DROPPED 2 - CLOUDS

Capítulo 47

Jared

En cuanto las puertas se abren, los chicos y yo salimos de allí, sin poder hacer nada para retroceder el tiempo y poder ayudar a Bethany. Maldita sea, ella me ayudó todo lo que pudo y yo sin embargo no he hecho nada para impedir su maldita muerte.

-Nada está saliendo como pensaba que saldría. -confiesa Tom, quien camina cabizbajo.- Bethany debería estar ahora con nosotros, le prometí que saldríamos todos de aquí, y que viajaríamos a Australia. -se ríe amargamente.- Supongo que es lo que tiene planear cosas para tu futuro cuando ni siquiera sabes si vas a tener uno.

Algunas personas dicen que nuestros destinos están escritos, pero yo no lo creo así. Yo creo que nosotros lo vamos escribiendo como queremos conforme lo vamos viviendo, nosotros tomamos las decisiones, nosotros elegimos los momentos, las personas con las que queremos estar y con las que no. Nada está escrito.

-Yo también le dije que le ayudaría... -dice Kai.-

Continuamos caminando mientras Kai y Tom se lamentan de la muerte de Bethany. Yo intento mantenerlo fuera de mi mente, no quiero sentirme culpable, ni sentir tristeza en los últimos días de supervivencia, es ahora cuando más centrados tenemos que estar en salir de aquí.

Pronto la noche llega, y nos sentamos en el suelo sin saber muy bien qué decir. 

 Agradezco que el clima se haya comportado y no haya llovido estos días, ya que Phoenix no es uno de los sitios más cálidos precisamente.

-¿Qué pasó después de que te acostaras con Elsa? -pregunta Tom, mientras arranca césped con sus manos.- ¿Cómo actuó Walter?

Los recuerdos siguen frescos en mi mente. Recuerdo perfectamente aquella noche...

Flashback.

Me encuentro en la silla junto a la barra mientras observo como algunas chicas menean sus enormes traseros en la pista de baile, y de mientras me voy quedando con las caras de algunas para más tarde.

Entonces una mano me coge del hombro y me gira. Walter, genial. No sé cómo hemos llegado exactamente hasta este punto, pero ahora, cada vez que nos miramos solo hay fuego en nuestras miradas. 

 Cuando me mira de esa misma manera sé a lo que viene, y no puedo evitar sonreír vacilante.

-Eres un hijo de puta. -gruñe para después plantar uno de sus puños contra mi nariz.-

Me tira de la silla y jadeo al sentir mi espalda tocar el suelo. Joder, me ha dado fuerte el cabrón. Me levanto con algo de dificultas con la ayuda de algunos hombres que se han percatado de la escena, y entonces la veo a ella, detrás de su hermano. Su melena rubia roza sus hombros y sus ojos parecen estar cristalizados. 

-Has llegado muy lejos. -dice y empieza a caminar hacia mí.- Te follaste a mi novia, a mis amigas, pero que te hayas follado a mi hermana no te lo perdono. -ladre y me coge del cuello de mi chupa.-

-Tu pequeña hermana andaba como una gata en celo y yo le di lo suyo. -sonrío y siento como la sangre que corre por mi nariz se mete en mi boca.-

Aprieta su agarre y tensa la mandíbula. Sé que se está controlando para no volver a pegarme, y sé que se lo estoy poniendo difícil.

-Si es lo que querías, está bien, tu ganas, ya no me follaré a ninguna chica tuya. Pero deja de lugar con mi hermana. -escupe cada palabra.-

Sabía que acercarme a su hermana no le iba a gustar nada, y fue justamente por eso por lo que lo hice. Sí, puedo ser una mala persona, me la suda, me gusta ser así. Me gusta ver sufrir a la gente, me gusta que ellos sientan el dolor que yo he sentido, pero, lo que más me gusta, es ver el dolor a través de sus ojos.