Capitulo 19

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Capitulo 19

Narra Malú

-¡Vanesa! ¡VANESA!

Grité lo más fuerte que pude, corrí detrás de ese coche como si mi me fuera la vida en ello, aunque en realidad así era. Ella iba ahí, pero ¿qué ha pasado?

Cuando el coche ya no era visible ante mis ojos di media vuelta, acelere aún más mis pasos y me subí al mío. Intente perseguirlo pero los perdí. Volví a casa asustada, cogí el teléfono y llame a José.

-¡Hermana! ¿Cómo te encuentras?

-Se la han llevado José... (Rompí a llorar) Estaba delante de mí y se la han llevado... No sé qué hacer, ella es todo José...

Apenas podía hablar, solo lloraba y me maldecía por haberla dejado salir a correr. Pero no había vuelta atrás. José me calmó, y le expliqué lo que vi. Y en unos minutos ya estaba dirección Madrid. El viaje era largo, así que me recomendó llamar a alguien que tuviera cerca e ir a denunciar. Cogí el teléfono y marqué.

-Ana...

-¿Malú?

-Necesito tu ayuda...

Solo pude pensar en ella, Ana era su mejor amiga, su mano derecha. Sabía que la preocuparía, pero también sabía que podía ayudarme quizás a entender lo que había pasado, y por supuesto sabía que tenía que contárselo. Ella reaccionó rápido, y vino a mi casa. Cuando llegó nos abrazamos y lloramos juntas durante unos minutos. Al final respiramos hondo, teníamos que afrontar aquello y encontrarla.

-Vamos a ir por pasos... (Nos sentamos en el sofá) No llamaremos a sus padres aun, primero tenemos que llamar a la policía... Y ellos sabrán que hacer, ¿te acuerdas cómo era el coche?

No podía dejar de pensar en ese vehículo, ¿Cómo no iba acordarme? Se había llevado a mi chica...

Llamamos a la policía y se presentaron a mi casa minutos después, me avasallaron a preguntas, recuerdo que el coche era gris, grande, tipo 4x4, de último modelo, no llevaba matricula, así que no pude dar muchos más datos... No vi ni quien se la llevo. Si hubiera corrido más hacia ella, si hubiera llegado antes.

La mañana paso mientras los agentes cogían huellas de Vanesa por mi casa, marcas de la carretera e imágenes de mi cámara de seguridad. Quedamos en que si me acordaba de algo más les llamaría al instante, acto seguido se fueron dejándome sola con Ana.

La miré, tenía el móvil de Vanesa en las manos, me senté a su lado, en el sofá.

-Lo siento mucho Ana...

-(Me miró extrañada) No tienes que sentir nada, y escúchame bien... La vamos a encontrar, ¿de acuerdo?

Asentí, y después de unos minutos en silencio se despidió, tenia mil llamadas que hacer, era hora de avisar a sus padres y hermanos, para ponerlos en alerta por si tenían noticias de Vanesa. Yo me quedé en casa, esperando a José, no tenía hambre, solo ganas de llorar, en mi cabeza no paraba de repetirse la misma imagen. L

De pronto oí un coche en el exterior, me levanté de un saltó del sofá, corrí hacia la puerta.

-¡Vane!

No era ella... Y volví a hundirme.

-Ya está pequeña... Estoy aquí.

Me abrazó, y por su olor sabía que era él. Me alejé.

-¿Qué haces aquí?

-He venido a verte...

-Yo no quiero verte Gonzalo. Hoy no.

Quise cerrar la puerta pero puso su pie en medio de esta, y entró. Yo me dirigí otra vez a mi sofá. Cogí el teléfono por si había alguna noticia, pero nada.

-Vete.

-Me necesitas.

-(Me hizo gracia el comentario, y reí sarcásticamente) ¡Ja! No me hagas reir... Nunca te he necesitado. ¿Porqué iba hacerlo ahora?

Se puso nervioso, le noté como su cara cambiaba, yo no iba a decirle que había recuperado la memoria, aunque me hubiera encantado contarle que sí lo había hecho y por fin decirle que lo nuestro fue el error más grande de mi vida. Pero no era el momento. Carraspeó y continúo.

-Bueno, veo que Vanesa no está aquí...

Un momento, ¿cómo sabe que ella no esta aquí? Malú hazte la fuerte, me dije a mi misma.

-A salido un momento...

De pronto alguien estaba abriendo la puerta, yo me levanté, ¿Podía se ella? Ojalá.

José entró a mi casa, y yo fui corriendo a él y le abracé.

-No digas nada de VANE.... (Le susurré mientras le abrazaba)

Él y Gonzalo se saludaron, hacia meses que no sabían el uno del otro.

-Gonzalo ya se iba... ¿verdad?

-Bueno...

Me fui a la puerta y se la abri para que se fuese y poder hablar tranquilamente con mi hermano, bajó la cabeza y por fin, se fue.

-¿Estás bien?

Volví abrazarme a él, fuerte, y rompí a llorar, y él me acarició y besó la cabeza.

-Gracias por venir...

Nos sentamos en el sofá para contarle lo ocurrido, con Vanesa, con Ana y la policía.

-¿Y yo puedo hacer algo?

-Esperar...

Me apoyé con la espalda en el sofá, y él se inclinó hacia la mesa. Y cogió unos papeles.

-¿Y esto?

Miré lo que había cogido, eran las libretas donde tenía guardado los temas de 'Caos'.

-(Le miré y al no contestarle se giró hacia mi) ¿Has recordado algo?

-(Asentí) Si... Iba a decirle a Vanesa que me acordaba de ella... que la quería... pero no llegué a tiempo...

No podía más.

-¡Ey...! Se lo vas a decir, vas a decirle que te acuerdas de todo, y que la quieres. Te lo prometo.

La tarde pasó entre mil recuerdos, mil preguntas de mi pasado que respondí a la perfección. José solo pretendía que me olvidara por un rato de la situación, y aunque lo intentó no lo consiguió. Las preguntas pasaron por la familia, por mis amigos, por Vanesa y también por Gonzalo. Cuando llegamos a este, paré de responder. Un momento. Me levanté del sofá y cogí el portátil que tenía guardado en el escritorio. Lo abrí, busqué la carpeta de este mismo verano, se cargaron las fotografías y ahí estaba.

-¡Este es el coche!





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Quería deciros que falta poco para terminar la historia, pero que ya estoy tramando algo...

¡Muchas gracias por leerme!

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