—¿Cuándo has entrado? —inquiere ella, con una ceja perfectamente enarcada. Su tono es todavía más alto de lo normal puesto que no se debe estar escuchando a sí misma. Seguro que tiene la música al cien por cien de volumen.

Él no emite ningún tipo de respuesta, por lo que Jade se quita los auriculares de una vez por todas.

—¿Qué quieres?

—He venido a hablar con vosotras.

Jade camina hasta quedarse a mi lado, curiosa y desconcertada a partes iguales. Ahora ambas nos encontramos enfrente suyo. Caleb nos observa durante unos segundos, sin decir absolutamente nada. Me choca reconocerlo, pero parece enfadado con nosotras. Más bien, la palabra adecuada sería "decepcionado".

Siento dolor de cabeza cuando nos pregunta qué es lo que nos ha pasado hoy, que por qué hemos estado actuando así. Es exactamente lo que esperaba que diría. De hecho, también insiste en que no entiende nuestra forma de ser con Candice.

—No tienes ni idea. Hazme caso cuando te digo que no la conoces —espeto, visiblemente molesta con sus palabras.

Su cara me dice que no me comprende para nada.

—No la conozco, pero no me importaría conocerla. —Se encoge de hombros, mientras sus palabras me sientan como un golpe donde más me duele. Desvío la mirada rápidamente, asegurándome de que no note el pinchazo que he sentido por dentro—. A menos que me digas por qué no debería hacerlo. ¿Por qué no debería darle una oportunidad, Evelyn?

Abro la boca, con un millón de razones para darle, pero no puedo evitar plantearme si me creería o me tomaría por mentirosa. Aunque resulte irónico, parece que Candice tiene mucha más credibilidad que yo.

—¿Sigues confiando en mí, Caleb? —interviene Jade, por lo que me siento infinitamente aliviada.

—Nunca he dejado de hacerlo. Sabes que eres mi persona favorita aquí dentro, a pesar de que hagas estas tonterías...

—Bien —le frena ella—. Entonces, confía en mí cuando te digo que no deberías fiarte de Candice.

Caleb niega con la cabeza, como si le estuviéramos diciendo la mayor locura del mundo. Y de repente, suelta una fría carcajada. Se nota que en algún momento Andrew y él fueron muy amigos, ya que ambos se ríen por cosas que no tienen ninguna gracia.

—Jade, confío en ti. Pero no puedes decirme de quién fiarme sin darme ninguna razón de peso.

La aludida ahoga un grito exagerado, ofendida. Ahora es ella la que mueve la cabeza de un lado a otro, queriendo demostrarle que está cometiendo un gran error. Finalmente, se da por vencida y se vuelve a poner un auricular en cada oreja. Toma la fregona entre sus manos y se adentra en el comedor, dejándonos solos. Jade es la mejor persona del campamento, sin lugar a duda, pero odio cuando va tan por libre y me deja en estas tesituras.

Sin siquiera despedirme de él, empiezo a subir las escaleras que llevan al segundo piso. Escucho sus pasos detrás de mí pero sigo avanzando, y es que quiero huir de cualquier conversación relacionada con ella. No obstante, siento sus dedos agarrándome del brazo de forma repentina, impidiéndome subir más escalones.

—No me has respondido.

—¿Qué? —Rodeo los ojos. No me agrada cuando es tan sumamente insistente.

—Que por qué no debería darle una oportunidad a Candice.

A pesar de que no quiero hablar de ello porque no quiero mostrarme como alguien débil, contemplo la idea de contarle todo, prácticamente lo mismo que le he contado esta tarde a Jade.

Campamento de Verano© (Verano #1) [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now