-Gracias, que Dios la bendiga. -Se fue con una amplia sonrisa, una menos para chantajear-

Vi que Louis estaba pálido y mirando a un punto fijo.

-Louis, eo, ¿estás aquí?

-Eh, si... perdón, es solo que... esa habitación...

-¿Qué pasa?

-Ven, acompáñame.

Cogimos mis maletas y fuimos a una habitación que no era la mía. La 198.

-Ésta es mi habitación, entra.

-Me quieres contar ya, no aguanto tanto misterio.

-En esa habitación murieron varias chicas, la mayoría como tú. Rebeldes. Primero las violaban y luego las descuartizaban o les cortaban las venas. Siempre decían que eran suicidios, pero todos sabemos que eso no es así.

-Louis, me estás asustando.

-Tampoco es tan raro.

-¿Cómo? No oí bien. -dije sarcásticamente-

-Aquí te dan palizas mortales a diario, o aprendes por las buenas, o aprendes por las malas, pero aprendes.

-Esto es alucinante. Me tengo que ir de aquí.

-No puedes. No hay salida.

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Sin salida. {Niall Horan}Where stories live. Discover now