Capítulo 10

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Encuentros

—Gracias por traerme, Jace —sonrió ella al bajar al auto.

Jamás hubiera creído que el rubio no era tan malo como pensaba. Al contrario, en el largo trayecto en auto había descubierto el lado amable y divertido de Harries. Estuvo riéndose por sus ocurrencias y viendo su escondido lado infantil, ese que jamás hubiera imaginado.

Aunque obviamente no eran amigos, por un corto instante sopesó la idea de llevarse bien con él. Pero los problemas que Jace y Hannah tenían continuamente, se lo impedían de inmediato.

—No pasa nada —Se encogió él de hombros—. Hey... Ando algo apurado y... —carraspeó y esbozó una amplia sonrisa—. ¿Puedo usar tu baño? Bebí mucha limonada y mi vejiga no soportará más.

—Claro.

Caminó a trompicones a la puerta principal y, con la mochila en mano, buscó en ella su manojo de llaves.

Frunció el ceño cuando su mano cogió su teléfono que no dejaba de vibrar y sintió el aire escaparse de sus pulmones al ver el nombre de Darren cubrir la pantalla.

"5 llamadas perdidas" Colgó la llamada y con el fastidio cubriéndola, se dispuso a abrir la puerta de su casa.

Al menos las llamadas se habían detenido y Ford se había cansado de insistir.

—¿Qué jodidos quieres? —espetó Jace a su lado—. Escúchame bien, Darren, no quiero problemas, ¿bien? Haz lo que tengas que Hacer u no me fastidies.

Rodó los ojos, fastidiada al recordar que Darren se había enfadado con ella solo por haber encontrado una foto con su ex—enamorad. Y de aluna manera también le dolía. El solo hecho de pensar en lo mucho que aquel chica seguía importándole tanto a Ford, hacía que su estómago se estrujara como respuesta.

—Kendall, ¿estás bien? —farfulló el rubio a su lado con una mano sobre su hombro.

Asintió apresuradamente y, finalmente, terminó por abrir la puerta con cierta brusquedad.

Entonces todo empeoró.

Se quedó con la boca entreabierta y sus ojos abiertos en desmesura al verlos en medio del salón.

Drake sujetaba a Hannah del rostro en la escasa distancia que los separaba. Parecían como una pareja apuntó de darse un beso.

Pero no era ella el problema.

Se sintió incómoda con Jace a su lado, de pronto tan tenso que podía oír su respiración agitada por la furia.

—Hannah... —murmuró confundida al ver a su amiga tomada de la mano de Drake—. ¿Qué hacen aquí?

Drake no dejó de esbozar su típica sonrisa capaz de derretir un témpano de hielo hasta que fijó sus ojos sobre Jace. Pareció tensarse tan repentinamente que Kendall no se sorprendió cuando soltó la mano de su amiga y se alejó de ella como si le repeliera.

—Jace, escucha... —intentó decir Drake con desesperación.

—Vete a la mierda, Donovan —espetó el rubio antes de salir de la casa dando un sonoro portazo.

Estaba cansada de tantos problemas entre sus amigos. Camino hasta Drake, ahora segura que él, a pesar de su reputación, no era tan bueno y tranquilo como parecía.

—¿Qué haces aquí? —espetó furiosa.

Pero el moreno apenas le oía. De pies y con los ojos fijos en la puerta, no dejaba de sacudirse el cabello una y otra vez. Lucía entre furioso y arrepentido.

KENDALL ©Where stories live. Discover now