Capitulo 16

35.1K 1.7K 40
                                    

Esperanza.

Papa venia corriendo hacia nosotras. Estaba agitado y todo sudado cuando llego a donde nosotras estábamos, le sonreímos con mama y él trato de recuperar el aire para poder explicarnos porque corría hacia nosotras. Observe a mama y se veía tan feliz, había vuelto esa sonrisa hermosa que tenía, había vuelto la familia.

-Mi amor... lo siento...- papa seguía agitado, pero estaba dispuesto a hablar- por favor vuelve a casa, no puedo estar ni segundos sin ti.

Mama con algunas lágrimas en los ojos se abalanzo a un papa fatigado, lo abrazo, le lleno la cara de besos y luego se dieron un apasionado beso en la boca, fue lindo el beso, pero como yo soy su hija tal vez fue un poco incómodo para mí. Mama le quito a papa el sudor de su cara con un pañuelo y le murmuro, pero yo escuche todo.

-Encontré a mi hija, amor, por favor, perdónala. Seamos como antes, los 3 juntos y unidos e inseparables- mama le dijo.

La pelea con mama y papa fue fuerte. Muy fuerte. Lo bueno es que no estuve en casa para escuchar la pelea, ya que me pondría muy mal escuchar a mis padres gritando. No solo discutieron por mi embarazo, sino que también mama se enteró que papa se acostaba con la secretaria. A través de unos llamados. Pero papa le confeso que todo era verdad, pero desde que yo me había ido de la casa, él la despidió y no la volvió a ver. Dijo que fue un estúpido al engañar a la mujer que amaba. Papa siempre sintió que algo le faltaba en su vida, pero nunca fue así, siempre lo tuvo todo. Sin embargo, una vez que la falto su hija se dio cuenta de que lo tenía todo y solo era un capricho el querer tener más. Mama me dijo que estuvo muy mal lo que ellos me hicieron a mí, lo de echarme de su casa estando embarazada, pero también gracias a mi partida papa se pudo dar cuenta de que lo tenía todo, y mama también se dio cuenta de que no todo en la vida es color rosa, hay cosas negras, rojas, rosas y también blancas. No todos nacemos con la vida fácil, siempre hay un obstáculo. Yo le dije a mama que el que engaña, tranquilamente, lo puede volver a hacer. Pero ella me negó, y al ver la fe y el amor que le tiene a mi padre a través de sus ojos, tal vez le podría dar una oportunidad a papa como él espero que se la dé a mi hijo o hija.

Papa suspiro, se alejó de mama y se colocó frente a mí, primero me observo el rostro con algunas lágrimas en sus ojos y luego bajo la vista a mi vientre.

-¿Puedo?- dijo señalando mi vientre. Yo le sonreí y asentí, levante mi camisa y observe a papa como me daba suaves besos en el vientre y le hablaba a mi barriga. Aun no se movía mi bebe, pero espero que allá escuchado las palabras hermosas que de seguro le dijo su abuelo, todo lo murmuro y con mi madre no supimos que le dijo a mi bebe.

Él se levantó y me observo mi rostro, se acercó a mí y tomo mi cara entre sus grandes manos arrugadas.

-Lo lamento, cielo. Lo lamento. Te amo más que nada, no quiero perderte de vuelta hija mía, prometo cambiar, lo voy a hacer, voy a cambiar por vos, mi nieto y tu madre, porque son las personas más importantes para mi... y no las quiero perder por nada del mundo- me dio un suave beso en la mejilla y yo lo abrace con las lágrimas a punto de salir, me había dicho unas hermosas palabras.

Tal vez haya perdido a una de las personas que más amo, Ethan, pero recupere a dos.

-Bueno, hermosas. Vamos a casa- dijo papa con una sonrisa.

¡Iba a volver a mi casa! Dios, estaba feliz.

***

-¿Café amor?- pregunto mi madre a papa.

-Sí, por favor- dijo él.

-Yo también quiero- hice cara de perrito triste.

Mi madre negó con la cabeza. Bah, no perdía tanto por intentarlo. Pero lo juro, lo que más extraño es el café.

-¿Qué es el local de la esquina?- les pregunte a mis padres. Papa leía el diario frente a mí y mama hacia el almuerzo.

-Es una librería, hija- me contesto papa.

Sonreí y casi chillo de la emoción, había libros a tan solo paso de mí. Papa rio al ver mi cara, sabía que me gustaban mucho los libros. Por ese tema, no había hecho casi ninguna amistad en el secundario, ya que era la típica rata cliché de la biblioteca del colegio, nada más que yo nunca me enamore del capitán de futbol americano.

-Ya se, podría trabajar ahí...- le dije a mis padres. Espero que me dejen.

-No, no, de ninguna manera Esperanza, estas embarazada- dijo mi padre serio.

-Oh, papa, por favor. Quiero tener mi propia plata, quiero poder juntar plata para mi bebe.

Mi padre y mi madre suspiraron exhaustos, sí, era un caso perdido. Pero era verdad, quería tener plata para mi bebe.

-Prometo ir a trabajar y volver a casa, nada más, por faaaaa- rogué.

-Está bien-dijeron mis padres sonriendo y al unísono.

Embarazada en apurosWhere stories live. Discover now